Cerrado el cuarto capitulo del dialogo de paz entre el gobierno mexicano y el Ejercito Zapatista de Liberacion Nacional (EZLN) la posibilidad de lograr una salida pronta y definitiva a uno de los graves problemas que enfrenta el presidente Ernesto Zedillo es aun lejana.
En efecto, las negociaciones celebradas en San Andres no registran reales avances y tampoco acuerdos sustanciales que permitan advertir que la publicitada voluntad del gobierno y la guerrilla por encontrar soluciones se concrete.
Mas aun, la imposibilidad de resultados efectivos en el proceso de dialogo es justamente una consecuencia de mutuos incumplimientos y permanentes desacuerdos en la mecanica y procedimientos propuestos de parte y parte.
La expulsion de tres sacerdotes extranjeros de la diocesis de San Cristobal dirigida por el obispo Samuel Ruiz, la doble masacre de campesinos en el estado de Guerrero y la recurrencia de hechos de violencia evidentemente complicaron el clima de negociaciones e hicieron menos esperanzadora la solucion del conflicto de Chiapas.
Resulta logico suponer que esas lamentables acciones se derivan de la lentitud e incertidumbre del proceso. Por ello, es necesario advertir que de transcurrir el tiempo sin que se establezcan acuerdos que garanticen la continuidad del dialogo nuevos obstaculos seguiran presentandose.
Adicionalmente, es deplorable que coincidentemente con el inicio de una nueva ronda de negociaciones se hayan intercambiado acusaciones que no favorecen al clima de distension que debe rodear al dialogo.
Lo alentador de este cuarto capitulo ha sido la inminente suscripcion de un protocolo que permitira incorporar a otros actores sociales de Chiapas al proceso de negociaciones.
Sin embargo, cabe senalar que si la suma de nuevos segmentos sociales al dialogo no tiene una debida y agil coordinacion su presencia, importante por cierto, podria dilatar la solucion, sobre todo porque ello acarrearia nuevas inquietudes e incluso problemas que requieren atencion.
De los temas de discusion concretados por la propuesta guerrillera en las 15 mesas de trabajo y las 6 plenarias, evidentemente debe primar la denominada "cese de hostilidades y acuerdos de paz", por constituir el paso determinante para el avance en el tratamiento de los demas puntos de negociacion.
Por otra parte, temas como salud, educacion, tierra, vivienda, alimentacion, libertades politicas y democraticas, democracia electoral, justicia, buen gobierno, derechos de la mujer son aspectos que han cobrado fuerza ante la inocultable crisis politica, economica y social que afecta a Mexico.
Por tanto, no pueden excluirse de las discusiones sino mas bien deben formar parte de la agenda prioritaria del gobierno de Zedillo.
Solo asi se podra frenar la conflictividad social y evitar que esta degenere en nuevos estallidos de violencia o en un conflicto armado mayor que el registrado en Chiapas en enero de 1994. (FIN).
(*) Secretario ejecutivo de ALDH
