El anciano medico japones Ken Yuasa se ha decidido a hablar abiertamente acerca de su oscuro pasado, cuando mutilo y mato a ciudadanos chinos, usados como cobayos, por orden del Ejercito Imperial de Japon.
Arrostrando amenazas de muerte de grupos de derecha, y el rechazo de sus parientes, Yuasa empezo por decir: "Hablo con un gran tormento en mi corazon. No se trata de un pasado que yo quisiera recordar, pero he roto mi silencio como forma de lavar mis pecados".
"Quiero que el mundo sepa que existen muchos japoneses que lamentan profundamente el sufrimiento causado al projimo en Asia. Se que no podemos ser perdonados, pero inclinamos nuestras cabezas avergonzados", anadio el medico con sus suaves maneras.
Yuasa, de 78 anos, fue uno de los muchos medicos que participaron en la mal recordada Unidad 731, formada por el ejercito para realizar experimentos de guerra bacteriologica.
El laboratorio estuvo instalado en la rica ciudad de Harbin, en un area agricola de Manchuria, region china colonizada por Japon en 1930.
Yuasa permanecio tres anos y medio en servicio activo en Manchuria, a las ordenes del Ejercito Imperial, que lo recluto como medico en 1941. Ese tiempo solo le dejo un tenaz sentimiento de culpa, a pesar del orgullo que su acomodada familia sintio por su reclutamiento.
"Estabamos orgullosos de ser utiles a la nacion. Cuando cruce el mar en viaje a China, me dominaba el proposito de liberar a los pueblos de Asia, porque esa era la forma de pensar con que habia sido educado", recordo Yuasa.
"Yo diseque personalmente a 14 personas, en operaciones destinadas a mejorar mi formacion de cirujano para despues atender a los soldados japoneses heridos en la guerra", relato Yuasa.
"Nunca he olvidado el terror en sus ojos, cuando eran arreados como rebanos dentro de los laboratorios", comento el anciano.
Algunos historiadores entienden que la Unidad 731, dirigida por el general Shiro Ishii, era la version japonesa del campo aleman de Auschwitz, en Polonia.
Ishii habia recibido de sus superiores la mision de desarrollar armas biologicas y quimicas que serian la base de la estrategia japonesa de agresion en Asia.
Cuando Japon fue derrotado al finalizar la guerra del Pacifico, los soldados en huida recibieron ordenes de destruir la mayor parte de las pruebas dejadas por la Unidad 731.
No obstante, muchos sobrevivientes chinos colaboraron en investigaciones posteriores, cuyos resultados demostraron que mas de 3.000 personas habian sido asesinadas en esos hospitales.
Ishii, a quien los ejercitos aliados triunfantes no investigaron por crimenes de guerra, estaba a cargo de experimentos que incluian el desarrollo de diversos virus, como el colera y el antrax.
Los medicos japoneses no encontraron otro metodo de investigacion que contaminar los pozos de agua y los rios que eran utilizados por los agricultores chinos. Aun se desconoce la estadistica de los muertos a causa de estos experimentos.
Las victimas internadas en los hospitales, en su mayoria simpatizantes comunistas, eran identificadas solamente por un numero de lista durante su estada en el establecimiento.
Las investigaciones que se han internado en estos temas, uno de los mas celosamente guardados secretos japoneses, revelan que fueron unos 4.000 los investigadores involucrados en la produccion de armas biologicas.
"No sentia escrupulos de ningun tipo en aquel tiempo, cuando cortaba sus miembros u organos internos. Era lo mismo que patear a un perro", recordo Yuasa.
Solo despues de haber sido llevado a una carcel china, al producirse la derrota de Japon en 1945, Yuasa comenzo a examinar su pasado. "Los chinos me trataron bien a pesar de mis crimenes de guerra. Fue entonces que empece a cuestionar mi papel durante la guerra y pronto adverti todo lo malo que habia hecho", dijo.
Sin embargo, Yuasa volvio al ejercicio de su profesion en 1956, y nada de eso fue mencionado en Japon mientras vivio el emperador Hirohito, que habia conducido al pais a la guerra del Pacifico.
Solo despues de la muerte de Hirohito en 1989, empezaron a salir en la prensa japonesa los relatos de aquello que habia sido tabu hasta entonces, como las esclavas del sexo asiaticas para el ejercito, o la guerra bacteriologica.
En junio de 1994, Yuasa y sus colegas organizaron una exposicion sobre la Unidad 731, en la cual fue posible apreciar planos, mini-laboratorios, escalofriantes dibujos describiendo las operaciones, y los instrumentos medicos utilizados.
Otros japoneses ya envejecidos acompanan a Yuasa en esta accion de revelar publicamente sus acciones pasadas.
Masako Akama, de 79 anos de edad, quien fuera enfermera en la Unidad 731, visito Harbin en agosto pasado para pedir perdon a los parientes de las personas asesinadas en los hospitales militares japoneses. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lnh/arl/hd-ip/95