La direccion de un museo de arte de un pais en desarrollo durante los tiempos de crisis economica obliga a agudizar el ingenio para mantener y acrecentar las colecciones y los servicios culturales que se prestan.
Sofia Imber, directora del Museo de Arte Contemporaneo de Caracas, reconocio que ha recurrido a la "mendicidad" con el fin de conservar el tesoro de mas de 3.000 obras representativas de la pintura y la escultura universales de este siglo albergadas en el museo.
En Venezuela, como en toda America Latina, la crisis economica y la necesidad de recortar gastos del Estado redujeron drasticamente los presupuestos para la cultura.
Politicos y gobernantes tradicionalmente renuentes a subvencionar la cultura encuentran ahora una excusa apropiada, dijo Imber. La crisis "ha permitido a muchos de los llamados 'mecenas' expresar su verdadero deseo, que es dar menos para el arte y la cultura".
"Nuestro trabajo es triple", comento Imber a corresponsales extranjeros, "porque en vez de pensar solo en que y en como hacer las cosas, consumimos mucho tiempo con esa tecnologia de la mendicidad".
Si no funciona esa "tecnologia" mendicante ante mecenas, "entonces apelamos a telenovelas -y uno es el que llora- como las de nuestra situacion de pobreza o el orgullo nacional", para drenar fondos del Estado.
Son recursos para capear la escasez de dinero cada vez que en una subasta o venta se enfrenta a ricas organizaciones de Japon y Europa, por ejemplo, "y me hiere el corazon, pero sin dolares no se compra", dice la directora.
La alternativa que destaca Imber es que "si un museo es serio, logra que organizaciones de paises desarrollados comprendan que el estancamiento de un museo no dana a un solo pais, y entonces colaboran prestando sus exposiciones".
Aun asi pesa la crisis, porque por ejemplo el museo que dirige Imber intenta traer exposiciones del Georges Pompidou de Paris, que cerrara durante un largo periodo por reparaciones, "pero tenemos el costo de los seguros, que nos estan matando".
Los seguros, por cierto, le prohiben revelar el valor estimado del patrimonio del museo, mas de 3.000 obras con dos centenares de firmas, entre las cuales figuran Picasso, Monet, Miro, Matisse, Moore, Braque, Leger, Calder, Rodin, Vasarely, Botero y Ernst.
Posee el museo "Odalisca con pantalon rojo", el unico Matisse en la region, segun Imber, y obras como "La leccion de esqui" de Miro, el oleo "Mujer con sombrero" y el grabado "Busto de mujer segun Cranach el joven", ambas de Picasso.
Y el programa de adquisiciones no se detiene, al punto de que hace un mes se compro una obra cuya identificacion Imber oculta "porque es secreto sumarial", bromea, feliz.
El museo tiene un presupuesto anual de 3,5 millones de dolares, con los que trata de cubrir sus programas de compras, exposiciones, talleres, seminarios, difusion, extensiones, intercambios y un simpatico autobus "que lleva arte a barrios, escuelas, hospitales y centros geriatricos".
Imber insiste, sin embargo, en que "lo mas valioso que tenemos es que se ha ensenado que con trabajo podemos lograr cosas", pues, por ejemplo "no entramos en el juego de que somos pobres y el Metropolitan (Estados Unidos) es rico".
"Somos pobres porque hace solo 20 anos se nos ocurrio hacer un museo de arte contemporaneo", dice Imber.
Nacida en Rusia en los anos 20, Imber es una periodista con medio siglo de labor en medios impresos y audiovisuales, y como estilo reivindica "haberme acostumbrado a trabajar mucho, por ser de familia inmigrante".
A comienzos de los anos 70, Imber conquisto un espacio inicial de 600 metros cuadrados para el museo que sonaba -y que abrio sus puertas en febrero de 1974- en Parque Central, selva de concreto con los edificios mas altos de la ciudad.
Narra Imber que "fuimos robando espacio, y esto no es Versalles, pero hay 20.000 metros cuadrados de museo integrados y funcionales", y que mientras avanzaba el conjunto se le llamo muchas veces "el museo de Sofia", hasta que "un dia el gobierno dijo: vamos a legalizar ese concubinato".
Hace un par de anos se le bautizo como Museo de Arte Contemporaneo de Caracas Sofia Imber, algo que la periodista explica porque "todo lo que uno hace tiene un sello personal y este museo esta firmado por mi". (FIN/IPS/hm/ae/95) (Sigue el Servicio)
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