Otros dos bancos comerciales de Venezuela quedaron hoy en manos del Estado, como coletazo de una de las mayores crisis financieras en el mundo, que todavia no concluye y amaga con extenderse al ramo de los seguros.
El Estado ha ocupado 14 bancos este ano, incluidos algunos de los grandes, y tiene en sus manos ahora 52 por ciento del sector, al cabo de una crisis que el presidente Rafael Caldera mostro como "seguramente la mayor que se ha conocido en el mundo".
Analistas financieros como Francisco Faraco avalaron a IPS el estimado, por el tamano del pais (21 millones de habitantes) y el porcentaje de ocupacion del sector por parte del Estado.
Mantener a flote el sistema ha costado en lo que va de ano unos 6.000 millones de dolares (13 puntos del Producto Interno Bruto), casi todo dinero inorganico que presiono la inflacion, la depreciacion de la moneda local y causo otras distorsiones.
Este miercoles, la estatal Junta de Emergencia Financiera, creada en junio para manejar el sector con plenos poderes, asumio la propiedad de los bancos Progreso y Republica, 13 y 14 en la clasificacion de la firma de consultoria especializada Softline.
Ambos bancos eran propiedad de Orlando Castro, empresario de origen cubano, y combinados equiparaban sus depositos, 450 millones de dolares, con el quinto o sexto banco del pais.
La insolvencia de las entidades, que recibieron auxilios del Estado por unos 300 millones de dolares, llevo a la ocupacion por la Junta, una causa semejante a la que forzo la estatizacion de la otra docena de entidades en los meses precedentes.
"Hubieramos preferido que el Grupo Progreso siguiera en manos privadas", dijo Norys Aguirre, presidenta del Fondo de Garantia de Depositos y miembro de la Junta, "pero fue necesario asumir el control para garantizar los compromisos con los depositantes, trabajadores, acreedores y clientes".
Castro, en su juventud un fogoso lider socialdemocrata en Cuba, radicado en Venezuela hace 30 anos, prospero en negocios de finanzas, seguros y comunicaciones, en que todos sus empleados lucian una insignia que rezaba "gente util a su disposicion".
Hasta el final, el empresario -para sus criticos un advenedizo- desplego esfuerzos por retener el control de sus bancos y apenas hace unos dias vendio dos fincas y una avioneta, por 17 millones de dolares, pero no alcanzo a cubrir los compromisos.
Cuando estallo la "tercera ola" de la crisis bancaria en agosto, Castro perdio su participacion minoritaria en el banco de Venezuela, entonces segundo del pais, y se esforzo por reflotar el Grupo Progreso, dando la cara en anuncios personalizados, en que reafirmaba: "estamos aqui, seguimos aqui".
Sin embargo, sus bancos flotaban, como otros institutos, gracias a la liquidez que inunda el mercado y que los bancos colocan principalmente como inversiones en valores, principalmente papeles publicos, en detrimento de la funcion de intermediacion, que descendio con la crisis.
Segun estadisticas de Softline, el indice de intermediacion bancaria se ubico en octubre de 1994 en 40 por ciento, contra 55 por ciento un ano atras.
El experto Jose Grasso, de la firma Softline, dijo a IPS que otros bancos, todos pequenos, dentro de los 40 institutos con funciones comerciales y de los cuales 33 restan en manos privadas, pueden hundirse en los proximos meses, en una tan temida como anunciada "cuarta ola" de la crisis.
Pero Grasso y otros expertos en la crisis sistemica de la banca venezolana indicaron que el hundimiento de las dos entidades de Castro no es aun esa nueva y cuarta ola.
La estatizacion del Grupo Progreso, por otra parte, no se reflejo negativamente en la Bolsa de Valores de Caracas, donde subieron las acciones de los dos mayores bancos comerciales, Provincial y Mercantil y de tres bancos de inversion.
La primera ola se produjo en enero, cuando se intervino al banco Latino, entonces segundo del pais, y se le reabrio en abril, bajo fuerte presion callejera, en una operacion que costo 1.800 millones de dolares a las finanzas publicas.
La segunda se registro en junio, cuando se intervinieron y cerraron ocho bancos pequenos y medianos a los que el Estado auxilio durante meses con 2.800 millones de dolares estan ahora en un lento proceso de liquidacion, con sus empleados activos.
En agosto y septiembre, una tercera ola abarco los bancos Venezuela y Consolidado, entre los mas grandes del pais, que permanecieron abiertos pero tambien a un costo multimillonario para el Estado.
Como coletazos, en noviembre se intervino el pequeno banco Andino y este miercoles las entidades Progreso y Republica, eje financiero de un grupo con importantes aseguradoras.
La metastasis de la crisis puede saltar al ramo asegurador, cuyas dos principales firmas, La Seguridad y Seguros Caracas, han registrado dificultades operativas y de reposicion de capital, a lo que por otra parte obliga una nueva ley que abrio totalmente el sector al capital extranjero.
Diez de las 70 firmas aseguradoras -una suma que los expertos juzgan exagerada para un pais como Venezuela- confrontan severos problemas segun el superintendente del sector, Konrad Firgau.
Mientras, para absorber liquidez y evitar la presion sobre la inflacion y sobre el valor del bolivar, el Estado mantiene casi un billon de bolivares (mas de 5.000 millones de dolares) en bonos cero- cupon de muy corto plazo y estudia colocar otros papeles de deuda denominados en dolares.
Economistas independientes coinciden en criticar el manejo contradictorio y con medidas aisladas de los aspectos financiero, monetario y cambiario de la crisis, que se superponen a amenazan con deprimir aun mas la economia en 1995, luego que 1994 cierra con las principales cuentas nacionales en rojo.
Aguirre estimo que a los venezolanos llevara unos 20 anos superar la crisis financiera de 1994, y, en fin, Jorge Roig, diputado de la izquierdista Causa Radical, propuso este miercoles la estatizacion de toda la banca "porque es preferible ponernos de una vez en rojo y no un poco colorados cada mes". (Fin/IPS/hm-eg/ne/94
