Con reticencia, los sectores campesinos e indigenas de Colombia, que registran altos indices de pobreza e indigencia, aceptaron una ley de reforma agraria que plantea redistribuir 4,5 millones de hectareas en los proximos 16 anos.
El proyecto, el octavo en la historia del pais de reglamentar la tenencia de la tierra, propone distribuir un primer millon de hectareas en el cuatrienio del presidente Ernesto Samper (1994/98).
"La ley es incompleta. A ese ritmo tardarian 34 anos en asignar predios a los campesinos sin tierra que, son 1,5 millones actualmente", afirmo a IPS Pedro Nolasco Presiga, tesorero de la Federacion de Usuarios del Agro (Fesuagro).
"Mientras el movimiento agrario no pueda arrancar una reforma mas avanzada hay que utilizar los aspectos positivos de esta y hacer fuerza para que lo malo de algunos articulos no incida tanto en los pequenos campesinos y campesinos sin tierra", dijo el dirigente de Fesuagro, que agrupa a 120.000 afiliados.
Pero reforma agraria no es solo titular tierra, sino garantizar con que explotarla y como comercializar su producido, "llevar el desarrollo al campo", dijo Nolasco Presiga.
Segun el presidente Samper, durante su administracion se deberan generar 90.000 nuevos empleos rurales, titular 178.000 predios de minifundio (entre cinco y seis hectareas) y se otorgaran subsidios para la compra de tierras mediante un sistema mixto de bonos agrarios y dinero en efectivo.
El presupuesto conese objetivo para el periodo 1994/98 es de 785 millones de dolares, financiado por la banca multilateral en una tercera parte.
A la propuesta del Ejecutivo de asignar terrenos baldios, principalmente en las surorientales regiones de la Orinoquia y la Amazonia, Fesuagro hace reparos, pues considera que "titular tierras malas para el cultivo no resuelve sino acrecienta el problema de la miseria campesina.".
Segun el Banco Mundial, 20 de cada 100 colombianos estan en la categoria de indigentes y otros 48 en la de pobres absolutos.
En la transicion de lo rural a lo urbano registrada en la sgeunda mitad de este siglo -actualmente el 26 por ciento de los 35 millones de habitantes se concentra en ciudades- los campesinos han ido resintiendo mas que los citadinos los rigores del desajuste social.
En 1992, mientras en las ciudades 1,3 de cada diez habitantes era calificado de indigente (es decir que sumado todo el ingreso familiar no alcanza a cubrir sus necesidades basicas), en el campo la proporcion era de 3,7 por cada diez habitantes.
Persistir en la titulacion de tierras de ladera, las menos productivas en un pais de 1.141.748 kilometros cuadrados, cruzado por tres vertientes de la cordillera andina y siete millones de hectareas con vocacion agricola, podria hacer del nuevo intento de reforma agraria otro fracaso.
Para la Organizacion Nacional Indigena de Colombia (ONIC), "la ley es regresiva, porque busca empezar a limitar la propiedad de los aborigenes sobre los resguardos y deja espacios abiertos para controvertir los ya existentes".
Frente al argumento de parlamentarios agentes de los terratenientes segun los cuales los entre 800.000 y 1,5 millones de indigenas controlan demasiadas tierras (unos 26 millones de hectareas), la ONIC aclara que "entre 24 y 25 millones de hectareas corresponden a bosques humedos tropicales".
La fragilidad de esas areas hace que su cultivo no pueda ser intensivo, indica la ONIC, coincidiendo con organizaciones campesinas en que no se puede hablar solo de extension sino de calidad y destino de las tierras.
Segun expertos la deforestacion del bosque andino primigenio, del que ya practicamente no queda nada, se debe en parte al sistema de colonizacion dirigida por el Estado y espontanea, a partir de la decada de 1940.
"?Que se arregla con adjudicar un pedazo de tierra donde a uno le toca tumbar los arboles y despues quemar para sembrar platano o yuca y al cabo de la tercera cosecha ya no da nada?" se pregunto Jacinto Fuertes, un hombre que alguna vez fue dueno de un minufundio y ahora vende "lo que sea" en cualquier calle de la capital.
Al paulatino deterioro de las condiciones de vida en las zonas rurales y a la gran brecha que separa a los grandes terratenientes, principalmente de la nortena region Caribe y en las suroccidentales del Cauca y Valle del Cauca, se atribuye el fenomeno de la guerrilla como una endemia politica en Colombia.
La pobreza campesina explica por que las organizaciones alzadas en armas han mantenido un perfil y una composicion predominantemente rural a lo largo de las ultimas cinco decadas, a pesar de que el pais se ha tornada cada vez mas urbano.
Para completar el complejo panorama del agro colombiano hay que anadir un elemento que el tesorero de Fensuagro senala: la expansion en los ultimos anos de los terratenientes- narcotraficantes, a los que se atribuye el dominio de un 40 por ciento de las tierras fertiles del pais,.
"Eso del narcotrafico se ha convertido en una contrarreforma agraria y ha encarecido notablemente el precio de la tierra. Ni el estado tiene poder para competir con ellos", afirma Nolasco Presiga. (FIN/IPS/mig/dg/ne-np-pr/94). – – –