Durante el pasado verano y el presente otono el trayecto desde esta ciudad al aeropuerto de Fiumicino estuvo frecuentado por prostitutas africanas, probablemente de Nigeria o Senegal, una escena que se repite en numerosas zonas de Italia.
El viajero realiza el recorrido entre un paisaje rural intensamente cultivado y que poco tiene que ver con la jungla urbana que ha dejado atras, y que contrasta tambien con la presencia de prostitutas de al menos siete origenes diferentes.
La policia, los investigadores sociales y la agencia estatal de estadisticas (ISTAT) estiman que actualmente hay unas 300.000 prostitutas que trabajan en Italia, y que generan un movimiento excedente de unos 2.000 millones de dolares.
La mayor parte de ellas son africanas, mientras el resto viene de Europa oriental y America Latina. Se cree que 12 por ciento pueden estar contagiadas con SIDA, mientras 10 por ciento tienen sifilis y otro tres por ciento otras enfermedades venereas.
Estas jovenes de paises externos a la Union Europea (UE) constituyen un testimonio elocuente de la posicion geografica de Italia, en las encrucijadas entre la pobre Europa oriental y la rica Europa occidental, y entre el opulento norte y el pobre sur.
Muchas de ellas llegan a Italia atraidas con falsas promesas, con la oferta de un empleo que nunca se materializa. Pagan hasta 10.000 dolares por una visa falsa para ingresar ilegalmente al pais.
Una vez aqui, quienes se encargan de ellas encuentran a menudo una excusa para retirarles sus pasaportes, y las llevan a trabajar por seis meses o un ano o aun mas solo para pagar sus deudas, y sin la posibilidad de regresar a sus hogares.
Muchas de ellas, por ignorancia o por coercion, ofrecen la especialidad de sexo desprotegido como un atractivo para los clientes, por un precio tan bajo como 25 dolares.
El creciente fenomeno de la prostitucion callejera ha provocado furiosas protestas y la indignacion de los residentes de pueblos, ciudades y villas en toda Italia.
El ministro de Salud, Raffaele Costa, esta sufriendo fuertes presiones para que haga entrar en vigor una legislacion que, de alguna manera, regule la prostitucion.
Algunos politicos italianos quieren un regreso a un escenario menos permisivo, que mantenga a las prostitutas bien ocultas de la contemplacion publica.
El legislador de la posfascista Alianza Nacional, Teodoro Buontempo, el parlamentario de la Liga del Norte, Luigi Negri, y el periodista de izquierda Michele Serra han llamado por su parte a la reapertura de los burdeles legales, que fueron clausurados en 1958.
Esta semana, una encuesta entre 970 hombres y mujeres italianos parecia apoyar esta linea radical, con 68 por ciento a favor de la legalizacion de los burdeles, 19 por ciento en contra y 13 por ciento indecisos.
Para el italiano promedio, la cuestion no tiene relacion con la moralidad sino con asuntos de salud, leyes y orden, y con el problema de la inmigracion clandestina.
Los burdeles estatales y los privados, los 'centros de erotismo' confinados en areas especificas como Saint Pauli, en Hamburgo, o el establecimiento de un registro de prostitutas, son solo algunas de las numerosas ideas que actualmente flotan en el ambiente.
Para los tiempos que corren nadie parece tener respuestas claras y, mientras tanto, la prostitucion continua floreciendo, contaminando, destruyendo y matando. (FIN/IPS/tra-en/pa/am/jc/cw/94) —