El presidente electo Fernando Henrique Cardoso saldra de la segunda vuelta de las elecciones brasilenas con un nuevo triunfo en el bolsillo del chaleco.
Su Partido de la Socialdemocracia Brasilena (PSDB) consiguio conquistar los gobiernos de los tres mayores estados del pais: Sao Paulo, Minas Gerais y Rio de Janeiro. En el triangulo formado por esos estados se concentra mas de 60 por ciento de la riqueza nacional.
Sao Paulo, la region mas industrializada del subcontinente, sera administrada por el actual senador Mario Covas; en Rio de Janeiro, puerta de entrada del pais, estara casi seguramente el abogado Marcello Alencar, y Minas Gerais, el mayor polo minero de Brasil, tendra como gobernador al ingeniero Eduardo Azeredo.
Cardoso, que disfruta de un indice de popularidad de 86 por ciento, no podria esperar nada mejor, ya que en Brasil los gobernadores provinciales cuentan con considerable fuerza politica.
Esa victoria, sin embargo, no justifica grandes festejos. Justamente en ese triangulo formado por Sao Paulo, Rio y Minas Gerais, se ha acumulado una deuda de 20.000 millones de dolares de los estados con el gobierno central.
Solo el estado de Sao Paulo debe al gobierno federal la preocupante suma de 15.000 millones de dolares. Y la estabilizacion economica de Brasil depende, prioritariamente, de que se saneen las cuentas de esos estados.
"Presionar a un gobernador de otro partido es mucho mas facil que poner una cuerda al cuello de un aliado", ha dejado escapar en rueda de amigos el presidente electo Cardoso.
El banco perteneciente al gobierno del estado de Sao Paulo, Banespa, debe -y no paga- a los cofres centrales cerca de 5.000 millones de dolares.
En todas las ocasiones en que la administracion central ha tratado de resolver ese problema, el mismo se transformo en una crisis de dimensiones nacionales.
Algo parecido ocurre con el Banco del Estado de Rio de Janeiro (Banerj), que tiene pendiente con el gobierno nacional otra deuda de 3.000 millones de dolares.
Un estudio hecho por el Banco Central demuestra que solamente un riguroso y extremo control de los gastos de los tres mayores estados podra solucionar ese problema.
Pero surge una nueva interrogante: ?Estara el nuevo presidente interesado en sofocar economicamente las iniciativas de sus principales aliados?
El casi seguramente futuro gobernador de Rio de Janeiro, Marcello Alencar, tiene una respuesta a esa pregunta.
"Apostar a la quiebra de Rio de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais es apostar en un desastre para el propio pais. Creo que la asfixia financiera de nuestros estados no es salida para ningun problema", sostiene Alencar, aunque sin presentar todavia ninguna alternativa viable.
El presidente del Banco Central, Pedro Malan, ha dicho que si persisten los "agujeros" financieros en los tres grandes estados, dificilmente se podra poner en orden la economia brasilena.
"No es con discursos bien intencionados que saldremos de esos problemas. Son necesarias acciones concretas en el sentido de reducir las deudas de esos estados. De lo contrario, el Plan Real puede terminar en un atolladero", advirtio el economista Malan, que siempre se caracterizo por defender soluciones tecnicas. (FIN/IPS/ac/rb/jc/ne-np/94