El lanzamiento de 11 cohetes en la costa norte de Puerto Rico planificado por la NASA para la semana próxima implicará serios daños al medio ambiente y la salud humana, denuncian grupos defensores de la ecología.
Los cohetes, que deberán despegar en un área cercana a la ciudad de Vega Baja, a corta distancia de la laguna Tortuguero, alcanzarían alturas de entre 20 y 320 kilómetros. Según grupos defensores del medio ambiente, los cohetes liberarían sustancias químicas que dañan la capa de ozono.
Con este experimento, denominado Coqui Dos, la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial de Estados Unidos (NASA) se propone estudiar los efectos de esas sustancias químicas en varias capas de la atmósfera.
La afirmación del gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico de que la serie de experimentos no será perjudicial para el medio ambiente ni la gente no detuvo a cientos de manifestantes que el domingo protestaron en Vega Baja.
El gobierno municipal de Vega Baja dijo haber sido tomado por sorpresa por los planes de la NASA y el gobierno central para utilizar la ciudad una vez más para experimentos ambientales.
El alcalde, Luis Meléndez, y miembros de la asamblea municipal, quienes afirman que supieron sobre Coqui Dos a través de la prensa y no por comunicación oficial desde San Juan o Washington, se sumó a la oposición al proyecto.
Coqui Dos se produce después de un lanzamiento similar hecho entre mayo y julio de 1992. Este lanzamiento, conocido simplemente como Coqui, se hizo en cumplimiento de la disposiciones de la Junta de Calidad Ambiental de Puerto Rico y la Ley Nacional de Política Ambiental de Estados Unidos, según los impulsores del proyecto.
Pero los críticos señalan que poco despúes de los experimentos de 1992, nadadores en el área comenzaron a sufrir enroquecimiento y otras irritaciones de la piel.
Los científicos se negaron a relacionar las condiciones de la piel con el lanzamiento de los cohetes, y explicaron el fenómeno como una epidemia o picaduras de medusas.
Los opositores de Coqui Dos consideran que estas explicaciones son mentiras flagrantes.
Las autoridades aún no revelaron los resultados de los experimentos previos, "y tampoco cumplen la política pública según la cual proyectos con menos impacto que este deben ser sometidos a una evaluación ambiental", dijo Pablo Santos, uno de los participantes en la demostración.
Tampoco hubo evaluación de impacto ambiental de los experimentos Coqui de 1992. Sólo se realizó una evaluación demasiado simple en relación a un estudio de impacto, denuncian los críticos.
La evaluación de impacto ambiental, además de demostrar la inexistencia de daños para el medio ambiente y las personas, hubiera requerido audiencias que expusieran el experimento al escrutinio público.
En cualquier caso, la evaluación ambiental de 1991 estuvo plagada de errores, según los críticos, y no mencionó que la laguna Tortuguero es la cuarta más importante rerserva natural de Puerto Rico.
La laguna es la única de agua fresca de la isla, y hábitat de 717 especies no identificadas, 144 de las cuales son raras o están amenazadas.
El Departamento de Recursos Naturales (DNR) identificó 83 especies de peces en el ecosistema de la laguna, 30 de las cuales son migratorias, cuatro extremadamente raras, y cuatro endémicas.
Hasta ahora, la NASA se negó a hacer una evaluación de impacto ambiental y ni siquiera una evaluación ambiental de su proyecto Coqui Dos, prefiriendo en su lugar volver a presentar la evaluación de 1991.
Los ambientalistas afirman que desde entonces el área ha tenido significativos cambios demográficos y urbanos, y amerita, al menos, una evaluación actualizada.
Sin embargo, la junta de Calidad Ambiental y el DNR aceptaron como válido el documento hecho hace siete años.
Los manifestantes aseguran que los experimentos violan las regulaciones de la Junta de Calidad Ambiental y el DNR, la Ley de Aire Limpio de Estados Unidos de 1990, y el Protocolo de Montreal para la Protección de la capa de ozono.
Una de las principales preocupaciones de los opositores a Coqui Dos es lo que consideran el evidente aspecto militar de los experimentos, lo cual alimentó temores de que se pondrán a prueba nuevos métodos de "guerra cibernética" de alta tecnología.
Luis Lourido, residente de Vega Baja y uno de los fundadores del Comité contra Experimentos en el Medio Ambiente, afirma que toda la logística y el apoyo a los experimentos Coqui proviene del aparato militar de Estados Unidos, las universidades de ese país asociadas al complejo militar-industrial y corporaciones que son contratistas militares.
El diputado opositor Víctor García San Inocencio del Partido por la Independencia de Puerto Rico (PIP), dijo que su agrupación "tiene un compromiso para defender la integridad de nuestro territorio nacional y evitar que sea utilizado con fines militares".
José Córdoba, profesor de química en la Universidad del Sagrado Corazón en San Juan, cree que la política ambiental ha sido violada, y recuerda que "hay muchas interrogantes en relación al riesgo de accidentes, contaminación causada por el combustible con plomo de los cohetes, y el secreto que ha permeado todo el asunto". (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/lp/en ip/98