El principal líder de oposición impugnó hoy el resultado de las elecciones de la semana última en Gambia, que dieron el triunfo al jefe del régimen militar, Yahya Jammeh.
Ousainou Darboe, candidato a la presidencia por el Partido Democrático Unido (UDP), dijo a la prensa que los resultados de los comicios "no parecen expresar los deseos del electorado de Gambia y, por consiguiente, no son aceptados" por su partido.
Darboe formuló su declaración tras abandonar la embajada de Senegal, donde se había refugiado con sus tres esposas y algunos partidarios después de las elecciones y tras recibir amenazas de muerte.
El dirigente de la UDP informó que su partido resolvió rechazar el resultado de las elecciones al cabo de un detenido análisis. Darboe obtuvo 36 por ciento de los votos, frente a 56 por ciento del coronel retirado Jammeh, de 31 años, que fue apoyado por la Alianza para la Construcción y Reorientación Patriótica.
Darboe aseguró que, además recibir amenazas, su vivienda es vigilada por la Agencia Nacional de Inteligencia (NIA), que ha sido acusada por la oposición de violaciones de los derechos humanos.
Agregó que su vida aún está en peligro, aunque decidió abandonar su refugio en la embajada de Senegal para ponerse al frente de la oposición a Jammeh, que encabezó el régimen golpista impuesto en julio de 1994 y este año renunció al servicio militar activo para presentarse a las elecciones.
"Funcionarios de la NIA vigilan mi casa y se sabe que ellos no protegen a nadie, sino que detienen" a opositores, dijo Darboe, un abogado de 48 años.
Mientras, el proceso electoral fue cuestionado por otro aspirante a la presidencia, Hamat Bah, del Partido de Reconcialiación Nacional.
"Creo que la campaña electoral no fue limpia", manifestó Bah el domingo, en su primera conferencia de prensa después de los comicios. Al respecto, aseguró que la junta militar utilizó su poder para limitar el acceso de los candidatos de oposición a la radio y la televisión del Estado.
"La legislación electoral concede a todos los dirigentes políticos espacios de 30 minutos en la televisión y la radio nacionales durante la campaña electoral, pero a mí se me negó ese derecho", denunció Bah, que obtuvo seis por ciento de los votos emitidos.
No obstante, Bah se declaró dispuesto a aceptar el resultado de los comicios y colaborar con Jammeh "por el bien de Gambia", aunque duda de que las autoridades electas desmantelen el régimen militar.
"Aún no creo que los soldados se puedan transformar en civiles", dijo, en alusión a Jammeh.
La Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) y la Organización de Unidad Africana también siguieron con escepticismo el proceso electoral y expresaron simbólicamente su punto de vista al negarse a enviar observadores a los comicios.
El golpe militar de 1994 acabó con tres décadas de democracia pluripartidaria. Fue condenado por Occidente, que también manifestó disgusto cuando Jammeh estrechó las relaciones con Libia, un paìs acusado por Estados Unidos y sus aliados de apoyar el terrorismo internacional.
Así mismo, Jammeh provocó el malestar de China al establecer vínculos comerciales con Taiwan. Pero este este fin de semana que, como presidente civil, no modificará la política exterior que siguió al frente de la junta militar.
Algunos analistas creen que el gobierno electo deberá hacer importantes concesiones si desea llegar a acuerdos con Occidente. El Banco Mundial y la Unión Europea suspendieron su ayuda Gambia después del golpe de 1994.
Gambia, de 1,2 millones de habitantes y un territorio de 11.300 kilómetros cuadrados extendido en Africa occidental a lo largo del río del mismo nombre, es uno de los países más pobres del mundo.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo lo ubica en el puesto 162 entre 174 naciones clasificadas por su desarrollo humano. (FIN/IPS/lg/kb/ff/ip/96