La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, más conocida como Río+20, se celebró dos décadas después de la Cumbre de la Tierra y produjo un documento, “El futuro que queremos”, que dejó disconformes a muchos. Pero abrió un proceso para definir una serie de metas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que deberían adoptarse a partir de 2015 para dar respuestas a los grandes problemas de la humanidad: el deterioro sin pausa del planeta, la pobreza persistente y el calentamiento global.