No fue la crisis financiera la que llevó a cientos de miles de trabajadores europeos a protestar por la nueva plaga del mercado laboral: la precariedad. Lo que sí hizo fue agravar la situación.
La joven menor de edad a la que Silvio Berlusconi ayudó a prostituir cuando era primer ministro de Italia no es un caso aislado. Se estima que alrededor de 10.000 adolescentes son víctimas de explotación sexual solo en este país europeo.