Cuando, hace seis años, la keniata Lucy Omollo supo que su esposo era VIH positivo, pensó que la mejor manera de evitar infectarse era no mantener relaciones sexuales.
Un soldado y un islamista que escaparon de la represión del régimen de Siria a las protestas en reclamo de democracia y se refugiaron en Líbano descubrieron que tienen opiniones similares sobre el levantamiento popular en su país.