Los países en desarrollo deben obtener acceso real a los mercados de las naciones industriales, pero el intercambio Sur-Sur es igualmente relevante, dijo a IPS en Cancún la ministra de Comercio Exterior de Holanda, Karien Van Gennip.
Si (los países del Sur) abrieran mutuamente sus mercados lograrían grandes ganancias e imprimirían un ímpetu extraordinario al llamado comercio Sur-Sur, opinó Van Gennip en una entrevista, mientras delegados de 146 países luchaban este sábado por alcanzar una declaración de consenso sobre múltiples aspectos de la apertura del intercambio mundial.
Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), que celebra desde el miércoles hasta este domingo su quinta conferencia ministerial en el balneario mexicano de Cancún, el intercambio global de mercancías alcanzó este año 6.240 millones de dólares, mientras el de servicios se expandió a 1.540 millones de dólares.
Los diez principales importadores y exportadores de bienes son Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, China, Gran Bretaña, Canadá, Italia, Holanda y Bélgica.
Pero el intercambio de bienes entre países en desarrollo alcanza apenas 1.560 millones de dólares.
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Es necesario eliminar las barreras al comercio en países industriales y en desarrollo, para lo cual será vital la Agenda para el Desarrollo aprobada en 2001 en la cuarta conferencia ministerial de la OMC en Doha, Qatar, opinó la ministra.
La OMC estima que esto podría generar ganancias de entre 250.000 y 620.000 millones de dólares anuales. Entre un tercio y la mitad de ese monto beneficiaría a los países en desarrollo.
Según el Banco Mundial, los países de ingresos medios tienen en general una protección menor y menos distorsionante a la agricultura que las naciones ricas, pero en cambio mantienen aranceles altos en todos los sectores y son más restrictivos en materia de servicios.
Sin embargo, en la medida en que el comercio Sur-Sur se vuelve más importante, esa protección socava a los socios comerciales pobres y recorta su propio crecimiento de productividad.
Los países exportadores latinoamericanos, por ejemplo, afrontan aranceles medios en su región siete veces superiores a los de naciones industriales.
Las naciones en desarrollo tienen mucho para ganar de su propia liberalización, apuntó la ministra holandesa.
Los diversos grados de desarrollo de las naciones del Sur condujo a diferentes necesidades individuales.
Esto se aplica al Grupo de los 22 países en desarrollo, conformado semanas antes del inicio de la conferencia de Cancún, y al que cada día se suman nuevas naciones, para contrabalancear la iniciativa común de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) en materia agrícola.
Este grupo, que corta horizontalmente a los países en desarrollo miembros de la OMC, comprende una porción importante de la población, la producción y el comercio agrícolas del mundo.
Más de 51 por ciento de la población mundial y 63 por ciento de los agricultores viven en los países del G-22, integrado entre otros por Argentina, Brasil, China, India y Sudáfrica.
El G-22 ostenta más de 20 por ciento de la producción agrícola mundial, 26 por ciento de las exportaciones agropecuarias y 17 por ciento de las importaciones del sector.
A juicio de Van Gennip, el surgimiento de este bloque dentro de la OMC no ha facilitado el proceso de negociación.
Los distintos miembros tienen prioridades diversas, sostuvo, añadiendo que esa fue su impresión cuando, semanas atrás, el entonces G-22 sostuvo conversaciones con el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy.
El viernes, naciones que integran el grupo de estados de Africa, Caribe y el Pacífico, la Unión Africana y el Grupo de Países Menos Desarrollados conformaron una alianza.
Esta alianza incluye a 92 naciones, 61 de las cuales se cuentan entre los 146 miembros de la OMC.
Los desafíos que afronta las naciones pobres y el peligro de que su situación económica y social se agrave por el marcado desequilibrio, requiere que la OMC tome medidas necesarias para promover la integración armoniosa de esas naciones en el comercio mundial, afirmaron las tres organizaciones este sábado en un comunicado.
Holanda en particular, y la UE en general, están conscientes de los problemas que sufren los países pobres. Con esto en mente, Holanda había anunciado una donación de 790.000 dólares para asistencia técnica en el marco del Fondo de Doha para el Desarrollo de la OMC.
En Fondo está destinado a auxiliar a naciones en desarrollo en la comprensión e implementación de las complejas normas comerciales de la OMC.
Además, el gobierno holandés es un entusiasta promotor de la cooperación internacional, añadió Van Gennip.
El país destina 0,8 por ciento de su producto interno bruto a la ayuda al desarrollo.
El comercio no es un objetivo en sí mismo, y debe jugar un papel en la creación de prosperidad y abatimiento de la pobreza en todo el mundo, opinó Van Gennip. Debe servir a la promoción de un crecimiento económico equilibrado como base para el desarrollo sostenible, abundó.
La OMC es el vehículo y la Agenda de Doha para el Desarrollo es el mapa por recorrer, concluyó.