La polémica sobre la iniciativa de la Unión Europea (UE) para incorporar a la agenda de la OMC los problemas relativos al flujo internacional de inversiones se reanudará en la conferencia ministerial que comenzará este miércoles en Cancún, México.
La mayor parte del Sur en desarrollo y las principales organizaciones no gubernamentales están en contra de esta propuesta, pues consideran que agravará la injusticia económica mundial.
El asunto fue debatido hace dos años en la última reunión ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en Doha, capital de Qatar, pero no se llegó a un acuerdo.
La decisión se postergó para la conferencia de la sudoriental ciudad mexicana de Cancún, que se desarrollará entre este miércoles y el domingo.
La UE sostiene que un acuerdo mundial sobre inversiones ayudará a los países en desarrollo a recibir más inversiones extranjeras, y al mismo tiempo le dará más seguridad y garantías a las firmas con capitales en el exterior.
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La propuesta de la UE es apoyada por Corea del Sur, Japón y Suiza. Estados Unidos todavía no se ha expedido con claridad.
Funcionarios de Estados Unidos han dicho que no desean un acuerdo sobre inversiones en la OMC, a menos de que tenga un peso similar al de los acuerdos bilaterales en la materia.
Los europeos quieren el lanzamiento de negociaciones para un acuerdo mundial sobre inversiones luego de la reunión en México.
La UE detalló en su propuesta una serie de modalidades para garantizar la transparencia de las inversiones y asegurar que no haya discriminación. Pero está dispuesta a hacer modificaciones, con tal de que los países en desarrollo se muestren interesados en discutirla.
”Nos gustaría ver las inversiones fuera de la agenda de la OMC. No es el lugar apropiado para comenzar a formular las reglas sobre inversión. No hay manera de que desde la OMC salga una visión justa al respecto”, dijo el jefe de políticas del no gubernamental Movimiento para el Desarrollo Mundial, Peter Hardstaff.
”Nos preocupa que un acuerdo de la OMC sea utilizado para deshacerse del tipo de normas que muchos países han usado para hacerse ricos, de modo que las naciones en desarrollo no las puedan utilizar ahora con el objetivo de crecer”, señaló.
El activista señaló que, de esta manera, la OMC ”encerraría la liberalización”, y los gobiernos no podrán modificar normas aun cuando no funcionen.
”El Banco Mundial ha dicho que los países que firmen un acuerdo sobre inversiones no tienen por qué necesariamente recibir más capitales extranjeros. Entonces, ¿por qué encerrarte en reglas cuando sabes que pueden ser malas?”, dijo Hardstaff.
El activista, además, consideró falso el argumento de que un acuerdo en la OMC permitirá un aumento de las inversiones directas en el Sur en desarrollo.
Brasil, Cuba, Egipto, Filipinas, India, Indonesia, Jamaica, Malasia, Tailandia y Venezuela son los principales opositores a la propuesta de la UE. Los ministros de Comercio de Africa, que se reunieron en junio, también expresaron su rechazo a la idea.
La propuesta es un intento por abrir las negociaciones tanto sobre inversiones directas como sobre inversiones de cartera, para que las instituciones finacieras puedan poner dinero en los mercados de acciones de otros países, y retirarlo en moneda fuerte cuando los mercados no sean considerados rentables.
Un acuerdo de estas características reducirá de forma significativa las posibilidades que tienen los gobiernos de intervenir en momentos de fluctuaciones del mercado.
Pero también afectaría a la agricultura. La organización de ayuda humanitaria británico ActionAid señaló en un informe que la propuesta de la UE permitiría que nuevos sectores sean abiertos a la inversión, entre ellos la agricultura, ”lo que amenazaría la tierra y el alimento de muchas personas pobres”.
”La obstinación de la UE por un acuerdo sobre inversiones en la OMC representa una gran amenaza al progreso de las reglas del comercio internacional, en un momento en que la Ronda de Doha de negociaciones multilaterales está al borde del fracaso”, señaló la organización.
La oposición a la propuesta europea creció en los últimos días. Solo un puñado de países la apoyan. El asunto fue formulado pro primera vez en la primera conferencia ministerial de la OMC, celebrada en Singapur en 1996, pero no ha logrado afirmarse en la agenda desde entonces.
Entre 2000 y 2001, al menos 60 países en desarrollo se opusieron a cualquier medida que implicara abrir la agenda a esos ”nuevos temas”. Pero Europa no se quedó quieta.
La Declaración de la Conferencia Ministerial de Doha estableció que las negociaciones sobre inversiones podrían comenzar después de la reunión en Cancún sólo si hay un ”consenso explícito” sobre las modalidades de diálogo.