Siete sindicalistas fueron asesinados en Colombia este mes, al parecer a manos de paramilitares de derecha, en el marco de un recrudecimiento de la guerra sucia.
Una organización recién nacida se acercó en 1996 al mercado negro de armas de El Salvador para saber de precios, y en dos años le arrebató 8.000 unidades de grueso calibre, no para venderlas, sino para destruirlas.