Vacunas antidrogas enfrentan obstáculos

Las vacunas contra las adicciones aparecen como una mejor estrategia que el enfoque represivo de la llamada guerra contra las drogas en el mundo, pero deben superar primero los muros de los laboratorios y encontrar respaldo financiero.

Experimentos contra la dependencia de la cocaína y la heroína realizados en México y en Estados Unidos están en marcha, pero necesitan aún dos o tres años de trabajo para comprobar si el tratamiento es viable. Además, deben despejar dilemas éticos, como la obligatoriedad de medicación para adictos y la autorización de dosis para menores de edad.

"Tendría que pensarse en otras formas de aplicación. Se tiene que quitar el efecto agradable de las drogas, lo cual es factible. Pero habría que empezar a hacerlo en niños y niñas y eso implica una serie de temas legales y éticos", dijo el médico Rogelio Rodríguez a IPS.

En su clínica privada, Rodríguez ofrece tratamientos a base de sueros contra la dependencia de la cocaína y del alcohol, acompañados de terapia psicológica. Durante siete días, a un costo diario de unos 64 dólares, el paciente recibe una dosis que termina por desatar el rechazo a la sustancia adictiva y el alejamiento de esta.

La Secretaría (ministerio) de Salud de México ya patentó una vacuna contra la heroína, aplicada exitosamente en ratones y que está por pasar a la fase de prueba en humanos, para lo cual el gobierno busca financiamiento internacional.

Debido a que el sistema inmunológico humano no puede detectar la presencia de moléculas de drogas, la inyección engaña al organismo al crear anticuerpos que aíslan los componentes químicos de las drogas. Así, el adicto ya no siente sus efectos y abandona el consumo.

En México había al menos 465.000 drogadictos en 2008, según estimaciones de la Encuesta Nacional de Adicciones de ese año, cuya edición actualizada está en proceso de elaboración.

El estudio reveló que el consumo de drogas ilegales y médicas en la población rural y urbana llegó a 5,7 por ciento de la población de entre 12 y 65 años de edad. Sustancias ilegales, como la marihuana, la cocaína, la heroína y las metanfetaminas, se ubicaron en 5,2 por ciento.

La marihuana y la cocaína son las de mayor consumo, con 4,2 y 2,4 por ciento, respectivamente, seguidas por los inhalables, las anfetaminas y la heroína.

La vacuna "es promisoria para los usuarios que quieren ayuda para frenar el abuso. Pero no es una cura ni un bloqueo completo", señaló a IPS el profesor Frank Orson, del Departamento de Patología e Inmunología del Colegio Baylor de Medicina, en la sureña ciudad estadounidense de Houston.

En el artículo "Desarrollo de una vacuna contra la cocaína", publicado en la revista Expert Review of Vaccines en 2010, Orson y sus colegas estadounidenses Berma Kinsey y Thomas Kosten subrayan la persistencia de "una necesidad urgente de nuevos tratamientos para la adicción a la cocaína, especialmente porque no hay intervenciones farmacológicas efectivas disponibles para" ella, a diferencia de la morfina o la heroína.

Los primeros experimentos de vacunación contra la morfina y heroína datan de los años 70, pero luego se desvanecieron, quizás por la disponibilidad de la metadona para los aficionados a la heroína. El interés resurgió en 1992, cuando se reportó un tratamiento preventivo contra el polvo blanco que produjo anticuerpos en ratones vacunados.

Luego de asumir el cargo en diciembre de 2006, el presidente de México, Felipe Calderón, desplegó a miles de policías y soldados para combatir el narcotráfico, una campaña represiva que ha dejado más de 47.000 muertos, según los últimos datos gubernamentales, pero que recuentos periodísticos cifran en más de 50.000.

Por eso, el enfoque preventivo y clínico cobra preponderancia, aunque el desarrollo de las vacunas requiere de respaldo financiero para su elaboración a escala industrial.

"No es negocio para la industria y eso mismo pasa con otras enfermedades. El Estado tendría que subsidiarlo. Ya hemos escuchado que se viene una vacuna y no pasa nada", estimó Rodríguez, quien intentó introducir inútilmente su tratamiento en cárceles de la ciudad de México, "pero me pedían demasiados requisitos".

La Encuesta Nacional de Adicciones detectó que los adolescentes son los que más caen en la dependencia, a partir del exceso. Su investigación registró que 35,8 por ciento de los entrevistados en esa franja etaria están afectados, 24,6 por ciento de adultos entre 18 y 25 años y 14,5 por ciento de los mayores de 25 años.

Asimismo, encontró que la mitad de los fumadores de marihuana prueban antes de la mayoría de edad, en tanto que sólo una tercera parte había consumido cocaína antes de los 18 años. Pero es diferente el caso de los adultos entre 18 y 25 años, quienes empezaron a ingerir cocaína, alucinógenos y heroína en ese periodo.

"Es improbable que las empresas farmacéuticas se comprometan con la producción comercial. Necesitarán subsidios, pues el mercado es pequeño, con aquellos en necesidad de tratamiento que no tienen generalmente mucho dinero disponible", planteó Orson.

El desarrollo de estos métodos plantea dilemas acuciantes, como si los padres deben autorizar a que sus hijos e hijas sean inoculados, si el Estado puede obligar a infractores menores a someterse a los tratamientos o a la protección de los datos personales de quienes se vacunen.

"Mejores vacunas o nuevos métodos no serán la conclusión para tratar el abuso de sustancias. El cocainómano interesado necesitará otras intervenciones, como terapia y programas de rehabilitación, para superar su adicción", sugieren Orson, Kinsey y Kosten en su artículo.

"Los programas antidrogas escolares deben ser fortalecidos, pues la adicción a la cocaína empieza a menudo antes de los 20 años", advirtieron. Recomendaron, además, que el sistema de justicia penal debe reconsiderar el encarcelamiento indiscriminado de usuarios de cocaína y ofrecer ayuda en vez de castigo.

La Encuesta Nacional de Adicciones indica que sólo 16 por ciento de los usuarios acude a tratamiento y que los grupos de ayuda mutua, como adictos anónimos, son recursos importantes.

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