CUBA: Dilemas financieros

El nuevo gobierno cubano, encabezado por Raúl Castro, parece dispuesto a enfrentar con urgencia problemas tan complejos como la dualidad monetaria y la incapacidad de los salarios para estimular la producción, en un país que vive el decimoctavo año de crisis económica.

La prioridad quedó clara en el primer discurso de Castro, el día 24, y desde hace días se palpa en las calles de varias ciudades de esta isla caribeña. "Dicen que va a bajar la cotización del peso convertible cubano, frente a la moneda nacional", señaló una habanera de 34 años mientras hacía fila para cambiar dinero.

Las especulaciones no cesan. Los rumores, que antecedieron a la sesión del parlamento del pasado fin de semana, apuntan a un descenso de la actual tasa de cambio de 25 pesos cubanos por un peso convertible (CUC) a 20, 16 y hasta 13 pesos cubanos por unidad. Cada CUC equivale oficialmente hoy a 1,05 dólares estadounidenses.

"Si es verdad, saldrán ganando las personas que viven de su salario en pesos cubanos. Pero la gente como yo, que vive de las remesas que su familia les manda del exterior, perdemos", añadió esta mujer, que todos los meses cambia 40 CUC a pesos cubanos para garantizar "más o menos" las compras de alimentos en el agromercado.

Sin embargo, es evidente que para el gobierno de Cuba la prioridad pasa por cotizar mejor la moneda nacional y, por ende, aumentar el valor real del salario, muy deteriorado desde los inicios de la crisis económica que sucedió a la pérdida de sus socios comerciales de los hoy desaparecidos bloque socialista europeo y Unión Soviética, a comienzos de la década del 90.

En su discurso de asunción como presidente del Consejo de Estado, el domingo, Raúl Castro afirmó que su administración tendría como prioridad "satisfacer las necesidades básicas de la población", siempre sobre la base del "fortalecimiento sostenido de la economía nacional y de su base productiva".

Según Pavel Vidal, especialista del Centro de Estudios de la Economía Cubana, gracias al "crecimiento del producto interno bruto y de las exportaciones en sectores como el níquel y los servicios profesionales", la isla está en condiciones de reevaluar el peso cubano frente al peso convertible.

Desde 2005, el sistema estatal de casas de cambio (Cadeca) vende un CUC por 25 pesos cubanos y los compra a 24 pesos.

La medida beneficiaría a buena parte de los 11,2 millones de habitantes de esta nación caribeña y "no desestimularía la entrada de divisas", señaló Vidal a IPS. Sin embargo, sectores de la población con una proporción mayor de ingresos en moneda fuerte verían afectado su poder adquisitivo.

El Estado paga los salarios y las pensiones en pesos cubanos, utilizados para pagar los servicios públicos básicos, asistir a centros culturales y deportivos, adquirir algunos productos industriales, los alimentos en los agromercados y aquellos productos subvencionados mediante la "libreta de abastecimientos", que poseen todas las familias.

En cambio, el peso convertible (CUC), sustituto del dólar estadounidense desde 2004, se usa para acceder a determinados servicios y comprar en la llamadas "tiendas recaudadoras de divisas", también estatales, donde se ofertan productos básicos de mayor calidad, así como electrodomésticos, muebles, bebidas y otros de consumo doméstico.

Los rumores acerca de una posible reducción de la tasa de convertibilidad han producido aglomeraciones en las casas de cambio de Santiago de Cuba, más de 850 kilómetros al este de La Habana, donde "la gente comenzó a sacar pesos convertibles del banco para cambiarlos por pesos cubanos", relató a IPS la profesora Yolanda Felipe.

"Creo que esa reacción se debe a especulaciones y a una mala interpretación del discurso de Raúl (Castro)", dijo a IPS el economista Armando Nova, escéptico ante una posible reevaluación inmediata del peso cubano. Para el especialista, la solución no está en el descenso progresivo de la tasa de cambio, sino en el aumento de la producción.

La doble circulación monetaria fue autorizada por el gobierno en 1993, con el objetivo de inyectar dólares frescos a la economía nacional, que pasaba por el peor momento de la crisis. En aquella época cada dólar llegó a costar 150 pesos cubanos, sólo en el mercado negro, pues las Cadeca aparecieron en 1995.

"La eliminación de la dualidad monetaria en los mercados de la población no acabaría con las desigualdades", sostuvo Vidal.

A su juicio, las disparidades en los ingresos podrían reducirse mediante la reevaluación del peso cubano en las Cadeca y el incremento de los salarios y pensiones, ambos dependientes de factores como la productividad del trabajo, las exportaciones y la competitividad.

Las autoridades consideran que alrededor de 60 por ciento de la población tiene acceso a la moneda convertible, fundamentalmente a través de remesas familiares, propinas, servicios por cuenta propia, programas de estimulación salarial o pagos de entidades foráneas radicadas en el país.

"Los mayores beneficios de la eliminación de la dualidad monetaria pueden encontrarse en el sector empresarial", señaló el investigador.

Las entidades que operan en pesos cubanos no pueden usarlos en la compra de pesos convertibles ni divisas, por lo cual "les resulta muy difícil realizar las importaciones necesarias para completar su ciclo económico", agregó.

El presidente Raúl Castro advirtió que "cualquier cambio referido a la moneda debe hacerse con un enfoque integral", tomando en cuenta "el sistema salarial, los precios minoristas, las gratuidades y los millonarios subsidios que actualmente suponen numerosos servicios y productos distribuidos de una forma igualitaria".

"Constituye hoy un objetivo estratégico avanzar de manera coherente, sólida y bien pensada, hasta lograr que el salario recupere su papel y el nivel de vida de cada cual esté en relación directa con los ingresos que recibe legalmente, es decir, con la importancia y cantidad del trabajo que aporte a la sociedad", aseveró el mandatario.

En un estudio publicado a comienzos de 2007, Nova concluyó que una familia de cuatro personas, dos de ellas adultas, necesitaba alrededor de 1.319 pesos cubanos mensuales para cubrir sus necesidades mínimas. Si dos personas de ese núcleo trabajan y ganan el salario medio actual, de 408 pesos, necesitarían al menos 503 pesos extra.

Se calcula que cada hogar destina como promedio más del 93 por ciento de sus ingresos a la compra de alimentos. El presupuesto doméstico apenas alcanza, entonces, para otras exigencias también elementales, como ropa, calzado o el disfrute de actividades recreativas y culturales.

Otra investigación, realizada por Vidal, sostiene que el salario medio real de 2006 representaba apenas 24 por ciento del devengado en 1989, antes del inicio de la crisis económica, a pesar del incremento en el salario nominal, de 188 a 385 pesos. El alza general de sueldos y pensiones de 2005 aumentó ligeramente el poder adquisitivo.

En su discurso del domingo 24, Castro calificó de "irracionales e insostenibles" los subsidios que el Estado mantiene a la distribución igualitaria de servicios y productos, en particular los comprendidos en la llamada "libreta de abastecimiento", una canasta básica de alimentos y artículos de higiene asignada a todas las familias.

Similares señalamientos hechos por el líder máximo de la revolución, su hermano Fidel Castro, en marzo de 2005, hicieron pensar a economistas locales que la política igualitarista sería reemplazada por una que tomara en cuenta los dispares niveles de ingresos y condiciones de vida, pero hasta ahora no han ocurrido movimientos en ese sentido.

"Mucha gente todavía depende de la libreta para comer", dijo a IPS Elena Suardíaz, de 62 años. "Si la quitan tendrán que dejar alguna opción para quienes tienen poco dinero, sobre todo para los jubilados como yo", sugirió esta enfermera retirada, mantenida hoy por sus hijos pues, asegura, "la pensión no alcanza para nada".

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