Ecuador y Perú apostaron a la integración económica como un mecanismo para empujar las negociaciones de paz, estancadas por discrepancias sobre la fijación de la frontera común en un tramo no delimitado de la Amazonia.
La Comisión Binacional de Integración Fronteriza hizo público el jueves pasado en Quito el contenido total de los acuerdos a los que llegó después de cuatro meses de trabajo. Esta es la única de las cuatro comisiones nombradas para negociar la paz entre ambos países, que revela públicamente sus propuestas.
En una acto que analistas interpretaron como presión para que los dos gobiernos salven los últimos escollos de la negociación, los comisionados de Ecuador y Perú explicaron detalladamente a un auditorio de más de 200 personalidades lo que los dos países podrían lograr en materia de desarrollo si firmaran la paz.
El presidente de la delegación ecuatoriana en esta comisión, Mario Ribadeneira, dijo que el proyecto de integración fronteriza y global propuesto por el grupo "es el contrapeso de lo difícil y doloroso de la negociación, y de aquello que es duro de aceptar para un país y otro".
Ribadeneira aludió a la mayor dificultad del proceso, que consiste en fijar una frontera común en un tramo no delimitado en el Alto Cenepa, río que ambos países reivindican como suyo, así como negociar la presencia que Ecuador reclama en el Amazonas.
El acto fue presidido por el ex presidente ecuatoriano Osvaldo Hurtado (1981-84), quien declaró que, si se firma la paz, en lo económico Perú podría pasar a ser el segundo socio comercial de Ecuador, desplazando a Colombia que ocupa actualmente ese lugar, con un intercambio de 800 millones de dólares anuales.
La propuesta de la Comisión ecuatoriano-peruana tiene dos componentes básicos: un acuerdo de integración fronteriza y otro de libre comercio, de alcance global.
La estrella del acuerdo es un "Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza", que prevé inversiones de unos 3.000 millones de dólares en los próximos 10 años.
El presidente de la delegación peruana en la comisión, Drago Kisic, opinó que "el programa es ambicioso pero realista", y está destinado a mejorar la calidad de vida de las regiones fronterizas ecuatoriano-peruanas, en las que viven unos cuatro millones de personas.
Dentro de este plan se considera la ejecución de proyectos binacionales conjuntos, como el de riego Puyango-Túmbes, paralizado por décadas, que inicialmente preveía habilitar 70.000 hectáreas de tierras.
La comisión redujo las expectativas a 35.000 hectáreas de regadío, con una inversión de alrededor de 675 millones de dólares.
También constan proyectos de vialidad para unir las principales ciudades fronterizas y mejorar el transporte de personas y mercaderías.
Existe un plan de interconexión vial entre Guayaquil-Piura, el manejo conjunto de cuencas hidrográficas y el desarrollo sustentable de la Amazonia, con dotación de infraestructura productiva, además de planes para interconectar el oleoducto peruano con el transecuatoriano.
La Comisión asegura que Ecuador y Perú podrán conseguir fondos privados y de organismos multilaterales de crédito para todos estos proyectos, siempre que se firme el acuerdo global de paz.
Los comisionados plantean que después de la firma del acuerdo global Washington sea la sede de una amplia reunión de países, donantes e inversionistas, a los cuales se presentarán los proyectos.
Se propone crear un Fondo Binacional para la paz y el desarrollo de 200 millones de dólares, que puede financiarse con recursos no reembolsables provenientes de emisión de certificados y aportes de los países garantes del proceso de paz (Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos), junto con Ecuador y Perú.
Se crearía también un Grupo Consultivo, respaldado por el Banco Mundial, que gestionaría la consecución de los 3.000 millones de dólares previstos para el Plan Binacional.
Los comisionados dijeron que la cifra es alta pero razonable, y equivalente a una operación similar que el Banco Mundial respaldó para Guatemala.
En cuanto al Acuerdo de Profundización del Libre Comercio, la comisión negociadora propone la liberalización total del comercio ecuatoriano-peruano hasta fines del 2001. Solo quedaría una nómina de excepciones de 100 productos, que sería desgravada según las normas de la Comunidad Andina, a más tardar en el 2005.
Para el corto plazo, plantea desgravar alrededor de 500 partidas arancelarias en los 90 días siguientes a la suscripción del acuerdo global de paz entre los dos países, y negociar un acuerdo de complementación industrial en el sector automotor.
Ecuador y Perú podrían llegar a incrementar su intercambio comercial hasta 600 millones de dólares para el año 2002, según las metas propuestas por los comisionados. En 1997, el comercio bilateral apenas alcanzó los 133 millones de dólares.
Los comisionados destacaron que el grupo no tuvo desacuerdos en ningún aspecto de la negociación. "El comercio será la cuña que rompa las desconfianzas", expresó el presidente de la delegación ecuatoriana en la Comisión de Integración Fronteriza.
En el acto estuvo presente el viceministro ecuatoriano de Relaciones Exteriores, Diego Ribadeneira, quien afirmó que "los verdaderos enemigos no están tras las fronteras, sino dentro", y destacó la necesidad de que los dos países luchen contra la pobreza, la corrupción, el desempleo y el narcotráfico. (FIN/IPS/amr/ag/ip/98