Una receta para los sin techo de Camboya

En el restaurante de Romdeng. Crédito: Simba Shani Kamaria Russeau/IPS.

Sus padres murieron cuando tenía apenas cuatro años, y el camboyano Samlain Chey, ahora de 22, terminó viviendo en las calles junto al río cercano al Palacio Real de Phnom Penh. Hasta que conoció a un trabajador social de Mith Samlanh que cambió su destino.


Mith Samlanh, que significa “amigos”, es una organización local que facilita la reintegración de jóvenes a sus familias, a la escuela pública, al trabajo y a la cultura. Y tiene formas innovadoras para hacerlo.

La entidad recoge a personas sin techo y las capacita como chefs en sus restaurantes escuela Romdeng y Friends.

Además de lo que estos restaurantes significan para la gente sin hogar, también tienen importancia por su comida. Ambos se han ganado el reconocimiento local e internacional por su gastronomía jemer contemporánea y tradicional.

Samlain tenía 15 años cuando los restaurantes lo encontraron a él. Le dieron un hogar y un futuro. “Tuve vivienda mientras estudiaba la cocina tradicional jemer y la industria de la hospitalidad y los servicios”, dijo a IPS.

“Después de un mes de clases, quería ser chef principal y abrir mi propio restaurante”, relató.

Al completar su formación de tres años, a Samlain le ofrecieron un puesto de profesor. Como exjoven de la calle, ahora siente que tiene la oportunidad de ayudar a otros como él.

“Es difícil vivir en las calles: no comes lo suficiente, no hay seguridad, empezamos a usar drogas y a nadie parece importarle nuestro futuro”, dijo.

“Estoy feliz trabajando aquí porque también puedo compartir mi historia, que da a los estudiantes la confianza que necesitan para no rendirse”, añadió.

De los 15 millones de camboyanos, 44,3 por ciento tienen menos de 18 años. Según estadísticas oficiales, 35 por ciento viven en la pobreza, con ingresos menores a 45 centavos de dólar por día y por persona.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indica que entre 10.000 y 20.000 niños y niñas trabajan en las calles de Phnom Penh.

Bopha, de 17 años, es una de ellos. No tuvo donde vivir hasta los 14 años. A sus padres les resultaba difícil mantener a una familia de ocho integrantes vendiendo tortas junto a la carretera en la capital, explicó.

“Mi vida fue muy difícil porque había veces en que no podíamos ganar suficiente dinero para comprar alimentos y yo no podía ir a la escuela”, relató Bopha a IPS.

[related_articles]“Las cosas cambiaron cuando un trabajador social de Mith Samlanh empezó a visitarnos en la calle para ofrecernos comida. Me preguntó si me interesaba aprender computación y cocina tradicional. Al principio dudé, porque temía que, si me iba, no podría ayudar a mi familia a vender tortas”, señaló. Pero luego aceptó el ofrecimiento.

Hallar trabajo es complicado. La economía no logra dar ocupación a las casi 400.000 personas que cada año se suman al mercado laboral.

Según el Ministerio de Trabajo, entre 200.000 y 300.000 jóvenes emigran anualmente en busca de empleos poco calificados, porque en su país carecen de formación adecuada y de oportunidades.

“Los niños de la calle han perdido su derecho a la educación”, dijo a IPS el encargado de comunicaciones del restaurante Friends, Menghourng Ngo.

“A los que tienen entre tres y 14 años les brindamos educación informal para que se integren fácilmente a la escuela. Los jóvenes de entre 15 y 24 años están más interesados en el empleo, así que les ofrecemos capacitación vocacional en nuestro centro”, continuó.

“Nuestra formación se centra en desarrollar la confianza, el respeto a uno mismo, una higiene adecuada y habilidades para el negocio gastronómico. Al completarla, los ayudamos a encontrar trabajo. Nuestra nacionalidad es jemer, así que el programa también inculca un sentido de orgullo por nuestra cultura”, agregó.

La numerosa población joven y sus muchos problemas han captado la atención de los políticos.

Aproximadamente 50 por ciento de las personas aptas para votar tienen menos de 25 años, y los reclamos de más empleo juvenil tuvieron un efecto electoral positivo para el Partido de Rescate Nacional de Camboya en los comicios del mes pasado.

Muchos creen que la pérdida de 22 escaños que sufrió el gobernante Partido Popular de Camboya del primer ministro Hun Sen constituye un mensaje del resentimiento juvenil, que puede profundizarse si la calidad de vida de este sector de la población no mejora.

“Mi sueño es ver a mi familia con un buen nivel de vida. Me gustaría ser dueña de una casa y abrir mi propio negocio algún día para compartir la gastronomía jemer con la comunidad internacional”, dijo Bopha.

“Desde que vengo a Mith Samlanh estoy más entusiasmada con mi futuro. Fue muy importante acceder a sus cursos vocacionales, porque ahora tengo las herramientas para hacer mi sueño realidad”, resumió.

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