Un año después persisten detonantes de protestas del 11 de Julio en Cuba

Un grupo de personas esperan en el exterior de una tienda que venden productos en divisas convertibles, en La Habana. El gobierno de Cuba defiende la existencia de esos establecimientos, pero economistas y cientistas sociales advierten que la segmentación del acceso a insumos básicos acrecienta desigualdades sociales. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

LA HABANA – Pese al control de la covid y algunas medidas de estímulo económico, la inflación y las desigualdades en el acceso a alimentos y otros bienes persisten entre múltiples factores que hace un año combustionaron en las protestas más masivas desde 1994 en varias ciudades de Cuba.

“En 12 meses cambiaron algunas cosas, otras casi nada. En julio pasado temía por mi vida; vivía encerrada por la pandemia. Ahora salimos a la calle incluso sin nasobuco (mascarilla). Hace poco me pusieron el segundo refuerzo de la vacuna Abdala”, tras el esquema inicial de vacunación de tres dosis, analizó la jubilada Lidia Batista en una entrevista con IPS desde la ciudad de Holguín, 685 kilómetros al este de La Habana.

Desarrolladas por el sector biotecnológico nacional, las vacunas Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, pendientes del aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS), permitieron inmunizar contra el virus Sars Cov-2 a 90 % de los 11,1 millones de habitantes de la isla, muestran datos del Ministerio de Salud Pública.

La tasa de inmunización y la reducción de muertes y contagios por la enfermedad favorecieron la reapertura de fronteras el 15 de noviembre. Con el fin de cuarentenas y medidas de distanciamiento social reanudaron actividades estratégicas como el turismo, así como las culturales y sociales.

“Lo que sí no ha tenido arreglo es la economía. Los precios andan por las nubes. También faltan medicinas y siguen los apagones. Muchos alimentos no hay como pagarlos por su elevado precio”, comentó Batista.

Medidas con resultados dispares

“El gobierno cubano ha tenido este año muy poco margen de acción para cambiar el estado de cosas. La escasez y la inflación siguen marcando la vida cotidiana de los cubanos. No hay espacios para seguir aumentando el gasto público, el endeudamiento externo o las importaciones”, explicó a IPS el economista cubano Pavel Vidal, profesor de la  Pontificia Universidad Javeriana de Cali, en Colombia, desde esa ciudad.

“El gobierno cubano ha tenido este año muy poco margen de acción para cambiar el estado de cosas. La escasez y la inflación siguen marcando la vida cotidiana de los cubanos. No hay espacios para seguir aumentando el gasto público, el endeudamiento externo o las importaciones”: Pavel Vidal.

Según expertos, el descontento mostrado en las calles cubanas fue resultado no solo del desabastecimiento de alimentos y artículos de primera necesidad.

Obedeció también, argumentan, al plan de reordenamiento económico iniciado el 1 de enero de 2021 que multiplicó los precios, generó inflación y redujo el poder adquisitivo de numerosas familias, pese al aumento de salarios y pensiones.

A su vez, se acentuó la dolarización parcial junto con el aumento de comercios donde se venden alimentos en divisas.

El gobierno defiende estos establecimientos como un mecanismo de recaudación de divisas para, con una parte, surtir los desabastecidos mercados en pesos, la moneda en la cual se pagan los salarios, en un país que debe importar alrededor de 70 % de sus alimentos.

No obstante, economistas y cientistas sociales han hecho notar que tal segmentación en el acceso a productos básicos acrecienta las desigualdades sociales.

Un vendedor ambulante vende productos agrícolas a un grupo de clientes, en La Habana. Familias cubanas encuentran obstáculos para la compra estable de frutas, vegetales, tubérculos, carnes y alimentos procesados de calidad y a precios asequibles a fin de complementar la dieta básica, ante el aumento de inflación y la reducción del poder adquisitivo. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Autoridades reconocen “problemas” en el diseño e implementación del ordenamiento, así como “ingresos polarizados”.

La estatal Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei) reportó para 2021 un crecimiento de 77,3 % del Índice de Precios al Consumidor, aunque entidades foráneas que estudian la economía cubana consideran que la inflación podría ser 10 veces superior a esa cifra.

Tales factores se sumaron a la profundización de la crisis económica debido al fortalecimiento del embargo dispuesto por el expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), y dos centenares de sanciones contra la isla durante su gestión.

De momento es difícil estimar el posible impacto de las medidas anunciadas en mayo por el gobierno de Joe Biden dirigidas a reanudar los vuelos desde Estados Unidos a varias provincias, la eliminación de límites al envío de remesas y la reautorización de licencias para viajes grupales de estadounidenses con fines educativos e investigativos.

No obstante, Vidal significó la aprobación de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que en su opinión, “representa un cambio estructural importante dentro del modelo económico cubano”, centralmente planificado.

Hasta el momento se aprobaron 4098 mipymes privadas, 51 estatales y 56 cooperativas no agropecuarias, desde que en septiembre de 2021 y tras ser reclamadas durante años, por fin se les dio luz verde como parte de una estrategia para incentivar la producción de bienes y servicios, así como aumentar las posibles fuentes de empleo.

Siguen sin ser palpables los resultados de otras medidas gubernamentales durante los dos últimos años para incentivar la agricultura, la ganadería y la autonomía de las empresas estatales.

Hasta el 31 de diciembre se mantiene la autorización excepcional para quienes viajen a Cuba importen en el equipaje acompañante sin límite de cantidad y libre de impuestos alimentos, medicinas, insumos médicos y artículos de aseo, como una forma de paliar su crónica escasez.

Vista de una parcela donde se edifican nuevas viviendas en la comunidad El Fanguito, un barrio en situación de vulnerabilidad en el municipio habanero de Plaza de La Revolución. Tras el 11J, las autoridades identificaron al menos 67 de estas comunidades en la capital cubana donde inyectaron recursos para construir y reparar viviendas, asfaltar viales, instalar redes de agua y alcantarillado, además de reanimar la vida cultural. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

11J en contexto

El conocido como 11J ocurrió cuando la isla atravesaba un pico de contagios y fallecimientos por covid, y la escasez de oxígeno llevó al límite los servicios del sistema de salud pública en algunas de las 15 provincias cubanas.

La irritación popular aumentó por los cortes de energía debido a continuas roturas y reparaciones en las envejecidas centrales termoeléctricas que, junto con motores diésel, aportan 90 % de la generación eléctrica.

En semanas recientes varios de los 20 bloques de generación térmica reportaron averías o entraron en mantenimiento, con el consiguiente aumento de los molestos apagones.

Para el ejecutivo del presidente Miguel Díaz-Canel las manifestaciones en unas 40 urbes con reclamos de cambios económicos y políticos, y sin un liderazgo visible, fueron aupadas desde Estados Unidos y otros países como parte de una “intensa operación político-comunicacional” dirigida a “alentar disturbios e inestabilidad” y desembocar en un “cambio de régimen”.

El gobierno sostiene que Washington utiliza las privaciones derivadas en parte por el propio embargo, decretado en 1962, para inducir un estallido social.

Ocurrieron también actos vandálicos y violentos contra establecimientos comerciales, vehículos y fuerzas del orden público, y además de heridos se reportó el fallecimiento de una persona.

“Si bien no comparto la violencia de algunos ese día, creo que las protestas enviaron un mensaje claro, que un grupo importante de personas no estaban “confundidas” sino agobiadas por una vida cada vez más precaria”, dijo a IPS el economista Hanser Castillo, quien trabaja como contable de empresas de gestión privada y arrienda su vivienda para el turismo en La Habana.

Según Castillo, “tampoco debe obviarse que cada vez más jóvenes optan por abandonar el país al no ver perspectivas para su desarrollo”.

Desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 31 de mayo de 2022 solo en el cruce ilegal hacia Estados Unidos, principalmente por la frontera con México, fueron detenidos 140 602 migrantes cubanos, equivalente a 1,2 % de la población de la isla, precisan datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de aquella nación.


También le pueden interesar:

El escenario económico en Cuba detrás del 11 de julio

El 11J en Cuba: contextos, circunstancias y escenarios

Desafíos para gobierno y ciudadanía tras protestas en Cuba

Más allá de las protestas en Cuba


La Fiscalía General de la República (FGR) cubana informó en enero sobre el procesamiento de 790 ciudadanos que “atentaron contra el orden constitucional y la estabilidad de nuestro Estado socialista” durante los hechos de julio anterior.

En las últimas semanas, la entidad informó sobre sentencias firmes dictadas por los tribunales de varias provincias contra personas sancionadas, en su mayoría, por “delitos de sedición; sabotaje; robo con fuerza y violencia; atentado; desacato y desórdenes públicos”, con penas que alcanzan hasta 25 años de privación de libertad.

Algunos ciudadanos fueron absueltos, y en otros casos las sanciones fueron subsidiadas por trabajo correccional con y sin internamiento y limitación de libertad, de acuerdo con la FGR.

Sobre los juicios, familiares de los condenados, activistas y organizaciones internacionales señalan fabricación de pruebas, falta de garantías y penas sobredimensionadas.

Las autoridades judiciales afirman que las causas han cumplido con el debido proceso.

Automovilistas repostan de combustible durante la noche en una estación de servicio de La Habana. Cuba depende de la importación para el abastecimiento de hidrocarburo y el incremento de precios es uno de los que agobia a su pobación. Foto: Jorge Luis Baños / IPS

Perspectivas

Tras el 11J, las autoridades identificaron 67 barrios capitalinos como los de mayor situación de vulnerabilidad, y junto con comunidades similares en el resto del país, recibieron recursos para construir y reparar viviendas, asfaltar viales, instalar redes de agua y alcantarillado, además de reanimar la vida cultural.

Aunque los planes prevén un aumento de 4% del PIB este año, Vidal opina que la recuperación en Cuba, en el corto plazo, dependerá de factores externos sobre todo asociados al turismo, las sanciones estadounidenses y la situación de la economía internacional.

Añadió que “es fundamental profundizar las reformas en la agricultura, cerrar o reestructurar las 400 empresas estatales que reportan pérdidas… y se debe completar la reforma monetaria, la cual quedó incompleta, pues se mantienen segmentaciones y dualidades monetarias y cambiarias”.

En el plano de la política macroeconómica, redondeó el economista desde Cali, “la prioridad debe ser un plan de estabilización para reducir el déficit fiscal –estimado en 18,3 % del PIB para 2021- y la inflación”.

ED: EG

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe