TRABAJO-CHILE: Subvención contra desempleo juvenil

Desde que terminó el colegio secundario, Lorena Wenner, de 21 años, ha oscilado entre trabajos precarios y cesantías. Ella podría ser una beneficiada del subsidio a la contratación de jóvenes entre 18 y 24 años, que hoy se discute en el parlamento de Chile.

Primero ingresó como auxiliar de párvulos en un jardín infantil de propiedad de una prima, donde no le exigían capacitación. "Sin experiencia laboral era difícil encontrar otro trabajo", contó a IPS Wenner.

Pero esto le significó recibir un sueldo de 80.000 pesos, casi la mitad del actual salario mínimo, de 159.000 pesos (265 dólares), por una jornada de ocho horas diarias.

Dejó ese empleo para estudiar una licenciatura en alemán, carrera que no le gustó y que cursó sólo algunos semestres. Luego estuvo varios meses cesante, hasta que fue contratada como recepcionista en un colegio, donde se repitió la misma historia del jardín infantil.

Cansada de los bajos sueldos, buscó mejores perspectivas en una central de llamadas, donde abundan los jóvenes que necesitan empleos con horarios flexibles. Ahí mejoró la relación entre jornada de trabajo y remuneración. Pero se sentía esclavizada, casi sin tiempo para comer e ir al baño, asegura.
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Renunció a ese empleo y estuvo cesante varios meses hasta que encontró un trabajo de camarera, que pretende compatibilizar con los estudios de pedagogía que inicia este año.

La experiencia de esta joven no es aislada ni Chile ni en el resto de América Latina.

"En todos los países de la región, el desempleo juvenil es entre dos y cuatro veces mayor al adulto", señaló a IPS el especialista en políticas de empleo Gerhard Reinecke, de la Oficina Subregional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina.

El experto agrega que muchos de los empleos para jóvenes que no tienen experiencia laboral son informales, mal pagados y precarios. Los profesionales menores de 25 años también tienen dificultades para encontrar un trabajo digno, apunta.

Es el caso del chileno Pablo Berríos, de 25 años. Después de estudiar historia del arte y un posgrado en la Universidad de Chile, estuvo cerca de un año cesante, según contó a IPS. No había ofertas en su área y cuando se postuló a otros trabajos, entre ellos de camarero, lo rechazaban por estar "sobrecalificado".

Su única alternativa fue postularse a un fondo del gobierno para realizar un proyecto de investigación junto a un grupo de compañeros, desempleados como él.

Cuando éste termine, pretende seguir estudiando para optar en el futuro a dictar clases en alguna universidad. Mientras tanto, dice, seguirá dependiendo de sus padres.

Hay muchas carreras saturadas, como periodismo y psicología, observa el joven.

En el trimestre noviembre- enero, la tasa de desempleo total en Chile fue de ocho por ciento. Pero en el tramo de 15 a 24 años se eleva a 20 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Otros indicadores señalan que la participación laboral de los jóvenes del quintil más pobre del país es 60 por ciento inferior a la del quintil más rico.

La idea de un subsidio a la contratación de jóvenes surgió del consejo asesor presidencial sobre trabajo y equidad, establecido por la presidenta Michelle Bachelet en 2007, y fue retomada este año para hacer frente a la crisis económica internacional, cuyos efectos ya se sienten en el país.

El 12 de este mes, el proyecto fue aprobado por la sala de la Cámara de Diputados, y pasó a su segundo trámite al Senado.

"Esta política pública no sólo obedece a la crisis. La gracia de este proyecto de ley es que se mantiene en el tiempo. Eso es una señal de que el Estado está preocupado de proveer empleo a la población juvenil de nuestro país", dijo a IPS el director nacional del gubernamental Instituto Nacional de la Juventud, Juan Eduardo Faúndez.

De aprobarse, la iniciativa beneficiará a jóvenes entre 18 y 24 años que pertenezcan al 40 por ciento más pobre del país y que perciban rentas brutas mensuales inferiores a 360.000 pesos (unos 602 dólares). Los potenciales beneficiados suman 768.000 jóvenes.

Dos tercios del subsidio se pagarán anualmente al trabajador, mientras el tercio restante lo recibirá mensualmente el empleador, si ha pagado en la fecha correspondiente las cotizaciones obligatorias de pensión y salud de sus operarios.

Cuando las remuneraciones brutas del trabajador sean iguales o inferiores a 160.000 pesos, unos 267 dólares, el monto mensual del subsidio ascenderá a 30 por ciento de esa suma, cálculo que varía a medida que suben las rentas.

El proyecto también contempla la posibilidad de extender en el tiempo el beneficio para estudiantes y para mujeres que hayan sido madres entre los 18 y 24 años.

De igual forma, establece sanciones para los empleadores y trabajadores que hagan mal uso del subsidio.

Para su operación, este año el Estado deberá desembolsar 50.000 millones de pesos (unos 83 millones de dólares). Cuando esté completamente en régimen, el costo subirá a 64.000 millones de pesos.

Paralelamente, el gobierno trabaja en el perfeccionamiento del programa de capacitación "Jóvenes Bicentenario" para complementar el subsidio con apoyo a la formación.

"Quizás no sea la cantidad de empleo juvenil (conseguida con una política como el subsidio) el único indicador de éxito, sino también que la inserción laboral se dé en buenas condiciones, con un buen perfil de calificaciones, y en trabajos decentes con cobertura de seguridad social e ingresos satisfactorios", sostuvo el experto de la OIT.

En su opinión "se necesita seguir mejorando la calidad de la educación y de la formación profesional, como también seguir fortaleciendo las políticas de mercado laboral, incluyendo los sistemas de información e intermediación laboral".

Aunque el subsidio al empleo juvenil es valorado por todos los sectores, hay parlamentarios que han planteado dudas, por ejemplo que provoque la sustitución de trabajadores adultos. Por ello, pidieron al gobierno que estudie ampliar el beneficio a otros sectores de la población.

"Es una combinación de medidas las que se requieren para mejorar la situación laboral de los jóvenes, teniendo en cuenta además que durante el período de crisis hay muchos jefes y jefas de hogar de edad más avanzada que caen en cesantía y también necesitan un fuerte apoyo de las políticas de mercado laboral", concluyó Reinecke.

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