Terroristas se roban la salud de Somalia

El retiro de MSF de Somalia pone en riesgo la vacunación contra la poliomielitis. Crédito: Ahmed Osman/IPS

La somalí Maryan Yusuf, de 39 años, está débil y apenas puede hablar por el dolor. Hace unas pocas horas dio a luz a un bebé en el Hospital Afgooye, donde los medicamentos esenciales disminuyen a un ritmo alarmante.

“Es el cuarto hijo que tengo aquí. Pero ya no recibo tanto cuidado y tratamiento como antes. Estoy con dolores. No sé si volveré a sentirme bien”, dijo a IPS la mujer, tendida en una cama del sanatorio sin colchón.

El Hospital Afgooye, en la localidad rural del mismo nombre, se encuentra 30 kilómetros al sudoeste de Mogadiscio. Es uno de los tantos sanatorios que recibía apoyo de la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF).

Gracias a esa ayuda, el centro podía brindar atención médica a los residentes de Afgooye y de las áreas agrícolas cercanas.

Pero ya pasó casi un mes desde que MSF abandonó Somalia por los constantes ataques que sufría su personal a manos del grupo radical islámico Al Shabab.

El sanatorio se está quedando sin medicinas básicas y vacunas, dijo a IPS la enfermera Aisha Ahmed.

La clínica cuenta con apenas 20 camas, un solo médico y siete enfermeras, pero recibe a cientos de pacientes por semana.

“Este es el lugar al que vienen quienes necesitan atención médica gratuita, pero desde que el MSF se fue y ninguna agencia ocupó su lugar, no podemos cubrir las necesidades de salud de la gente de aquí y de la periferia”, señaló Ahmed.

MSF fue una de las pocas organizaciones internacionales en prestar asistencia sanitaria a los somalíes en los últimos 20 años, mientras este país del Cuerno de África era azotado por la guerra civil, la pobreza y la falta de servicios esenciales.

El gobierno central debe funcionar con recursos financieros limitados y bajo la continua amenaza de Al Shabab, que lanzó varios ataques terroristas en Mogadiscio a pesar de haber sido desalojado de otras ciudades clave del país.[related_articles]

En una entrevista con IPS, el portavoz presidencial Abdirahman Omar Osman dijo que Somalia afronta grandes limitaciones financieras.

“El gobierno recibe todos los meses unos tres millones de dólares del puerto y del aeropuerto de Mogadiscio, pero el presupuesto que necesitamos para ejecutar nuestras actividades diarias es de al menos 20 millones de dólares mensuales”, señaló.

Los centros de salud apoyados por MSF ofrecían atención primaria, tratamientos contra la desnutrición, cirugías, campañas de respuesta a epidemias y distribución de agua y otros suministros esenciales.

Más de 1.500 de personas trabajaban en sus programas de salud en toda Somalia, incluyendo la capital y otras ciudades.

“Solo en 2012, los equipos de MSF atendieron más de 624.000 consultas médicas, hospitalizaron a 41.100 pacientes, brindaron cuidados a 30.090 niñas y niños desnutridos, vacunaron a 58.520 personas y asistieron 7.300 partos”, señaló la organización en agosto, cuando resolvió abandonar Somalia.

Médicos somalíes creen que la decisión de MSF afectará a “cientos de miles de personas”.

De hecho el impacto fue inmediato dijo a IPS un funcionario de salud de Mogadiscio, Mohmaoud Yarow.

“Puedo entender cuán difícil ha sido para MSF abandonar Somalia, pero el efecto que ha tenido su retirada es enorme. Con el tiempo, esto se puede traducir en una crisis sanitaria mortal”, alertó Yarow.

Medios locales de comunicación informaron en agosto que combatientes de Al Shabab tomaron un hospital financiado por MSF en Marere, en la región de Yuba Medio, y robaron su equipamiento y medicamentos.

Autoridades médicas también advierten que el retiro de MSF complica aun más el último brote de poliomielitis, para cuyo combate la organización distribuía vacunas.

A comienzos de este año, se detectó la enfermedad en varias zonas del país, como la oriental región de Puntlandia, el sur y el centro del territorio. La Organización Mundial de la Salud confirmó 101 casos, y en agosto se lanzó una campaña de inmunización masiva.

El gobierno señaló que “lamenta profundamente” la decisión de MSF, y reiteró su compromiso de establecer condiciones de seguridad  para todas las entidades de ayuda internacionales.

“Es lamentable que el retiro de MSF esté teniendo un impacto en la vida de los somalíes”, dijo a IPS el portavoz del Ministerio de Desarrollo Humano y Servicios Sociales, Abdelaziz Qafiifores, responsable del sector de la salud.

“Entendemos las razones, pero la decisión, cualquiera sea su justificación, está causando un gran sufrimiento en Somalia”, añadió.

El gobierno estima que este “vacío crítico debe ser llenado”, pues de lo contrario podría “derivar en una catástrofe humanitaria”. Por tanto, llamó a la comunidad internacional a extender su apoyo.

Pero mientras esa ayuda llega, muchos se quedan sin atención médica.

Daahir Owre, un anciano del distrito de Daynile, no pudo conseguir antibióticos en el hospital local para la infección en una pierna que sufre su esposa. Las enfermeras le dijeron que el sanatorio se había quedado sin fármacos.

“No sé qué voy a hacer. Caminé cinco kilómetros para llegar aquí, pero no pude conseguir medicamentos para mi familia”, dijo Owre a IPS, mientras se retiraba.

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