SRI LANKA: Soñando con una carretera

El camino escarpado apenas se distingue de las chozas de barro y de los ruinosos alrededores de esta aldea de Sri Lanka, que todavía ostenta las cicatrices de la larga guerra civil que terminó el 17 de mayo de 2009.

En esa fecha, los Tigres tamiles, que combatieron por la separación del norte y este de Sri Lanka, se declararon derrotados por las fuerzas regulares del gobierno.

El conflicto había comenzado en 1983, tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en este país, contra la tamil, predominante en esta zona.

Ingenieros chinos controlan ahora la reparación de un estrecho de grava que mide unos 50 kilómetros de largo y conecta la aldea de Nedunkerni con la autopista A9, una suerte de salvavidas para la norteña región del Vanni, otrora escenario de la guerra.

Se restauran alcantarillas y pequeños puentes, mientras que las curvas pronunciadas se realinean. La reparación de la carretera Nedunkerni-Puliyankulam es una señal de que ya no son un lujo los servicios públicos básicos como el transporte, y de que dos años y medio después de terminada la guerra finalmente está llegando el desarrollo.
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Kanagasabay Udayakumar, gerente general de la Sociedad Cooperativa, mira la carretera desde el edificio que alberga a la oficina de la Sociedad Cooperativa Multipropósito del Norte de Vavuniya. Mientras, se pregunta cuándo esa vía quedará operativa nuevamente y permitirá a los vehículos circular con mercaderías.

"El día que la carretera esté bien, nosotros estaremos bien", dijo Udayakumar a IPS.

Nedunkerni es una típica aldea del interior del Vanni. Eludió lo peor del último estallido bélico, principalmente porque su población huyó en masa.

Cada muro aun en pie en la aldea ostenta las marcas de las balas. La habitación que Udayakumar usa como oficina es grande y tiene un gran hoyo en el techo, a través del cual entra la luz del sol. "Probablemente fue un proyectil", explicó.

De una pared de la pieza pende un retrato del presidente Mahinda Rajapaksa, a quien se le atribuye haber derrotado militarmente a los separatistas tamiles.

Desde diciembre de 2009 tiene lugar el reasentamiento en el Vanni, y la aldea de Nedunkerni no es la excepción.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unas 3.700 familias se reinstalaron en el norte de Vavuniya, cuya aldea más grande es Nedunkerni.

Como la mayoría de las familias regresaron a la agricultura y a las industrias artesanales como medio de sustento, la reparación de la carretera es vital, dado que brinda el enlace más corto hacia Vavuniya, centro neurálgico de la economía de la zona.

Este año, por primera vez en décadas, la división registró una cosecha arrocera récord y la posibilidad de buenos precios, especialmente luego de que las inundaciones arrasaron alrededor de 20 por ciento de los cultivos de la isla.

Pero el precio final para el arroz en Nedunkerni fue incluso más bajo que el precio mínimo fijado por el gobierno, a causa de las malas condiciones de la carretera.

Los agricultores no pudieron pagar los altos precios que cobran los transportistas. Al no existir instalaciones para el almacenamiento de sus productos, quedaron a merced de los compradores de pueblos cercanos como Vavuniya y Kilinochchi, que sabían harían un buen negocio.

Según Udayakumar, compraban un kilogramo de arroz por 18 centavos de dólar, mientras la Sociedad Cooperativa adquiría una cantidad menor por 23 centavos.

La misma lógica funciona para las verduras, los productos lácteos y los avícolas, a veces en términos más duros, por su naturaleza perecedera. Udayakumar dijo que a un camión cargado le lleva unas tres horas llegar al mercado mayorista de Vavuniya.

"Siete horas o más en la carretera hacen que no valga la pena el esfuerzo", sostuvo.

Cuando la aldea experimentó una cosecha particularmente buena de berenjenas, los comerciantes esperaron hasta que los precios cayeran a una fracción de los 80 centavos por kilogramo, precio mayorista en Vavuniya.

Ya nadie cultiva berenjenas u otras verduras a menos que los comerciantes les ofrezcan fijar los precios por adelantado.

"Es triste porque esta es tierra fértil, aquí crece cualquier cosa", dijo Kiruja Sivasubramaniyam, trabajadora local de una agencia de la ONU que usa la carretera con frecuencia.

Pero aunque haya señales de una buena cosecha, como en el último trimestre de este año, cuando llegan las lluvias, Nedunkerni y las aldeas cercanas sufrirán de todos modos.

Según el último informe de situación de la ONU, el inicio de la temporada lluviosa probablemente empeorará la pesadilla del transporte. La carreteras están en sus mejores condiciones durante los periodos secos, pero estos coinciden con cosechas pequeñas.

Son varios los proyectos que aspiran a revitalizar las economías internas de estas aldeas, como instalar molinos de arroz y centros apícolas. Pero ninguno cumplirá a pleno su potencial hasta que las rutas sean transitables.

Hasta los niños del lugar saben eso. "Cuando la carretera está mejor, vivimos mejor", dijo a IPS Ambikavadhi, de 10 años. Su padre falleció en el último periodo de las luchas, en abril de 2009, dejando a su madre al cuidado de cuatro hijas.

"Podemos lograr una buena cosecha en nuestro huerto, pero ¿qué sentido tiene si no podemos obtener un precio razonable?", planteó.

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