RELIGION: El diálogo, un legado del Papa para Cuba

El papa Juan Pablo II, a quien se atribuye una contribución significativa en el derrumbe del socialismo en Europa, tendió en Cuba valiosos puentes de diálogo en las no siempre fáciles relaciones del gobierno de Fidel Castro con la Iglesia Católica.

Ese fue quizás el principal legado de Karol Wojtyla, quien falleció el sábado tras 26 años de pontificado, en su postura hacia este país considerado ”último bastión” del comunismo en el hemisferio occidental.

”Nos duele tu partida, inolvidable amigo y deseamos con fervor que tu ejemplo perdure”, escribió el gobernante cubano de 78 años en el libro de condolencias, que también firmó Raúl Castro, su hermano menor y segundo en la jerarquía política.

Poco después, se hizo acompañar de varios miembros de su gabinete y del Buró Político, la más alta instancia del gobernante Partido Comunista, a la misa fúnebre oficiada por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la Habana.

Fue la segunda ocasión en que Juan Pablo II logró la asistencia a esa liturgia católica del líder cubano, un convencido defensor de las ideas comunistas formado, sin embargo, en un colegio de la orden de los jesuitas.

El 25 de enero de 1998, también cambió por un formal traje su vestimenta militar, para seguir desde primera fila la misa que ofició el Papa en la Plaza de la Revolución, escenario habitual de sus más importantes arengas políticas.

Esa fue la última de las misas que ofició el sumo pontífice en su viaje de cinco días a Cuba, donde criticó la despenalización del aborto y el divorcio, pidió el ”espacio necesario” para la Iglesia Católica y gestionó con discreción la excarcelación de numerosos presos.

Ya al finalizar su estancia, el entonces jefe de los católicos censuró el embargo estadounidense contra Cuba, piedra angular de la diplomacia de Castro en cuanto foro internacional participa.

”Dijiste antes de regresar a Roma que las medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país eran injustas y éticamente inaceptables”, recordó Castro en el libro de condolencias, firmado por miles de cubanos entre la tarde del domingo y este martes.

Ese tema, junto a la libertad religiosa, los derechos humanos y la posición de Cuba en la comunidad internacional figuró en la agenda de Juan Pablo II y Castro cuando conversaron por primera vez en privado, el 19 de noviembre de 1996, en el Vaticano.

La segunda entrevista, el 22 de enero de 1998 en el Palacio de la Revolución, duró 45 minutos. Sobre los asuntos tratados, el vocero del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, se limitó a comentar que el Papa solicitó a las autoridades cubanas considerar la liberación de un grupo de presos políticos.

Entre el 12 y 13 de febrero de ese año, casi 300 encarcelados abandonaron la prisión, indultados por el Consejo de Estado, que preside Castro, en gesto ”muy especial” a Juan Pablo II.

”Ellos (el Papa y Castro) establecieron una relación muy cordial en el momento de la visita”, comentó a periodistas el cardenal Ortega, luego de oficiar misa en la catedral de La Habana el pasado domingo.

Según medios allegados, la jerarquía católica de esta isla caribeña se sorprendió por la reacción oficial ante el fallecimiento del Papa, calificado de figura universal, amigo, defensor de los pobres y luchador por la paz en sucesivas declaraciones.

El gobierno decretó tres días de duelo, suspendió todo festejo público, incluidos los juegos finales del campeonato de béisbol, el deporte más popular en Cuba, y está dando amplia cobertura de prensa al acontecimiento.

Para el jefe del catolicismo cubano, esa respuesta oficial revela ”signos positivos” que infunden ”esperanzas” de profundizar en el diálogo entre la Iglesia y el Estado.

La noche del viernes, Ortega tuvo unos seis minutos en el noticiero estelar de la televisión cubana para informar que el Papa agonizaba en Roma y convocó a todos los católicos y creyentes a orar. No tenía esa posibilidad de comunicación desde los preparativos de la visita papal, que ayudaron a distender las relaciones entre el gobierno y la Iglesia.

Entre las demandas insatisfechas de los católicos cubanos figuran el acceso a los medios de prensa, controlados por el gobierno, y a la educación, toda en manos del Estado.

Juan Pablo II fue el papa número 264, el primero nacido fuera de Italia en más de cuatro siglos y también el primero en visitar Cuba.

La delegación gubernamental cubana a sus funerales en Roma, el próximo viernes, estará encabezada por Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento unicameral).

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