PETROLEO-EEUU: Fuego conservador arde con crudo árabe

Las amenazas venezolanas sobre el suministro del petróleo a Estados Unidos empujan el precios al alza, pero el mundillo conservador de Washington continúa apuntando contra la dependencia de los yacimientos árabes.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reiteró este miércoles su promesa de interrumpir las entregas a Estados Unidos si el país norteamericano intentaba alguna vez invadir el suyo.

Washington ha negado una y otra vez que pretenda el fin del gobierno de Chávez, quien, sin embargo, afirma que el gobierno de George W. Bush estuvo detrás del intento de golpe de Estado que sufrió en 2002, y que continúa apoyando a grupos de oposición.

Venezuela, donde los choques entre la oposición y el oficialismo dejó 10 muertos en los últimos días, es el tercer productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el quinto del mundo, y suministra a Estados Unidos 15 por ciento de sus importaciones de crudo.

Chávez dijo al diario brasileño Folha de Sao Paulo que su país vendería crudo a China, Europa y ”países de América Latina, como Brasil” en caso de que Estados Unidos ”intentara desestabilizar a Venezuela por segunda vez o someterla a un bloqueo”.

”Si Bush trata de desestabilizarnos, no tendrá ni una gota más de petróleo” venezolano, había advertido el presidente en una entrevista publicada el martes por el diario parisino Le Figaro.

Chávez fue en 2000 el principal impulsor de la campaña de contención de la oferta con que la OPEP y otros países exportadores ajenos a la organización lograron recuperar los precios, que se encontraban entonces en su piso histórico.

Pero los problemas venezolanos fueron ignorados en una conferencia organizada en Washington por los conservadores centros académicos Brookings Institution y American Enterprise institute (AEI).

La mayoría de los expertos que asistieron al foro del viernes pasado insistieron, en cambio, en que la mayor amenaza a la seguridad petrolera estadounidense continuaba procediendo de Medio Oriente.

Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Arabes Unidos, Irán, Iraq, Kuwait, Omán y Qatar representan 64 por ciento de las reservas petroleras probadas del mundo. Sólo Arabia Saudita controla 27 por ciento del suministro mundial.

De Medio Oriente procedió alrededor de 20 por ciento del petróleo importado por Estados Unidos en 2002, según el Departamento (ministerio) de Energía. El principal exportador individual de petróleo al mercado estadounidense fue ese año Canadá, seguido por Arabia Saudita, México y Venezuela.

Los expertos conservadores consideran que los ”conflictos étnicos y religiosos” y la ”guerra contra el terrorismo”, declarada por Bush a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, debilitaron el vínculo comercial entre Estados Unidos y Medio Oriente, hoy más frágil que nunca.

Israel, que recibe fuerte apoyo de conservadores estadounidenses, es foco de uno de los tres grandes conflictos militares en la región.

Los restantes —Afganistán e Iraq— involucran directamente como potencia ocupante a Washington, que también desarrolla tareas militares y de inteligencia conjuntas con regímenes autoritarios árabes para dejar fuera de fuego a los sectores opositores.

Analistas petroleros conservadores también argumentan que el petróleo puede ser empleado como arma si grupos radicales toman el poder en algún país árabe, y que la afluencia de dinero a un eventual gobierno de ese corte elevaría el riesgo militar contra Israel.

Por otra parte, las autoridades israelíes temen que líderes árabes empleen el gobierno para elevar su influencia política mundial, especialmente frente a Estados Unidos.

El conservador ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) James Woolsey, impulsor de una intervención militar en Medio Oriente en defensa de Israel, advirtió en la conferencia sobre ”el uso posible del petróleo como arma para afectar nuestra seguridad y nuestra conducta”.

Según Woosley, el crecimiento de la demanda mundial se ve alentado por el crecimiento de la clase media y del parque de automóviles en China e India, y buena parte del suministro procederá de áreas del mundo en las que todo es posible, desde un golpe a la interferencia terrorista.

El ex jefe de la CIA, uno de los principales defensores de la invasión a Iraq hace un año, sostuvo que Estados Unidos debe no sólo reducir su dependencia petrolera respecto de Medio Oriente, sino convencer a otros importadores a hacer lo mismo.

Por su parte, el director del Instituto de Economía Internacional, C. Fred Bergsten, sugirió desde las páginas de la influyente revista Foreign Affaires que Washington debería iniciar una campaña para recortar los precios mundiales y reducir la dependencia del petróleo árabe.

La iniciativa debe incluir a importadores como China y los musulmanes Pakistán y Turquía, aliados de Estados Unidos, para evitar acusaciones de ”cruzada antiislámica”, escribió Bergsten.

Además, para dar un aire de ”multilateralismo”, en la campaña deberían participar la Agencia Internacional de Energía de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), entre cuyos 30 miembros figuran todos los países del Norte industrial, agregó.

Por otra parte, los expertos conservadores insisten en que Estados Unidos impulse proyectos de energía atómica para consumir menos petróleo. Las emisiones de combustibles fósiles son, a la larga, tan letales como un desastre nuclear, dijo el miembro de Brookings Institution James A. Placke.

Las fuentes de energía limpias y ambientalmente sustentables no son una opción para los expertos conservadores estadounidenses.

”Aunque aumentara 1.000 por ciento la producción de energía renovable, se alcanzaría apenas cinco por ciento del total producido. Seguirá siendo poco hasta que desarrollemos tecnologías que reduzcan los costos, dijo John Felmy, economista del Instituto del Petróleo de Estados Unidos.

Pero Estados Unidos alcanzó algunos avances en reducir la dependencia del petróleo árabe. Africa occidental, América Latina y Rusia poseen grandes yacimientos aún inexplorados. Rusia logrará producir a fines de este año nueve millones de barriles por día, más que productores como Irán, Venezuela y China.

Sesenta países, algunos con ayuda de Washington, aumentaron su producción y ahora venden su crudo al mercado estadounidense.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe