Peregrinos amenazan delicado ecosistema en Cachemira

Botellas y bolsas de plástico constituyen la mayor parte de los desperdicios que agreden el delicado ecosistema montañoso cuando los peregrinos acuden en masa a visitar la cueva de Amarnath, en el estado de Jammu y Cachemira, en India, para venerar al dios Shiva. Crédito: Athar Parvaiz/IPS.
Botellas y bolsas de plástico constituyen la mayor parte de los desperdicios que agreden el delicado ecosistema montañoso cuando los peregrinos acuden en masa a visitar la cueva de Amarnath, en el estado de Jammu y Cachemira, en India, para venerar al dios Shiva. Crédito: Athar Parvaiz/IPS.

Mohan Kumar se esfuerza por encontrar una parte limpia del arroyo para limpiarse el barro de los zapatos. Este peregrino hindú que se dirige al santuario de Amarnath, en el estado indio de Jammu y Cachemira, observa con desesperación la inmundicia que se acumula en el paisaje montañoso.

Lo que tendría que ser un sendero limpio y cuidado, al conducir a uno de los destinos religiosos más visitados en India, se ha vuelto intransitable por los excrementos humanos y bolsas de plástico, que terminan en el arroyo que fluye en paralelo.

Ubicada a unos 3.800 metros por encima del nivel del mar, la cueva de Amarnath, de 40 metros de altura, tiene una estalagmita congelada, que se dice representa al dios Shiva.[pullquote]3[/pullquote]

Todos los años, durante los meses de julio y agosto, más de medio de millón de peregrinos recorren el peligroso sendero durante cinco días, conocido como Amarnath Yatra, para honrar a una de las supremas deidades del hinduismo.

Pero en su afán por llegar al santuario, los fieles dejan un paisaje lamentable, con montañas de basura que ensucian la visión panorámica de las laderas y valles de Jammu y Cachemira, un estado montañoso de la cordillera del Himalaya, de una belleza excepcional.

“No logro comprender cómo nuestro camino de la fe se reconcilia con toda esta inmundicia”, comentó Kumar a IPS. “Vine para un recorrido espiritual, pero lo que veo me da asco. Si este vandalismo continúa unos años más, será el fin del peregrinaje”, se lamentó.

Diez toneladas de basura al día

El desproporcionado crecimiento del número de visitantes al santuario en los últimos años preocupa a especialistas y funcionarios de salud pública. Según datos oficiales, el número de fieles aumentó de 4.500, en 1950, a 650.000, en 2012, mientras que el de turistas pasó de 15.000 a dos millones en el mismo periodo.

En la época de la peregrinación, que dura 60 días, las autoridades deben disponer de unos 7.000 guardias de seguridad en la montaña, además de 1.500 ponis e igual número de hombres para trasladar a los visitantes y sus pertenencias.

“Nuestras modestas estimaciones indican que un mínimo de 10.000 personas visitan a diario la cueva de Amarnath”, según un funcionario de la Junta de Control de la Contaminación, de Srinagar, la capital estadual, bajo reserva de su identidad.

“En promedio, una persona genera alrededor de un kilogramo de basura al día, es decir que se dejan 10 toneladas de desperdicios al día durante 60 días”, sintetizó.

A pesar de la prohibición del gobierno respecto del uso de polietileno, la mayoría de los desperdicios que dejan los peregrinos, llamados yatris, son botellas y bolsas de plástico.

Además, según el ambientalista Riyaz Ahmed Lone, director de la Organización para el Bienestar del Pueblo Pahalgam, los recipientes de basura y las instalaciones sanitarias dispuestas por la Junta del Santuario Shri Amarnath, no son adecuadas para cubrir la demanda de cientos de miles de fieles, obligados a defecar al aire libre en la montaña.

A los desperdicios dejados por los humanos se agrega el gotka (tabaco masticable) y el excremento de ponis y burros, todo lo que termina en los arroyos que alimentan a los ríos Lidder y Sindh.[related_articles]

Se necesitan por lo menos media docena de plantas de tratamiento para facilitar el funcionamiento adecuado de los inodoros, según otro funcionario que tampoco quiso revelar su identidad.

Actualmente, solo hay dos y no funcionan bien, según activistas, lo hace que los efluentes sin tratar terminen en cursos de agua mayores.

Esos ríos son la fuente de líquido vital de unas dos millones de personas en Cachemira, explicó Shakil Romshoo, director del Departamento de Ciencias de la Tierra, de la Universidad de Cachemira.

El jefe de ingeniería de Salud Pública de Cachemira, Ghulam Mohammad Bhat, dijo que 85 por ciento de las necesidades de agua potable de este estado se cubren con fuentes superficiales de la montaña.

“No son solo los desperdicios de la defecación al aire libre, sino los sistemas de drenaje (de los hoteles), se conectan con nuestros ríos y contaminan nuestros cursos de agua”, subrayó Bhat.

Según el Ministerio de Agua Potable y Saneamiento, Jammu y Cachemira figuró en el censo de 2011 en el lugar 23, entre los 30 estados sondeados, con solo 41,7 por ciento de viviendas con infraestructura de saneamiento.

Los desperdicios humanos dejados por los cientos de miles de peregrinos durante la peregrinación a la cueva de Amarnath, en el estado de Jammu y Cachemira, en India, terminan en los cursos de agua sin tratar que desembocan en los ríos. Crédito: Athar Parvaiz/IPS.
Los desperdicios humanos dejados por los cientos de miles de peregrinos durante la peregrinación a la cueva de Amarnath, en el estado de Jammu y Cachemira, en India, terminan en los cursos de agua sin tratar que desembocan en los ríos. Crédito: Athar Parvaiz/IPS.

Limitar los visitantes y reforzar la logística

Activistas y especialistas “quieren que los organizadores aseguren la protección ambiental y la adecuada regulación de la peregrinación reduciendo el número de fieles hasta límites permisibles”, dijo Lone a IPS.

Hasta fines de los años 90, datos oficiales revelaban que los peregrinos nunca superaron los 100.000.

Tras su creación en 2002, la Junta del Santuario Shri Amarnath, una institución hindú sin representación de la mayoría musulmana, extendió el tiempo de peregrinación de 30 a 60 días, una medida que resultó controvertida, indicó Navlakha.

“Además de la norma de limitar el número total de peregrinos a 100.000, podríamos poner un máximo de 3.000 permisos expedidos por día”, opinó Navlakha, quien mencionó el informe del Comité Nitish Sengupta, de 1996.

Casi dos décadas después, las recomendaciones de dicho documento siguen ignoradas. Datos de la peregrinación de este año, encontradas en el sitio de Internet de la propia junta, indican que el promedio de visitantes entre el 2 de julio y el 13 de este mes superó totalmente la marca de 3.000; solo el 6 de julio hubo unos 20.000 visitantes en la montaña.

Shakil Qalandar, del Centro de Desarrollo y Estudios Sociales de Cachemira, indicó: “Presentamos formalmente la demanda (de restringir el número de visitantes) al gobierno, diciendo que estamos a a favor de una peregrinación que no dañe el ambiente para nuestros hermanos hindúes”.

Hacer frente a los desafíos del turismo religioso es un motivo de preocupación generalizado en todo el mundo. La Organización Mundial de Turismo estima que entre 300 y 330 millones de turistas visitan sitios religiosos clave en todo el mundo cada año.

Cachemira tiene una posición privilegiada para pregonar con el ejemplo, pero para ello tendrá que superar los numerosos obstáculos políticos y las sensibilidades religiosas.

Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Verónica Firme

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