Mujeres buscan su lugar en las negociaciones de paz

La resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU “es una idea revolucionaria", afirmó Mavic Cabrera, coordinadora internacional de la Red Mundial de Mujeres Constructoras de Paz. Crédito: www.gnwp.org
La resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU “es una idea revolucionaria", afirmó Mavic Cabrera, coordinadora internacional de la Red Mundial de Mujeres Constructoras de Paz. Crédito: www.gnwp.org

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó una resolución histórica sobre las mujeres, la paz y la seguridad el 31 de octubre de 2000, más conocida por su número, 1325.

«Después de la Plataforma de Acción de Beijing y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, (la) 1325 se convirtió en el instrumento más fuerte de organización y movilización de las mujeres en todo el mundo», aseguró Mavic Cabrera, coordinadora internacional de la Red Mundial de Mujeres Constructoras de Paz.[pullquote]3[/pullquote]

La «1325 es una idea revolucionaria», afirmó en diálogo con IPS.

Por primera vez, el Consejo de Seguridad, la estructura más poderosa de la ONU, consideró a los derechos de las mujeres y la igualdad de género como asuntos de seguridad internacional, explicó.

Y por primera vez, dijo, el liderazgo femenino se destacó como algo central en los esfuerzos para la construcción de la paz.

«¿Quién iba a pensar alguna vez que el Consejo de Seguridad se iba a ocupar del acceso de las mujeres a los servicios de salud sexual y reproductiva?,» se preguntó Cabrera.

Mientras la ONU conmemora el 15 aniversario de la 1325, las organizaciones de mujeres hacen un balance de los éxitos y fracasos de esa resolución histórica.

La violencia y los conflictos armados le cuestan al planeta más de 14 billones de dólares, y “los extremistas colocan la subordinación de las mujeres en el centro de su ideología y sus tácticas de guerra», según ONU Mujeres.

Un nuevo estudio sobre la aplicación mundial de la 1325, escrito por la ex subsecretaria general de la ONU, Radhika Coomaraswamy, se presentó en Nueva York el lunes 12.

Durante la presentación del informe, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró que él designó a un número «sin precedentes» de mujeres líderes en el foro mundial, incluidas cinco representantes especiales en misiones de paz en Chipre, Costa de Marfil, Haití, Sahara occidental y Sudán del Sur, además de la primera comandante de una fuerza de paz, la general de división Kristin Lund, en Chipre.

«He pedido que 15 por ciento de los fondos para la construcción de la paz se dediquen a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres», declaró Ban.

Cabrera dijo a IPS que fueron las mujeres quienes lideraron las negociaciones de paz en Filipinas con el insurgente Frente Moro de Liberación Islámica.

Asimismo, por primera vez, las mujeres son las principales negociadoras en las conversaciones de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), añadió.

Y en Liberia, las mujeres exigieron a los negociadores que permanecieran en la sala de negociación hasta que se alcanzara el acuerdo de paz, recordó Cabrera.

Shelby Quast, directora de la oficina de las Américas de la organización Igualdad Ya, dijo a IPS que en los últimos 15 años la resolución 1325 se convirtió en una poderosa herramienta para promover la participación de las mujeres en los procesos de paz.

«Sin embargo, a medida que avanzamos, la principal inquietud debe ser asegurar que las mujeres líderes se incluyan sistemáticamente en las negociaciones de paz y que se haga justicia cuando se ve amenazada su seguridad», recomendó.

El principal éxito de la resolución es que este tema comenzó a destacarse en la agenda política y vemos a las mujeres incluidas en las conversaciones de paz, como en Libia, señaló.[related_articles]

«Sin embargo, todavía tenemos que abogar por la inclusión de las mujeres en cada ocasión”, recalcó, y mencionó el ejemplo de Siria, donde las mujeres no fueron incluidas en el proceso de paz.

“También está el problema de las amenazas a la seguridad de las mujeres cuando intentan participar activamente, como en nuestra reciente campaña por justicia para Salwa Bughaighis en Libia – una feminista que fue asesinada por trabajar por la participación de las mujeres en la construcción de la paz», explicó Quast.

Para implementar la resolución 1325, «el secretario general tiene que comprometerse a recaudar recursos en grande. Virtualmente no se gastó dinero nuevo en más de 15 años. Nosotros recomendamos 250 millones de dólares a lo largo de cinco años», exhortó Jared Genser, autor de la publicación «El Consejo de Seguridad de la ONU en la era de los derechos humanos».

Genser también recomienda que haya un único coordinador de la resolución 1325 dentro del sistema de la ONU, y que ONU Mujeres coordine su implementación.

Solo 48 de los 193 países miembros de la ONU tienen planes nacionales de acción para implementar la resolución, indicó.

Y el Consejo de Seguridad debe sancionar sistemáticamente a los Estados, los actores no estatales y las personas individuales que recurren a la violación y la violencia sexual como armas de guerra, añadió.

Cabrera aseguró que la “1325 no fracasó. Fracasaron quienes se suponía que iban a ponerla en práctica”.

Quince años después de su adopción, el papel central de la mujer en negociaciones de paz oficiales, como en Colombia y Filipinas, sigue siendo la excepción y no la regla, destacó.

De las cuatro ‘p’ que componen la 1325, “prevención, participación, protección y consolidación de la paz, la ‘prevención’ es la más pequeña. Y en algunos casos, es la ‘p’ muda”, sostuvo.

“La prevención de la guerra no es una prioridad de la comunidad política global ni de los donantes. Tenemos que centrarnos más en la prevención en lugar de la intervención. Más en el capítulo seis y menos en el capítulo siete” de la Carta de la ONU, sugirió.

Los fondos para las iniciativas de paz y seguridad de las mujeres son ínfimos, denunció Cabrera. Solo dos por ciento de la ayuda con esos fines tiene a la igualdad de género como objetivo principal, y mucho menos se destina a las organizaciones de mujeres que trabajan en situaciones de conflicto armado, dijo.

A pesar de sus esfuerzos incansables para mantener vigente a la resolución 1325 en los últimos 15 años, las voces de la sociedad civil todavía no tienen tanto peso como las de los gobiernos o los líderes de la ONU, observó.

«Empiezo a sonar como un disco rayado, pero no me importa. Me gustaría que nuestros colegas en el Consejo de Seguridad, en los gobiernos y la ONU sepan que nosotros, la sociedad civil, estamos aquí para hacer realidad el potencial de la resolución 1325”, declaró.

Traducido por Álvaro Queiruga

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