Millones de nepaleses no existen para el Estado

Arjun Kumar Sah lucha desde hace tiempo por obtener la ciudadanía nepalesa. Crédito: Mallika Aryal/IPS.

Alrededor de 4,3 millones de los 27 millones de habitantes de Nepal carecen de documentos de ciudadanía, lo que los deja fuera de la órbita del Estado, según un informe del Foro para las Mujeres, el Derecho y el Desarrollo, que promueve los derechos de las nepalesas.


Actualmente, en Nepal no es posible registrar un nacimiento o un cambio de domicilio, comprar o vender la tierra, obtener un pasaporte, abrir una cuenta bancaria, presentarse a un examen de nivel superior, registrarse para votar o incluso conseguir una tarjeta prepaga de telefonía celular sin documentos de ciudadanía.

“La identificación de ciudadanía es la parte fundamental del documento que conecta a un individuo con el Estado. Sin ella, una persona no tiene prueba alguna de su existencia”, dijo la abogada Sabin Shrestha, integrante del Foro.

En 2006, Nepal aprobó la Ley de Ciudadanía nepalesa, que la garantizaba  a niñas y niños nacidos de madre o padre con la nacionalidad. La Constitución interina de 2007 y un dictamen de la Corte Suprema en 2011 respaldaron la norma.

Pero en 2012 las cosas se pusieron más difíciles. Los miembros de la Asamblea Constituyente redactaron una nueva disposición que estableció que restringió el otorgamiento de la ciudadanía a quienes demuestren que ambos padres son ciudadanos del país.

Obtener la ciudadanía a través de la madre es particularmente difícil en este país surasiático.

“La dificultad en conseguir la ciudadanía a través de la madre no es el único motivo por el que millones de nepaleses son oficialmente apátridas.  Pero adquirir la ciudadanía por la madre es todavía es extremadamente difícil”, dijo Shrestha a IPS.

Para conceder la ciudadanía, Nepal pasó de requerir que el padre fuese nepalí antes de 2006, a otorgarla si el padre o la madre lo eran,  y a exigir ahora que ambos lo sean. Pero el nuevo requisito no está aún suficiente escrito y desarrollado.

Además, los reglamentos de la ley de 2006 se pierden antes de llegar a los jefes de distrito que deben aplicarlos, así que estos conceden la ciudadanía a quien les plazca.

Arjun Kumar Sah, de 24 años, nació en Nepal de madre nepalesa y padre indio, y ha vivido toda su vida en el país. Cuando cumplió 16 años solicitó la ciudadanía, pero le dijeron que no la obtendría porque su padre no era nepalés.

Tras aprobarse la ley de 2006, Sah volvió a postularse a través de su madre, pero nuevamente rechazaron su solicitud.

A comienzos del año pasado, el joven presentó un escrito ante la Corte Suprema contra el Ministerio del Interior, la Oficina de Administración Distrital y la Oficina del Primer Ministro, en reclamo de la ciudadanía a través de su madre.

“La Corte Suprema envió una comunicación preguntando a los tres organismos por qué no me habían concedido la ciudadanía si mi madre es nepalesa, pero han pasado nueve meses y todavía no recibí respuesta”, explicó Sah a IPS.

Si un hombre nepalés se casa con una mujer extranjera, sus hijos obtienen la ciudadanía automáticamente en base a su ascendencia.

Sin embargo, cuando una mujer nepalesa contrae matrimonio con un extranjero, sus hijos no tienen esa posibilidad.

La ciudadanía nepalesa todavía depende, en buena medida, de la nacionalidad del padre.

[related_articles]“La Constitución y las leyes de Nepal han convertido a la obtención de la ciudadanía a través de la madre en un derecho condicional, asociando a la ciudadanía a un padre nepalés y volviendo inútil el rol de las mujeres”, dijo a IPS la abogada Sushama Gautam.

Dipendra Jha, abogado defensor de Sah, señaló que la nueva disposición es retrógrada y que va contra el espíritu democrático y la idea de que todos los ciudadanos son iguales.

“Desde el punto de vista del género, hay una enorme desigualdad: nuestra Constitución y nuestras leyes dicen esencialmente que un hombre nepalés puede casarse con cualquiera y que su hijo igual será nepalés, pero si una mujer se casa con un extranjero, su hijo tendrá problemas para obtener la ciudadanía. ¿Qué clase de igualdad es esa?”, planteó.

Deepti Gurung es madre de dos hijas. Quiere registrar su nacimiento para que puedan ser ciudadanas, pero cada vez que lo intenta, le piden que identifique al padre.

“Yo crío a mis hijas sola, satisfago sus necesidades y me preocupo por su futuro, mientras que su padre las abandonó cuando eran pequeñas”, relató Gurung, quien no entiende por qué el gobierno quiere volver a ponerlo en el cuadro familiar.

Ella considera que no otorgar la ciudadanía a través de la madre es la mayor forma de violencia contra las mujeres.

La decisión en buena parte queda a la discreción del jefe distrital, dijo. Cuando un nepalés envejece, el comité de la aldea lo recomienda a la oficina de administración distrital, cuyo jefe termina autorizándole y concediéndole la ciudadanía.

“Buena parte depende de cuán sensible sea el jefe distrital a cada caso”, dijo Gurung.

Según activistas, es posible que haya más personas a quienes se les niegue la ciudadanía en pequeñas localidades, especialmente en el sur del país, donde hay una frontera abierta y abundantes matrimonios mixtos entre nepaleses e indios.

Pero el acceso a la ciudadanía, subrayan, es un problema nacional.

“Es especialmente prevalente entre familias pobres”, dijo Jha. “El padre de Sah, nunca se postuló a la ciudadanía porque administraba un comercio pequeño y no necesitaba realmente los servicios del gobierno, pero sus hijos viven en un mundo diferente, donde los documentos de ciudadanía son necesarios para acceder a toda clase de servicios”.

Sah cursa una maestría en administración de empresas en Katmandú. “Pronto me graduaré. ¿Cómo hallaré un empleo sin documentos de ciudadanía?”, preguntó.

La cantidad de personas que no existen para el Estado aumenta cada año. “Este problema se multiplica, porque esas tienen hijos que simplemente no pueden postularse a la ciudadanía”, dijo Shrestha, del Foro para las Mujeres.

En Nepal, los debates sobre la ciudadanía suelen vincularse con asuntos de soberanía y seguridad nacional, especialmente en relación con la frontera abierta del país con India.

“¿Deberíamos estar preocupándonos porque otro país domine a Nepal cuando tenemos 4,3 millones de personas fuera del Estado dentro de nuestro propio país con las que no sabemos qué hacer?”, se planteó Jha.

Srijana Chettri, de la oficina nepalesa de la Asia Foundation, llamó a “pensar en los riesgos y las vulnerabilidades que enfrenta una persona que no está protegida por el Estado: trata, explotación, abuso o migraciones fraudulentas”.

Tras meses de incertidumbre política, Nepal eligió en noviembre una nueva Asamblea Constituyente, para que redacte una nueva carta magna. Para los activistas, este es el momento correcto para impulsar un cambio en las rígidas regulaciones relativas a la ciudadanía.

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