Lluvia «bendita» se vuelve maldición en Antigua

Oraine Halstead (izquierda) y Rhys Actie cultivan tomates en invernadero en la huerta de Colesome en Jonas Road, Antigua. Crédito: Desmond Brown/IPS

Antigua es uno de los países del Caribe más propensos a la sequía. Por eso cuando llueve sus habitantes hablan de «lluvias benditas».

Sin embargo, la situación está cambiando, ya que muchos productores ahora consideran que las lluvias son una maldición, contra la que libran una difícil batalla para salvar sus cultivos, fundamentales para el mercado local y extranjero.

«Somos un país de sequías», afirmó Ruleta Camacho, directora de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura, en entrevista con IPS. «El problema ahora es que el cambio climático ha exacerbado las sequías y las lluvias».

Las precipitaciones torrenciales pueden perjudicar los cultivos y el alto índice de humedad trae aparejadas plagas y enfermedades, lo que provoca un aumento del uso de plaguicidas.

«Tenemos lluvias intensas en períodos muy cortos. En varias comunidades afectadas por las inundaciones el sustento de la población puede verse comprometido», añadió Camacho.[pullquote]3[/pullquote]

Una de esas comunidades es Jonas Road, donde Delrie Cole comenzó a cultivar hace tres años. Pero solo desde que adoptó la tecnología de invernadero en su huerta dejó de estar a merced de la lluvia.

Gracias al invernadero también puede plantar sus propias hortalizas, como cilantro, perejil, albahaca, pimientos, berenjenas, lechugas, calabazas y tomates, en períodos de sequía o de lluvias intensas.

«La necesidad de los invernaderos surgió por el cambio climático y la escasa producción durante el verano, cuando las condiciones son más extremas», dijo Cole a IPS.

«Debido al cambio climático los veranos son más calurosos y es una época muy difícil porque las plantas están sobreexigidas y las frutas caen de los árboles. El invernadero tiene la ventaja de producir mejor debido al control y a la reducción de parte de la humedad que hay en verano», explicó.

La horticultura de invernadero, que consiste en cultivar dentro de un recinto con paredes y techo de vidrio en condiciones controladas, se ha vuelto una necesidad.

En los invernaderos es posible controlar la temperatura y la humedad, lo que permite cultivar todo el año.

«El rendimiento y la vida útil son tres veces más que en la producción al aire libre», afirmó Cole, que ha sido agricultor durante 30 años.

«Cultivamos hortalizas que cosechamos durante 12 meses. En campo abierto, plantaciones de la misma duración hubieran obligado a cultivar tres hortalizas diferentes en el mismo predio, con menor rendimiento», dijo Cole.

Los productores de Antigua pueden beneficiarse de un proyecto de la Organización de los Estados del Caribe Oriental, en colaboración con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés).

 

«El Ministerio de Agricultura identificó la amenaza que plantean las lluvias intensas para cultivos comerciales como la lechuga o el tomate», declaró Susanna Scott, coordinadora del proyecto, en entrevista con IPS.

«Las intensas lluvias, que se prevé aumenten con el cambio climático, pueden provocar graves daños. También en períodos de sequía los efectos en los cultivos son muy severos», afirmó. «De modo que pretendemos invertir en los invernaderos para proporcionar una zona protegida para la siembra».

Las principales exportaciones de Antigua incluyen el algodón que vende a Japón y las frutas y hortalizas para otros países del Caribe.

También se exportan ajíes y hortalizas a Gran Bretaña y Canadá. Otros productos agrícolas son las bananas, el coco, el pepino, el mango, el ganado y la piña.[related_articles]

La agricultura es sin embargo una parte bastante insignificante de la economía del país: representa apenas cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB). Pero parece estar en aumento. Alrededor de 120 hectáreas de tierra están cultivadas con hortalizas.

Antigua también ha realizado una campaña, que ha dado algunos frutos, para alentar a los más jóvenes a dedicarse a la agricultura.

Oraine Halstead y Rhys Actie, ambos menores de 25 años, son agricultores a tiempo completo.

«Me crié con mi abuela. Ella plantaba hortalizas y aprendí un poco de ella y me fascinó», dijo Actie, de 23 años y originario de Santa Lucía, si bien vive en Antigua desde los 9.

Halstead, que se dedica a la agricultura desde hace dos años y medio, cree que es una actividad muy satisfactoria.

«Me encanta estar rodeado de plantas, cuidarlas. Me gusta verlas crecer hasta que maduran y ver los alimentos que producen», dijo a IPS.

Las ventajas de la producción de hortalizas en invernaderos en regiones tropicales incluyen mayor rendimiento y calidad; menores riesgos de calidad y rendimiento; menor susceptibilidad a las enfermedades y al daño provocado por las lluvias intensas; período de cosecha más prolongado; menor consumo de agua y un mejor aprovechamiento de los fertilizantes y plaguicidas.

«La gente está más interesada en saber lo que consume y su procedencia. Dejamos que los tomates maduren para que tengan buen sabor. Los consumidores acuden a nosotros por la calidad y el sabor de nuestros tomates», declaró Cole.

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