Las dualidades del mercado de trabajo en los países del Golfo

Manifestación en Bahréin en abril de 2011. Crédito: Suad Hamada/IPS
Manifestación en Bahréin en abril de 2011. Crédito: Suad Hamada/IPS

El desplome del precio del petróleo no es el único problema de los Estados del Golfo en Asia occidental. El desorden económico y la falta de oportunidades contribuyen con la inestabilidad en la región, afirmó el ministro de industria, comercio y turismo de Bahréin, Zayed Al Zayani.

Durante la inauguración del Foro de la Bahía de Bahréin, celebrado el 29 y 30 de noviembre y organizado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres, Zayani hizo hincapié en la necesidad de una reforma económica «sin precedentes» en el Golfo, a raíz de la caída en los ingresos procedentes del petróleo.[pullquote]3[/pullquote]

Entre esas políticas se incluye la generación de millones de empleos para los jóvenes de estas economías, en gran medida dependientes de la mano de obra extranjera de Bangladesh, Filipinas, India y Pakistán.

Los jóvenes de la región padecen elevadas tasas de desempleo entre los 15 y 24 años. Las tasas más altas se encuentran en Arabia Saudita (28,7 por ciento), Bahréin (27,9 por ciento), Omán (20,5 por ciento) y Kuwait (19,6 por ciento).

En el Foro de la Bahía de Bahréin se sugirió que el desempleo juvenil es una de las causas que alimentan el radicalismo que caracteriza al grupo extremista Estado Islámico, también conocido como Daesh.

La merma en los ingresos petroleros sin duda presiona a los Estados del Golfo para que diversifiquen sus economías. Bahréin buscan centrarse en la educación y la formación, las comunicaciones y la infraestructura, así como en la promoción de un ecosistema de fomento del espíritu empresarial.

El nivel de ambición también es alto, ya que la región pretende generar puestos de trabajo calificados y construir una economía basada en el conocimiento. Se prevé que el sector de la tecnología en los Estados del Golfo crezca 10 por ciento al año en el próximo quinquenio, mientras que el gasto tecnológico en todo Medio Oriente alcanzará los 200.000 millones de dólares.

Sin embargo, la transición a este nuevo mundo requiere achicar la brecha de talentos. El mercado de trabajo en esta región depende en gran medida de mano de obra inmigrante, poco calificada y mal remunerada. En el sector privado de Bahréin la cifra supera 80 por ciento, y en Kuwait y Qatar sube a 96 por ciento y 98 por ciento, respectivamente.

En fuerte contraste, el sector público emplea principalmente a las personas nacidas en la región. Así, una forma de dualismo en el mercado laboral es que el sector privado está dominado totalmente por los inmigrantes, mientras que el sector público lo ocupan principalmente los nacidos en el Golfo.

Otra fuente de dualismo es que las mujeres no están representadas equitativamente en el mercado laboral debido a la discriminación de género omnipresente en estas economías conservadoras.

Aunque la matrícula femenina en las instituciones de educación superior aumenta con rapidez en los últimos tiempos, la participación de mujeres en el mercado de trabajo es muy inferior a 30 por ciento, en comparación con el promedio mundial de 50 por ciento.

El desempleo de las mujeres jóvenes llega a ser de 55 por ciento en Arabia Saudita, tres veces más que el de los varones jóvenes, según los indicadores de desarrollo del Banco Mundial.

El mercado laboral del Golfo está «trancado en un equilibrio de baja calificación, bajos salarios y baja productividad», argumentó Frank Hagemann, subdirector regional de la Organización Internacional del Trabajo, en una de las sesiones en el Foro de Bahréin.[related_articles]

Este dualismo se refleja en una diferencia salarial importante entre el sector privado y el público. En el extremo inferior, las condiciones de trabajo y de vida de los inmigrantes son deficientes y caracterizadas por la explotación. El gran desafío de los Estados del Golfo es iniciar la transición hacia un sistema más calificado, con mejores salarios y más productividad.

Ausamah Al Absi, director ejecutivo de la Autoridad Reguladora del Mercado de Trabajo de Bahréin, se preguntó qué impacto tiene la gran oferta de trabajadores inmigrantes con escasa calificación y baja productividad.

Si un empresario invierte en una imprenta de último modelo en Alemania, tiene que utilizar alta tecnología y herramientas productivas ya que el costo de mano de obra es alto. Pero en Bahréin puede usar baja tecnología con el apoyo de una fuerza laboral de escasa calificación.

La opción del uso intensivo de capital en una economía de bajos salarios no está habilitada. Por este motivo, este empresario será poco competitivo en la economía mundial, explicó Al Absi.

Los bajos precios del petróleo complican los esfuerzos de los Estados del Golfo para manejar estas distorsiones sin tirar al bebé junto con el agua del baño. Si los ingresos siguen disminuyendo, la preocupación es que se limite el espacio fiscal para pagar a la mano de obra nacional en el sector público.

Al mismo tiempo, habrá presión para reducir las subvenciones al agua, la electricidad y las tarifas educativas, lo que afectará en mayor proporción a los inmigrantes. Por lo tanto, las economías del Golfo harán que sea cada vez más difícil el trabajo para los inmigrantes a corto plazo. Los controles sobre la migración parecen inevitables, independientemente de la fuerte dependencia de este tipo de mano de obra existente en la actualidad.

La transición a un equilibrio de mayor calificación, salarios y productividad no es nada fácil. Implica cambios a lo largo de una generación.

Por ejemplo, en Arabia Saudita, 40 por ciento de los egresados proceden de las humanidades o los estudios islámicos, y solo cuatro por ciento son ingenieros. Reforzar la cantidad de estos últimos lleva más tiempo. Y existe la tentación de buscar soluciones rápidas, como invitar a las gigantes de la tecnología de Estados Unidos para que impartan cursos de computación en la nube en los Estados del Golfo.

En el Foro, Bahréin anunció un fondo de capital de riesgo por 100 millones de dólares que funcionará como el primer impulsor de la tecnología en la nube en la región. ¿Estas medidas fomentarán la creación de empresas de alta tecnología? Quizá sean más necesarios pasos intermedios, como la formación profesional y laboral.

Solo 17 por ciento de las empresas en los Estados del Golfo brindan formación en el puesto de trabajo, frente a la media mundial de 35 por ciento. La mejor apuesta para reducir las fuentes de inestabilidad en estos países es un mayor empoderamiento de género y no las políticas que filtren el número de inmigrantes.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente las de IPS – Inter Press Service, ni pueden atribuírsele.

Traducido por Álvaro Queiruga

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