La costosa lucha contra el cambio climático en África

Un niño recolectó balas en Rounyn, una aldea a unos 15 kilómetros al norte de Darfur Norte. La mayoría de la población tuvo que huir en marzo de 2011 por los enfrentamientos entre fuerzas del gobierno y movimientos armados irregulares. Crédito: Albert Gonzalez Farran/UNAMID
Un niño recolectó balas en Rounyn, una aldea a unos 15 kilómetros al norte de Darfur Norte. La mayoría de la población tuvo que huir en marzo de 2011 por los enfrentamientos entre fuerzas del gobierno y movimientos armados irregulares. Crédito: Albert Gonzalez Farran/UNAMID

La inestabilidad política de África, los conflictos armados y otras cuestiones legales ponen en riesgo las inversiones necesarias para hacer frente al cambio climático y reducir las emisiones de gases invernadero en el continente.

“Un inversor o promotor de energías renovables corre riesgo de que sus beneficios y ganancias disminuyan por el cambio climático, el terrorismo, la expropiación y el incumplimiento de contratos soberanos”, explicó Dereje Senshaw, especialista principal del Instituto Global de Crecimiento Verde, consultado por IPS.

Los riesgos tecnológicos, el mercado y el crédito también frenan la reducción de emisiones contaminantes, añadió.

Según documentos del Fondo Monetario Internacional y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, las inversiones verdes se refieren a los fondos necesarias para reducir los gases invernadero y otros contaminantes del aire sin reducir de forma significativa la producción ni el consumo de bienes no energéticos. Y cubre tanto inversiones públicas como privadas.

Las explicaciones de Senshaw se dan en el marco de varios conflictos armados que destruyen a este continente con muchos recursos. Millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares, y la inestabilidad asestó un duro golpe a proyectos de desarrollo y programas de erradicación de la pobreza.

El Consejo Noruego para Refugiados hizo este mes una lista con las 10 crisis humanitarias más desatendidas del mundo, de las cuales, seis están en África.

En República Centroafricana, el conflicto comenzó en 2013 a raíz de un golpe de Estado. Tres años después hubo elecciones, pero la paz sigue esquiva.

Y la crisis humanitaria en República Democrática del Congo se considera la segunda de mayor proporción, como resultado de casi dos décadas de conflictos.

Sudán, Sudán del Sur, Nigeria y Somalia también figuran en la lista del Consejo Noruego para Refugiados.

Aranceles demasiado elevados

Además de los riesgos políticos, las inversiones verdes también podrían estar en riesgo por cuestiones normativas o arancelarias, observó Senshaw.

“Algunos países africanos fijan aranceles demasiado elevados, perdiendo su atractivo para los inversores porque podrían no recuperar en el futuro los gastos incurridos”, explicó.

Otro gran riesgo es la demora de los contratos de servicios públicos. Las circunstancias podrían cambiar en el transcurso de un proyecto en muchos países de África subsahariana y aun los servicios esenciales, como el suministro de electricidad, podrían desaparecer.

Además, aparecen riesgos cuando las agencias reguladoras comienzan a interferir con las operaciones de las compañías privadas.

“Asimismo, está el riesgo de la nacionalización de los servicios y de cambios políticos. Además, hay varios riesgos normativos relacionados con licitaciones, las compras y los contratos”, acotó Senshaw. Los llamados públicos a menudo se cancelan, se posponen o se impugnan.

“Eso disuade a los actores privados interesados de gastar tiempo y dinero en esas licitaciones. Además, algunos países africanos instrumentan procedimientos de contratación de personal y contratos burocráticos que dificultan las operaciones de empresas privadas de energías”, apuntó.

La corrupción es otro de los riesgos, añadió.

“Pero creo que la corrupción no pasa desapercibida a los ojos de los inversores, de hecho todavía se considera como uno de los posibles riesgos de inversión”, apuntó.

Sensahw dijo que los gobiernos africanos necesitan crear un entorno propicio para los inversores privados para proyectos renovables, que consideró el principal incentivo para acelerar el despliegue de energía renovable en el continente.[related_articles]

Proyectos de energía necesitan 225.000 millones de dólares para 2030

La búsqueda de fondos para proyectos verdes se mantiene incesante.

El experto Tokiashi Nagata de la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena), declaró que África necesitaría 225.000 millones de dólares para 2030 para implementar las metas de energía fijadas en las contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC, en inglés), de las cuales 44 por ciento son para objetivos incondicionales.

En el Acuerdo de París sobre cambio climático, los países presentaron sus INDC, un esquema de acción para cumplir el objetivo de que la temperatura promedio global no aumente por encima de los dos grados centígrados.

Los objetivos incondicionales, precisó Nagata, son los que los países fijaron sin apoyo internacional, mientras que los condicionales, son los que solo alcanzarán con ayuda financiera y tecnológica externa, entre otras.

Nagata, quien realizó el anuncio en la cumbre del GGGI, en Uagadugu, precisó que ese monto se aplica a los países africanos que fijaron objetivos cuantificables en lo que respecta a las energías renovables.

Casi todos los países africanos mencionaron las energías renovables en sus INDC, y 85 por ciento de ellos incluyeron objetivos cuantificables, precisó. Unos 23 países africanos tienen acciones renovables dentro de las medidas de adaptación, mientras 15 tienen objetivos con fuentes renovables fuera de la matriz eléctrica.

Fondos para las INDC

Actualmente, hay 470.000 millones de dólares disponibles para implementar las INDC en el mundo, según Irena.

Pero la agencia alertó que los obstáculos para las inversiones podrían presentarse como incentivos insuficientes o contradictorios, capacidad institucional y experiencia limitada y sistemas financieros inmaduros.

Las INDC ofrecieron la oportunidad de obtener beneficios de las energías renovables para lograr la resiliencia climática de la infraestructura.

“Algunas renovables, en especial la solar, pueden ofrecer electricidad de manera rentable a zonas donde no se puede llevar la electricidad de otra manera. Eso mejorará su resiliencia”, explicó.

“En muchos casos, las áreas alejadas usan diésel como fuente de energía”, apuntó. Pero es una alternativa costosa y no es sostenible, añadió.

El compromiso de los países africanos es importante para que logren sus INDC, pero el incentivo para las grandes inversiones para crear proyectos de energías renovables siguen siendo los atractivos beneficios financieros, añadió Senshaw.

Traducción: Verónica Firme

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