GRUPO DE LOS 20: Hambre de oportunidades

La carestía alimentaria puede estar abriendo nuevas brechas de hambre en el mundo en desarrollo, pero los grandes productores agropecuarios latinoamericanos del Grupo de los 20 ven en ella una oportunidad a explotar.

Esto resultó evidente en el Taller sobre Commodities (productos básicos) organizado por el G-20 el jueves 19 y este viernes 20 en Buenos Aires, para discutir la nueva suba de los alimentos, con la presencia de ministros de Economía y Agricultura de los países miembros.

El taller intentó abordar las causas de la nueva tendencia alcista del mercado alimentario. Y desfilaron como respuestas la creciente demanda de China e India, la especulación financiera y los biocombustibles.

La preocupación fue planteada por Francia, que ejerce la presidencia temporal del G-20, conformado por los países industrializados y las principales economías emergentes que controlan en conjunto la mayor parte de las tierras cultivables del mundo.

Se trata de Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, la Unión Europea y Turquía. España participa de las reuniones como miembro invitado.

Pero Francia debió guardar su propuesta original de control de precios de las materias primas ante la presión ejercida por Argentina, Brasil y otros grandes productores de alimentos. En cambio, todos se comprometieron a hacer más transparente el mercado de estos bienes y a avanzar en un plan de acción de cinco puntos, que los ministros de Agricultura discutirán a fines de junio en París.

Esos puntos son promover la inversión agrícola para elevar la oferta; ampliar la información para reducir la especulación y lograr transparencia; mecanismos de acción para sortear una crisis alimentaria; dar tratamiento a la volatilidad de precios; y establecer regulaciones como las que existen en otros mercados mundiales.

En la cumbre del 3 y el 4 de noviembre en la ciudad francesa de Cannes, los líderes del G-20 intentarán precisar este plan de acción para estabilizar los mercados y mitigar el impacto de las subas en las naciones más vulnerables.

El control de la volatilidad de las materias primas es la tercera prioridad de la presidencia francesa del G-20, y la preceden la reforma del sistema monetario internacional y el fortalecimiento de la regulación financiera.

En la segunda mitad de 2010, los alimentos experimentaron una suba promedio de 30 por ciento, afirma un documento firmado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura.

El precio del trigo se incrementó en 94,4 por ciento entre junio y diciembre del año pasado, indica el boletín "Volatilidad de precios en los mercados agrícolas (2000-2010): Implicancias para América Latina y opciones de política".

El Banco Mundial estima que, desde junio, 44 millones de personas fueron empujadas a la pobreza debido a esta carestía.

Aunque sus poblaciones pobres también sufran estas consecuencias, para los países agropecuarios de América Latina este escenario representa sobre todo ingresos extraordinarios.

India y China, que resienten la falta de recursos como tierra y agua, son grandes demandantes de alimentos. Y la región debe invertir para aprovechar esa coyuntura, dijo a IPS el economista brasileño Mauricio Mezquita Moreira, del Banco Interamericano de Desarrollo.

Si bien la especulación financiera contribuye a la volatilidad de los precios, las subas obedecen sobre todo a la creciente demanda de las naciones emergentes, insistió Mezquita.

Por eso la región necesita aprovechar aún más los términos del intercambio, en lugar de seguir planificando una mayor industrialización que los países asiáticos ya lograron, agregó.

"La idea de que la única salida es industrializarse era viable en los años 70 y 80. Si América Latina hubiera migrado entonces hacia esa etapa con bienes más sofisticados y menos vulnerables, sería otra cosa, pero hoy no tiene sentido insistir en un mercado cada vez más congestionado", describió.

La cuestión es "cómo aprovechar esta oportunidad. Nuestros países, por la herencia colonial, tienen una gran concentración de renta, y la actividad agropecuaria es intensiva en capital, no genera tanto empleo", admitió.

"Lo bueno de la manufactura es que genera una cantidad de puestos de trabajo que en poco tiempo permiten eliminar la pobreza. Eso lo vimos en muchos países asiáticos, pero yo creo que perdimos esa posibilidad", argumentó.

Para Mezquita, "el nuevo reto es especializarse en recursos naturales, agregarles valor, sofisticar la oferta de bienes y, al mismo tiempo, generar empleo y planes de transferencias condicionadas de ingresos para los más pobres".

Los productores rurales del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) no podrían estar más de acuerdo.

Representados en la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur, los influyentes sectores agropecuarios subrayaron "la oportunidad que se abre a la región de la mano de la fortaleza de los precios de los alimentos".

La organización recomendó a los gobiernos fomentar una mayor oferta y una coordinación política que ayude a mantener el abastecimiento interno al tiempo que se aprovechan las oportunidades que ofrece el mercado mundial.

Los expertos convocados a la reunión coincidieron en que el factor decisivo en el mercado alimentario de los últimos años es la irrupción de China e India por el lado de la demanda.

Sobre esa palanca fundamental de suba de precios se montan otros factores determinantes, por el lado de la oferta. Por ejemplo, las sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos afectaron rendimientos de cosechas en varios lugares del mundo.

Pero hay además desafíos menos tradicionales, como los nuevos usos agrícolas, principalmente para obtener agrocombustibles, y la llamada "financierización" de la agricultura.

En los mercados financieros hay un crecimiento exponencial de contratos a futuro en el sector agrícola, una herramienta creada para mitigar el riesgo propio de la actividad, pero que puede provocar subas artificiales, destaca el documento "Volatilidad de precios…".

En todo caso, estos factores causan rápidas oscilaciones de precios, pero la tendencia general a la suba responde a la mayor demanda, un elemento que llegó para quedarse.

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