Gran potencial eólico y solar impulsa hidrógeno verde en norte de Brasil

Vista del puerto de Pecém, en el estado de Ceará, en el nordeste de Brasil, con su patio de contenedores y el puente que conduce a los muelles donde atracan los barcos, al fondo. Minerales, petróleo y gas, acero, cemento y palas eólicas son algunos de los productos que se importa o se exporta por el que es el puerto brasileño más cercano a Europa. Foto: Mario Osava / IPS

FORTALEZA, Brasil – Brasil podrá ser un líder mundial en la producción del hidrógeno verde y el nororiental estado de Ceará se adelantó a ese futuro, al definir el puerto de Pecém, con su zona de procesamiento de exportaciones, como el polo de esa fuente energética.

El gobierno de Ceará ya firmó 22 memorandos de entendimiento con empresas interesadas en participar en el llamado “hub (centro) de hidrógeno verde”, que promete atraer una avalancha de inversiones al Complejo Industrial y Portuario de Pecém.

“Si de 30 % a 50 % de esos proyectos se ponen en marcha efectiva será todo un éxito y transformará la economía de Ceará”, vaticinó el ingeniero y administrador Francisco Maia Júnior, secretario de Desarrollo Económico y Trabajo (Sedet) en el gobierno de este estado de la región Nordeste de Brasil.

La palanca será la demanda de “los países carentes de energía limpia”, especialmente la Unión Europea (UE), presionada por sus metas climáticas y ahora por la reducción del suministro de petróleo y gas ruso, en reacción a las sanciones económicas occidentales a Rusia por la invasión de Ucrania.

Ceará tiene ventajas especiales por disponer de gigantesco potencial de energía eólica, en su suelo y en su mar (off shore o costa afuera), además de la solar fotovoltaica.

La producción de hidrógeno como combustible se da mediante el proceso de electrólisis, que consume gran cantidad de electricidad y si se quiere que sea verde la generación eléctrica tiene que ser limpia.

Además el estado cuenta con Pecém, un puerto construido en1995 con una zona industrial y otra volcada a la exportación, y que tiene el valor de ser el más cercano a Europa de todos los puertos brasileños sobre el océano Atlántico.

El agua, el insumo clave del que se descompone el hidrógeno del oxígeno, será de reúso, el líquido residual tratado de la región metropolitana de Fortaleza, capital de Ceará, a 55 kilómetros del puerto. “Sale más barata que la desalinización del agua marítima”, aseguró a IPS el veterano funcionario en su oficina en la sede del gobierno regional.

Fortaleza cuenta con la primera planta de desalinización en gran escala en Brasil, y esa es la fuente de 12 % del agua consumida en esa ciudad de 2,7 millones de habitantes.

Francisco Maia Júnior, secretario de Desarrollo Económico y Trabajo del gobierno del estado de Ceará en su oficina en Fortaleza, su capital. Cree que la demanda de la Unión Europea actuará de palanca para la producción de hidrógeno verde en Pecém, un complejo industrial y portuario de este estado del nordeste de Brasil, con gran potencial de energías limpias para elaborarlo. Foto: Comunicación de Sedet

Potencial eólico y solar

“Ceará es privilegiadísimo en energías renovables”, confirmó a IPS el ingeniero electricista Jurandir Picanço Júnior, experimentado consultor de energía de la Federación de las Industrias de Ceará (Fiec) y expresidente de la estatal Compañía Energética de Ceará, que después fue privatizada y adquirida por Enel, el consorcio eléctrico italiano.

El potencial de generación eólica y solar en el estado alcanza el doble de la oferta de electricidad en 2018, según el Atlas Eólico y Solar de Ceará, elaborado en 2019 por la Fiec junto con la estatal Agencia de Desarrollo de Ceará y el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas.

Además las dos fuentes se complementan, la eólica crece en la noche y baja en las horas cercanas al mediodía, exactamente cuando es más productiva la solar, destacó Picanço en la sede de la Fiec, mostrando y sobreponiendo los gráficos de la generación diaria de ambas fuentes.

El Nordeste es la región brasileña donde más se multiplicaron las plantas eólicas, cuyo suministro a veces supera el consumo regional. Los vientos locales “son uniformes, no soplan en ráfagas” que afectan otras áreas en el mundo donde pueden ser más fuertes, apuntó Maia. Además son “unidireccionales”, acotó Picanço.

“La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, en inglés) ha reconoció el Nordeste como la región más competitiva para hidrógeno verde”, sostuvo Picanço para pronosticar el liderazgo de Brasil en su producción hacia 2050. “Brasil aún titubea en ese rubro, pero Ceará no”, afirmó.

Duna Uribe, directora comercial del Complejo Industrial y Portuario de Pecém, en el noreste de Brasil. Estudió en los Países Bajos y negoció la participación del puerto de Rotterdam como socio del de Pecém, con 30 % del capital. Foto: Mario Osava / IPS

Disponer de Pecém, un puerto consolidado por donde pasan 22 millones de toneladas al año, y su aledaña zona económica especial (ZEE), con beneficios como la reducción de impuestos, amplía la competitividad del hidrógeno brasileño.

El puerto contará con estructuras para almacenamiento del hidrógeno en la forma de amoníaco, que exige temperaturas bajísimas, con empresas especializadas en su transporte e instalaciones eléctricas con enchufes para los contenedores refrigerados, todos factores que ahorran inversiones, apuntó Duna Uribe, directora comercial del Complejo de Pecém.

Vínculo con Rotterdam

Además Pecém, empresa estatal de Ceará, tiene como socia desde 2018 el puerto neerlandés de Rotterdam, el mayor de Europa, con 30 % de las acciones. Eso aporta credibilidad y atrae inversiones al puerto brasileño, observó Maia.

Tal asociación se debe especialmente a Uribe, joven administradora con maestría en Economía Marítima y Logística en la Universidad de Erasmus, en los Países Bajos, y trabajó en el puerto de Rotterdam.

El complejo genera actualmente cerca de 55 000 empleos directos e indirectos, de los cuales 7000 en el puerto, donde trabajan directamente unos 3000 en actividades portuarias y en empresas que allí operan.

Palas eólicas fabricadas en la zona industrial del Complejo de Pecém, en el noreste de Brasil. La producción local de hidrógeno verde demandará mucha electricidad ser generada por plantas eólicas y solares. Foto: Mario Osava / IPS

Pecém nació en 1995 con la mirada inicial en el transporte marítimo y en dos proyectos básicos, una industria siderúrgica privada que se instaló en la ZEE  y una refinería estatal de petróleo, que no resultó.

Pero el complejo siempre tuvo una vocación energética, cuenta con cuatro centrales termoeléctricas, dos a carbón y dos a gas natural, además de una fábrica de palas eólicas y dos de cemento.

Efectos sociales

“El puerto fue bueno porque dio empleo a muchas personas de acá que antes sembraban frijoles, caña de azúcar, banano y hoy ya no tienen tierra para cultivar”, contó a IPS Zefinha Bezerra de Souza, de 76 años, que vive en la villa de Pecém desde 1961.

Uno de sus hijos sigue pescando. El puerto no afectó la pesca, que se hace lejos en el mar, aseguró.

Una de las primeras que comenzó a trabajar en el puerto es Terezinha Ferreira da Silva, de 54 años. Empezó en 1997 a trabajar en la constructora Andrade Gutierrez, encargada de las obras iniciales del puerto, luego la contrató la administradora del Complejo donde se encarga de recibir documentos y es telefonista.

Zefinha Bezerra de Souza (D) reconoce los buenos empleos que ofrece el Complejo industrial y portuario de Pecém, para los residentes en la pequeña villa de Pecém. Ellos dejaron el cultivo de frijoles y caña de azúcar, porque la tierra se encareció, pero los pescadores sí siguen faenando, como su hijo casado con Marcia da Silva, sentada a su izquierda. Foto: Mario Osava / IPS

“Ganaba muy bien, pude construir mi casa” en la villa o distrito de Pecém, dijo. El pueblo, a pocos kilómetros del puerto, tenía 2700 habitantes en el censo oficial de 2010 y en la zona rural de los alrededores vivan el doble de personas.

El “hub del hidrógeno” empezará a hacerse realidad en diciembre, cuando compañía privada Energías de Portugal, de ese país europeo, inaugure una planta piloto de hidrógeno en la ZEE.

La riqueza que generará el hub se concentrará inicialmente en Pecém, pero luego se irradiará a todo el Nordeste, porque exigirá numerosas plantas de energía eólica y solar, a instalarse en el interior de la región, analizó Uribe para IPS en Fortaleza.

La instalación de plantas eólicas en el mar está previsto, pero en el futuro. Aún no se reglamentó esa actividad y habrá necesidad de líneas de transmisión eléctrica y capacitación de técnicos, explicó.

Brasil podrá liderar la producción de hidrógeno verde en algunas décadas, por la posibilidad de generar altos volúmenes de energía eólica y solar a bajo costo y por contar con el puerto de Pecém, con las mejores condiciones para exportar a Europa, según Jurandir Picanço, consultor en energía de la Federación de las Industrias de Ceará, el estado del nordeste del país donde se ubica. Foto: Mario Osava / IPS

Cultura del hidrógeno

Adaptaciones en la enseñanza local, con cambios en la universidad, se están acelerando. Desde 2018 la estatal Universidad Federal de Ceará cuenta con el Parque Tecnológico (Partec).

Un hotel que se construyó dentro del campus universitario, para hospedar seguidores en la Copa Mundial de Fútbol de 2014, dejó de ser un elefante blanco para convertirse en centro de investigación sobre hidrógeno verde, destacó Fernando Nunes, director-presidente del Partec.

Fomentar la investigación práctica y el surgimiento de nuevas empresas tecnológicas es una de sus tareas que ganan nuevos horizontes con el hidrógeno.

Es necesario capacitar los técnicos incluso en el interior, porque en el futuro el hidrógeno, inicialmente volcado a la exportación, se diseminará en el mercado interno, “con miniplantas, cuando el costo baje a niveles razonables”, advirtió Nunes a IPS.

“La energía será la redención del Nordeste, especialmente de Ceará, donde ya generamos más electricidad de lo que consumimos”, concluyó.

El fomento del hidrógeno en Ceará se hace de forma singular en Brasil, por un Grupo de Trabajo integrado por el gobierno del estado, representado por la Sedet y la secretaría de Medio Ambiente, de la Federación de las Industrias, la Universidad Federal y el Complejo de Pecém.

ED: EG

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