Gasto militar escala a dos billones de dólares y desatiende llamado de la ONU

El gasto militar consume cada vez más presupuesto en las potencias armamentistas del mundo, algo que no frenó siquiera la covid en 2020, lo que resta recursos para atender las mayores crisis globales, como la pandemia, el calentamiento global o las hambrunas por conflictos armados o emergencias climáticas. Foto: Sipri
El gasto militar consume cada vez más presupuesto en las potencias armamentistas del mundo, algo que no frenó siquiera la covid en 2020, lo que resta recursos para atender las mayores crisis globales, como la pandemia, el calentamiento global o las hambrunas por conflictos armados o emergencias climáticas. Foto: Sipri

La ONU busca desesperadamente fondos para ayudar a las naciones en desarrollo ante su  asombrosa serie de problemas socioeconómicos, como la pobreza extrema, el hambre, las desigualdades económicas y los peligros ambientales, mientras es firme defensora del desarme mundial.

Son dos planteamientos con su punto de convergencia: la campaña incansable de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para reducir el gasto militar mundial promueve que parte de estos recursos se desvíen hacia el desarrollo sostenible y la ayuda humanitaria.

Sin embargo, un nuevo informe publicado este lunes 26 de abril por el Instituto Internacional de  Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) revela que el gasto militar mundial aumentó a casi dos billones (millones de millones) de dólares en 2020, lo que supone un incremento de 2,6 %, en términos reales, con respecto a 2019.

La pandemia de covid-19, que paralizó el mundo en marzo de 2020 y lo mantiene aún semiparalizado, no ha tenido aparentemente ningún impacto en el gasto militar, que ha gozado de muy buena salud.

Paradójicamente, cuatro de los cinco países que más gastaron en armamento son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU), el mayor responsable de imponer la paz en el mundo. Son ellos China, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia. El quinto es India, actualmente uno de los 10 miembros no permanentes y rotatorios del CSNU.

El gasto militar de China, que actualmente se encuentra en una nueva Guerra Fría con Estados Unidos, creció por 26 año consecutivo.

Las cifras reveladas este lunes 26 por el Sipri sobre el aumento de los gastos en armamento de algunas de las grandes potencias dejan en ridículo la demanda desde hace tiempo de la ONU para que se recorten los gastos militares y se desvíen hacia el desarrollo sostenible.

William D. Hartung, director del Programa de Armas y Seguridad del Centro para la Política Internacional, con sede en Washington, dijo a IPS: «En un momento en el que una pandemia mundial, el cambio climático y la injusticia racial y económica suponen los mayores peligros para la vida y el sustento de las personas, el aumento del gasto militar mundial en 2020 supone un fracaso estrepitoso de los responsables políticos de todo el mundo a la hora de abordar los retos más urgentes a los que nos enfrentamos».

Afirmó que incluso una fracción de los casi dos billones de dólares gastados en armamento militar el año pasado podría haber servido para realizar inversiones sostenibles en salud pública, protección del ambiente y lucha contra la desigualdad.

“Los líderes mundiales pueden y deben hacerlo mejor», dijo Hartung.

La Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas (Unoda, en inglés) señala que, a lo largo del último siglo, los gobiernos han buscado la manera de llegar a un acuerdo mundial sobre la reducción de los gastos militares.

Con ese fin, se debatieron varias propuestas en la Sociedad de Naciones y, posteriormente, en la ONU. Las primeras propuestas de la ONU se centraban en reducir los gastos de los Estados con grandes ejércitos y en liberar fondos para la ayuda al desarrollo.

“Pero las propuestas de reducción del gasto militar no se materializaron», reconoce la Unoda.

Sin embargo, sí condujeron a partir de 1981 a la elaboración del Instrumento Normalizado de las Naciones Unidas para la Presentación de Informes sobre Gastos Militares, que luego fue rebautizado como el Informe de las Naciones Unidas sobre Gastos Militares, que induce a los países a informar sobre sus presupuestos en el crucial tema.

Natalie J. Goldring, investigadora principal y profesora adjunta del Programa de Estudios de Seguridad de la Escuela de Servicio Exterior Edmund Walsh de la estadounidense Universidad de Georgetown, dijo a IPS que «los últimos datos de gasto militar del Sipri resultan difíciles de conciliar con la realidad del mundo en que vivimos».

“En un año en el que la comunidad mundial se enfrentó a los horrores de la pandemia del virus de covid-19, los datos del Sipri muestran que el gasto militar no disminuyó. El gasto militar aumentó en nueve de los 10 países con mayor gasto militar”, se lamentó.

A pesar de que la economía mundial, medida por el producto interior bruto (PIB), disminuyó  4,4 %, el gasto militar mundial aumentó un 2,6 % durante el año. El gasto militar mundial va exactamente en la dirección incorrecta.

“Desgraciadamente, Estados Unidos sigue liderando el gasto militar en el mundo, con 39 % del total mundial», dijo Goldring, quien también es profesora visitante en otra universidad de Washington y representante ante la ONU del Instituto Acrónimo, en asuntos vinculados a las armas convencionales y el comercio de armas.

Según los nuevos datos del Sipri, esta cifra es superior a todo el gasto conjunto de los otros 10 países que más gastan en armamento, y más del doble del total de los países que la administración de Washington percibe comúnmente  como sus principales competidores militares: Rusia y China, acotó la experta.

Alon ben Meir, profesor de relaciones internacionales del Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, dijo a IPS que es realmente irónico que cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU sean los que más gastan en armamento.

“Más irónico aún es el hecho de que todos estos países gastan una pequeña fracción de estas cantidades en programas sociales, lo que explica en gran medida la creciente pobreza en todos estos países», afirmó.

Ni que decir tiene que la clave para reducir los presupuestos militares está directamente relacionada con el nivel de tensión entre los distintos países.

“No espero ningún debate serio sobre el desarme mundial a menos que se resuelvan muchos de los absorbentes conflictos actuales y, en particular, la tensión creciente, en lugar de en caída, entre Estados Unidos, Rusia y China», planteó el especialista.

“El reciente aumento del gasto militar de Estados Unidos puede atribuirse principalmente a la fuerte inversión en investigación y desarrollo y a varios proyectos a largo plazo, como la modernización del arsenal nuclear estadounidense y la adquisición de armas a gran escala», dijo Alexandra Marksteiner, investigadora del Programa de Armas y Gasto Militar del Sipri.

Mientras tanto, se estima que el gasto militar de China, el segundo más alto del mundo, alcanzó 252 000 millones de dólares en 2020. Esto representa un aumento de 1,9 % respecto a  2019 y de 76 % durante la década 2011-20. El gasto de China se incrementó durante 26 años consecutivos, la serie más larga de aumentos ininterrumpidos de cualquier país con base en los datos de gasto militar del Sipri.

En una carta abierta enviada en septiembre último al secretario general de la ONU, António Guterres, la Oficina Internacional por la Paz, con sede en Berlín, pidió el desarme mundial y la reducción del gasto militar global.

La organización más antigua del mundo en favor del desarme, indicó que se dirigía al máximo responsable de la ONU en nombre de “más de 11 000 firmantes, para expresar nuestro apoyo a su llamamiento a un alto el fuego mundial”.

“También nos gustaría hacer hincapié en la necesidad del desarme (nuclear) y la reasignación del dinero de lo militar a las necesidades sanitarias, sociales y ambientales, al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Social”, planteó la misiva.

La pandemia de covid resaltó la necesidad de que los Estados vuelvan a priorizar a que dirigir sus gastos, destacó la organización. A su juicio, resaltaron los firmantes a Guterres, muchos de los problemas planteados por la pandemia podrían haberse resuelto, al menos parcialmente, pero la falta de financiamiento lo impidió.

En marzo, la ONU esperaba recaudar3850 millones de dólares de más de 100 gobiernos y donantes en una conferencia virtual, en fondos destinados a evitar una hambruna generalizada en Yemen, en lo que se considera la peor crisis humanitaria del mundo.

Pero los compromisos de aportes solo sumaron 1700 millones de dólares, menos de la mitad, en lo que Guterres describió como un «resultado decepcionante». “Millones de niños, mujeres y hombres yemeníes necesitan desesperadamente ayuda para vivir. Recortar la ayuda es una sentencia de muerte», dijo Guterres en un comunicado.

En su último estudio, el Sipri señaló que, aunque el gasto militar aumentó en todo el mundo, algunos países reasignaron explícitamente parte de su gasto militar presupuestado a dar respuesta a la pandemia, como fue el caso de Chile y Corea del Sur.

Otros, como Brasil y Rusia, gastaron considerablemente menos que lo que estaba previsto en sus presupuestos militares al comenzar 2020.

“Podemos decir con cierta certeza que la pandemia no ha tenido un impacto significativo en el gasto militar mundial en 2020″, dijo Diego Lopes da Silva, investigador del Programa de Armas y Gasto Militar del Sipri. “Queda por ver si los países mantendrán este nivel de gasto militar durante el segundo año de la pandemia”, añadió.

Goldring, por su parte, recordó que en 2020, aproximadamente 1,8 millones de personas en todo el mundo murieron a consecuencia de la covid, mientras que, como sugiere el informe del Sipri, los países con mayor gasto militar decidieron seguir como si nada, pese a la pandemia.

“Es el momento de reevaluar las prioridades. Los países deberían dar prioridad a la salud y el bienestar de su población, en lugar de seguir financiando el complejo militar-industrial. Recortar el gasto militar liberaría fondos para las necesidades humanas y el desarrollo sostenible”, afirmó la investigadora en su diálogo con IPS.

Consideró que las Naciones Unidas deben matizar su planteamiento al respecto. “La ONU ha sugerido desviar fondos de los gastos militares para financiar el desarrollo sostenible. Pero, en realidad, no se trata de desviar fondos, sino de dedicarlos a lo que deberían haber sido asignados en primer lugar”, dijo.

También criticó que durante sus primeros 100 días en el cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, “no ha mostrado inclinación a revertir los patrones del excesivo gasto militar” de su país. “Sigue adelante con nuevas y costosas armas nucleares y continúa proponiendo presupuestos militares inflados”, adujo.

“Todavía hay tiempo para reevaluar este enfoque, reestructurar el gasto militar estadounidense y centrarse en las necesidades humanas, planteó la experta en asuntos militares y promotora del desarme.

A su juicio, “el recorte del presupuesto militar también liberaría recursos financieros de Estados Unidos para ayudar a resolver los problemas globales urgentes de la pandemia de coronavirus y la crisis climática”, que el propio Biden consideró una prioridad en la Cumbre sobre el Clima, que promovió y encabezó el 22 y 23 de este mes.

Hace más de una década, el predecesor de Guterres como secretario general de la ONU, Ban Ki-moon (2007-2016), dio en la diana al afirmar: «El mundo está sobrearmado y la paz está infrafinanciada».

T: MF / ED: EG

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