FORO SOCIAL MUNDIAL: Crisis valorizan la Amazonia

El cambio climático que obliga a contener la deforestación, las fuentes energéticas tradicionales como verdugos de los pueblos locales y la necesidad de la soberanía alimentaria fueron temas centrales del Foro Social Mundial (FSM) en una jornada dedicada a la Amazonia.

Crédito: Amazon Watch
Crédito: Amazon Watch
El miércoles, segundo día de la novena edición del FSM, representó la reactivación del Foro Social Pan Amazónico, interrumpido en 2005. Los pueblos forestales destacaron con música, danzas, declaraciones y charlas los efectos y nuevas amenazas de las crisis ambiental, energética y económica que pesan sobre su destino y el de la humanidad.

Los impactos amazónicos de actividades volcadas a intereses ajenos y lejanos, como las petroleras y mineras, protagonizadas por empresas transnacionales, y la necesidad de armonizar "naturaleza, cultura y sociedad" fueron realzadas en un acto que mezcló una declaración leída en varias lenguas, la presentación de danzas y rituales indígenas, cantantes y grupos musicales.

La Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería informó sobre los daños sufridos por indígenas y campesinos de su país, mientras miembros del grupo indígena Assurini, de Brasil, bailaron su rechazo a la gran central hidroeléctrica de Tucuruí, en el centro del estado amazónico de Pará, cuya capital es Belém.

Las represas fueron uno de los factores que hicieron menos sustentable, en los últimos 20 años, el modo de vida de poblaciones ribereñas en la Amazonia brasileña, junto con la presión demográfica y una política oficial de crédito, señaló Sylvain Colmen-Dale, de la asociación francesa de solidaridad Error.

Los ribereños tenían una tradición productiva "relativamente durable, no depredadora", aunque viviendo en "un ecosistema frágil, de tierras inundables", destacó en una mesa sobre agricultura, agrocombustibles y cambio climático en el Día Pan Amazónico.

Tucuruí "cambió la producción y la subsistencia" de las poblaciones que viven en municipios afectados de Pará, porque la represa reduce dramáticamente los peces al impedirles remontar el río para la reproducción, explicó Luciana Costa, de la Asociación Paraense de Apoyo a las Comunidades Carentes.

La piscicultura en estanques es una alternativa que su organización no gubernamental, apoyada por Error, desarrolla para compensar la escasez de pescado. Otra orientación de esas entidades es recuperar la diversificación productiva de los ribereños. Pero contra ello conspira el crédito oficial, que favorece pocos productos, en general exóticos, como la naranja, según la activista.

Las centrales hidroeléctricas, que hacen de Brasil un campeón de matriz energética basada en fuentes renovables, enfrentan la resistencia de indígenas y de otras poblaciones amazónicas porque inundan extensas áreas, desplazan a miles de familias y provocan otros impactos sociales, como la migración atraída por el empleo temporal en la construcción.

El gobierno tiene planes de construir grandes centrales en los próximos años para atender al aumento del consumo energético y asegurar el crecimiento económico.

La defensa de la naturaleza amazónica contra las actividades deforestadoras fue manifestada de forma artística y musical por indígenas de Brasil, como los marubo, y los kichwa de Ecuador, que agregaron otro dato alarmante del cambio climático: la desaparición de las nevadas en la cordillera de los Andes, que afecta a los ríos y el abastecimiento de agua.

Mientras, mujeres de la Vía Campesina, la organización internacional que reúne a numerosos sectores rurales, incluso el Movimiento de Afectados por las Represas, cantaron sobre la "soberanía alimentaria" como bandera contra el hambre y el agronegocio de monocultivos, que genera inseguridad alimentaria y ambiental.

Todas éstas son amenazas y desafíos que se discuten en el Foro Social Mundial que se prolongará hasta este domingo, con amplia participación indígena y de otras poblaciones amazónicas, como los quilombolas (miembros de comunidades afrodescendientes), los extractores de productos forestales y los pescadores.

La Amazonia será probablemente la prioridad de la Orden Franciscana que será aprobada en su asamblea de mayo en el Vaticano, espera João Gierse, sacerdote católico de esa misión, presente en el FSM y en el acto-espectáculo de los pueblos amazónicos.

"Ecología y teología se complementan, los saberes de la ecología remiten a la visión de Dios", al confirmar ciertos principios como la comunión trinitaria, dijo a IPS el misionero alemán, que vive en Brasil hace 19 años. En su opinión, la Iglesia Católica, incluso la misión franciscana, aún peca por no asumir la cuestión ambiental.

"La evangelización debería incluirla", sostuvo Gierse en referencia al obispo Luiz Cappio, que hizo dos huelgas de hambre en defensa del río São Francisco, amenazado por un proyecto de transposición de sus aguas para el Nordeste de Brasil. Es un ejemplo de esa actitud, señalada por la vocación ambiental del santo Francisco, reconocido por la Iglesia hace 800 años, dijo.

Gierse actuó siempre en el Nordeste, en una dedicación más social, pero señala que su visión se amplió hace poco a lo ambiental. Actualmente refuerza sus conceptos en la sureña São Paulo, donde cursa una maestría sobre misiología, en la que incluye la dimensión ecológica, soñando con cumplir nuevas misiones en la Amazonia.

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