Extracción ilegal de arena aviva el daño ambiental en Zimbabue

Nesbit Gavanga carga una carretilla con arena en medio del terreno que ha ocupado para extraer ilegalmente el material, y que vende a los constructores. Asegura que no tiene otras muchas opciones para ganarse la vida en Zimbabue, mientras los ambientalistas están cada vez más preocupados por la degradación de la tierra que provoca la actividad furtiva. Foto: Jeffrey Moyo / IPS

CHITUNGWIZA, Zimbabue – En Chitungwiza, en Zimbabue, justo al lado de la carretera, Nesbit Gavanga, de 36 años, y sus cinco colaboradores utilizan palas para cargar camiones con arena.

Resulta visible que los seis están en el negocio de la extracción de arena y explican abiertamente que cada dos días se enzarzan en batallas con funcionarios ambientales que buscan reducir la degradación de la tierra en este lugar.

La cantera de arena informal del grupo se encuentra a 25 kilómetros al sureste de la capital de Zimbabue, Harare, de la que Chitungwiza es una ciudad dormitorio que poco a poco se ha transformado en la tercera urbe de este país del sur de África.

Para Gavanga y sus compañeros, la extracción furtiva de arena ha sido una fuente de ingresos durante años, ya que ninguno del grupo ha tenido alguna vez un empleo formal.

este cazador furtivo de arena, como se les llama localmente, invadió hace unos ocho años un terreno en Chitungwiza con sus compañeros para comenzar a extraer arena.

“Este pedazo de tierra nos ha dado dinero a lo largo de los años, y no podemos darnos el lujo de dejarlo. Estamos aquí para quedarnos y para convertir la arena en dinero”, dijo Gavanga a IPS.

Este arenero ilegal no se inmuta por la gravedad del daño ecológico que él y otros muchos han desatado en las gigantescas extensiones de tierra que han invadido en Chitungwiza.

Lo que les importa es la ganancia que obtienen, y Gavanga, con sus compañeros, ha logrado establecer una gran base de clientes a lo largo de los años.

“Simplemente traemos nuestros picos y palas aquí, y los clientes vienen con sus camiones, y llenamos los camiones con la arena que vendemos. Sí, esta no es nuestra tierra, pero tenemos que sobrevivir de ella, aunque (las autoridades dicen) no se nos permite hacerlo”, dijo a IPS Melford Mahamba, de 34 años, uno de los compañeros de Gavanga.

Gavanga afirmó que obtienen al menos entre 30 y 40 dólares diarios por su labor.

Pero eso es una mala noticia para el medioambiente.

Los areneros ilegales han dejado enormes cicatrices en la tierra a lo largo de Zimbabue mientras cosechan la arena, mayormente en las riberas de los ríos. Estos furtivos dejan grandes cráteres al descubierto.

Sus clientes son personas dedicadas a la construcción urbana, desesperadas por obtener un producto tan necesario como esquivo, lo que convierte la arena ilegal en un tesoro.

Según la Agencia de Gestión Ambiental (EMA, en inglés), responsable en el país de garantizar la gestión sostenible de los recursos naturales y la protección de los ecosistemas, aproximadamente 1694 hectáreas de tierra están afectadas por la extracción furtiva de arena en el país.

Harare contribuye con más de 850 hectáreas a estas estadísticas

EMA no ha tenido éxito en detener a las personas extractoras furtivas de arena.

“Las autoridades nos ahuyentan de los lugares donde extraemos arena, pero siempre regresamos en poco tiempo, incluso cuando nos arrestan a veces. Simplemente sobornamos a los funcionarios y continuamos con el negocio”, señaló Mahamba.

Ambientalistas como Happison Chikova, con sede en Harare, culparon a la mala economía de Zimbabue por la degradación de la tierra provocada por los cazadores furtivos de arena.

“Estas personas no tienen trabajo. Piensan que extrayendo suelos de arena para venderlos, pueden liberarse de la ruina y la pobreza, pero por desgracia solo hacen sufrir al medio ambiente, ya que reciben muy poco dinero que apenas cambia sus vidas”, dijo Chikova a IPS.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Sin embargo, para los cazadores furtivos de arena como Mahamba, los beneficios económicos son significativos.

“Las ganancias son enormes ya que la arena se vende de entre seis a ocho dólares  el metro cúbico. Vendemos a los clientes que usa su propio transporte”, sostuvo Mahamba.

Los cazadores furtivos de arena, de hecho, incurren en muy pocos costos, y el único gasto que tienen que asumir es el soborno para la policía municipal.

Las autoridades del consejo, por ejemplo, en Chitungwiza, a pesar de que realizan redadas periódicas contra estos extractores furtivos de arena, no están totalmente capacitadas.

“Realizamos redadas contra los cazadores furtivos de arena, pero no lo hacemos de forma frecuente debido a la insuficiencia de recursos, por lo que siempre vuelven a sus actividades ilegales. Es como el juego del gato y el ratón”, indicó Lovemore Meya, oficial de relaciones públicas del municipio de Chitungwiza.

Para ambientalistas como Chikova, los cazadores furtivos de arena “dañan la vegetación mientras cavan pozos anchos y profundos que luego se inundan cada temporada de lluvia”.

En medio de la creciente extracción furtiva de arena en Zimbabue, los abogados ambientalistas insinúan que la práctica contribuye al cambio climático.

“Esta práctica aumenta la vulnerabilidad de Zimbabue a las inundaciones en áreas que reciben mucha lluvia, amenaza los humedales y afecta la disponibilidad de agua río abajo, que luego trae perjuicios en el uso del agua con fines de adaptación climática”, comentó a IPS el abogado ambientalista Ray Ncube.

Las estadísticas de la EMA han demostrado que, a partir de diciembre de 2019, 9,5 millones de metros cuadrados de tierra en Zimbabue se habían degradado debido a la extracción ilegal de arena.

A medida que grandes extensiones de tierra caen en la degradación, activistas ambientales como Kudakwashe Murisi, con su base en Masvingo, la ciudad más antigua de Zimbabue, han culpado a la política polarizada del país por permitir que los cazadores furtivos de arena hagan lo que les plazca con el medioambiente.

“Los cazadores furtivos de arena a menudo son jóvenes con vínculos con el partido gobernante Zanu-PF, obviamente protegidos por su liderazgo político, lo que dificulta que alguien les llame la atención cuando comienzan a excavar por todas partes en busca de arena”, dijo Murisi a IPS.

La Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF) es el partido político gobernante de esta nación del sur de África desde 1980, hace 42 años, nada menos.

Pero Zimbabue no es la única nación africana donde la extracción ilegal de arena se ha transformado en un gran problema ambiental.

En Kenia, por ejemplo, esa actividad furtiva amenaza ya a los ríos, por la multiplicación de la extracción de arena en sus cauces.

T: MLM / ED: EG

 

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