Escondiendo la basura bajo la alfombra

Bailarines gauchescos en el Festival de la Contaminación. Crédito: Cortesía Bouwer Sin Basura.

Mientras las fastuosas escuelas de samba de Brasil preparaban el gran carnaval de Río de Janeiro, una humilde comparsa recorrió un pueblito argentino para alertar sobre un problema urbano subestimado, que en la central provincia de Córdoba está al borde del colapso sanitario: la basura.

A 2.300 kilómetros de Río de Janeiro, la murga Color y Alegría del pueblo cordobés de Bouwer se concentró a los pies de una réplica del Cristo Redentor carioca.

Pero la cruz que carga este pueblo de 2.000 habitantes es otra.

Luego de una larga lucha para clausurar en 2010 un vertedero a cielo abierto que acumuló 12 millones de toneladas de residuos, Bouwer está otra vez ante el peligro de que se abra otro, que agravaría la contaminación crónica de la zona.

Los 24 millones de toneladas de residuos que la capital provincial y otros municipios generen durante los próximos 30 años se depositarían en un predio de 270 hectáreas, apenas a 600 metros del viejo vertedero.

“El carnaval tiene que servir para la gente, y hoy estamos acá para concientizar sobre lo que pasa con la basura”, dijo a Tierramérica el director de la murga, Sergio Moggi, conformada por niños y adolescentes.

La murga fue una de las atracciones del Festival de la Contaminación que los vecinos organizaron para llamar la atención sobre su drama.

Uno de los criterios para emplazar el nuevo vertedero fue el valor del uso del suelo, donde Bouwer sale perdiendo, porque es pobre.

En sus alrededores hay también restos de una fundición de plomo, de una planta de almacenamiento de residuos peligrosos, un depósito judicial de vehículos y plaguicidas de las plantaciones aledañas.

La Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) considera que Bouwer “es una de las zonas más contaminadas de Argentina». La gran cantidad de fuentes contaminantes y las alarmantes tasas de mortalidad infantil y perinatal llevaron a este municipio a declarase en «emergencia sanitaria».

“En esta época del verano cada pueblo de Córdoba tiene festivales por algo emblemático que lo representa: el salame, la papa… Lo que nos caracteriza a nosotros, tristemente, es la cantidad de basura”, dijo a Tierramérica la maestra Daniela Arce, de la asociación vecinal Bouwer Sin Basura.

Pero los problemas de Bouwer son los de esta provincia que tiene una extensa y fértil llanura en el este y cadenas montañosas elevándose hacia el oeste, las Sierras de Córdoba.

Los intérpretes de la comparsa Color y Alegría ajustan sus instrumentos junto a la réplica del Cristo Redentor. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS.
Los intérpretes de la comparsa Color y Alegría ajustan sus instrumentos junto a la réplica del Cristo Redentor. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS.

La capital homónima y su área metropolitana generan unas 2.200 toneladas diarias de desechos sólidos, según la Corporación Intercomunal para la Gestión Sustentable de los Residuos del Área Metropolitana de Córdoba (Cormecor), una sociedad anónima que estudia alternativas técnicas para el manejo y disposición final de la basura de la ciudad y de otros 16 pequeños municipios.

“Esta realidad genera una demanda de tecnología y espacio para su tratamiento y disposición, que hasta hoy no se ha trabajado de manera integral”, dice Cormecor en su sitio de Internet.

Los principales accionistas de Cormecor son la ciudad de Córdoba, otros nueve municipios y comunas y el sindicato de recolectores.

La práctica usual era enterrar o arrojar los desechos a basureros a cielo abierto hasta que, en 1981, se comenzaron a enviar al vertedero de Bouwer.

Cerrado ese depósito en 2010, que aún contiene la basura de casi 30 años, los residuos comenzaron a acumularse en un predio transitorio, Piedras Blancas, acondicionado en menos de dos meses a la vera de la ruta nacional 36 y a tan solo cinco kilómetros de Bouwer.

Piedras Blancas recibe 2.500 toneladas diarias desde 2010 –cuando su vida útil fue estimada en un año— y según las autoridades está al borde del colapso.

“La basura se deposita diariamente, se aplasta y se le tira tierra encima al final de cada día. Los gases se ventean, no se captan ni se tratan, y tampoco se tratan los lixiviados (líquidos de la descomposición de la materia orgánica)», dijo a Tierramérica la encargada de prensa de la Funam, Nayla Azzinnari.

[related_articles]Ahora el gobierno provincial se apresta a expropiar dos terrenos para el nuevo proyecto, el predio cercano al castigado Bouwer y otro para colocar una planta de transferencia cerca del pueblo Estación Juárez Celman, en el centro-norte de la provincia.

Mientras Cormecor evalúa propuestas para el tratamiento de la basura de 27 empresas (de Argentina, Holanda, Estados Unidos y Brasil) y universidades, los que han sufrido en carne propia el problema tienen algunas respuestas.

«Cada población se debería ocupar de su basura. La municipalidad de Córdoba debería ocuparse de la suya, así como los demás municipios», dijo a Tierramérica el intendente de Bouwer, Juan Lupi.

Su pueblo produce menos de medio camión semanal, mientras la capital genera 95 por ciento del total.

Para el biólogo Ricardo Suárez, asesor técnico vecinal de Bouwer, la basura debe contemplarse desde su origen. “El problema nuestro es desmesurado”, subrayó.

Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial deberían intervenir para promover un consumo mesurado e instar a las empresas a vender sus productos con menos elementos de descarte, sugirió.

También se necesita una justicia que castigue crímenes ambientales, como no sanear la basura, y una fuerte inversión municipal para implementar planes de separación y reciclaje y para educar a los ciudadanos en esos nuevos hábitos.

“Podemos lograr límites (de contaminación) bien bajos y tolerables… lo que no podemos aceptar es que se entierren, como ahora, 12 millones de toneladas en un mismo lugar”, enfatizó Suárez.

Por eso se debe “descentralizar” la basura, para que no siga habiendo “zonas de sacrificio” como Bouwer, dijo a Tierramérica.

«Lo primero es sentarse a estudiar y no subestimar la basura», sostuvo el ingeniero químico Eduardo Riaño, quien analizó los efectos de las emisiones gaseosas y líquidas de Bouwer, que persisten incluso décadas después de cerrados los basureros.

Los “compuestos orgánicos volátiles son muy peligrosos” y pueden causar cáncer, explicó a Tierramérica.

Y, por otra parte, esos depósitos de materia orgánica también pueden generar energía.

Del biogás emitido por el vertedero de Bouwer se deduce “que lo generado hasta el cierre del predio en 2010, equivaldría a un año y medio de gas de uso doméstico y a dos años y medio de gas natural comprimido» para la población local, ejemplificó.

Para la legisladora provincial Cintia Frencia, del izquierdista Partido Obrero, hay intereses económicos que impiden el tratamiento y el reciclaje.

“No es casual que se decida tirar la basura en las ciudades más pobres aledañas a  Córdoba”, dijo a Tierramérica.

«Hoy se habla de hacer un nuevo enterramiento con un plazo de 30 años, es decir que de aquí a tres décadas no piensan desarrollar ningún tipo de tecnología para reducir y tratar la basura, sino que simplemente es un negocio», dijo.

Cormecor es una sociedad anónima que busca cotizar en la Bolsa de Valores nacional.

La basura en un negocio en todo el mundo. En lugares como Italia beneficia tanto a las empresas como a las mafias que la manejan.

Tierramérica no obtuvo respuestas de Cormecor ni de las secretarías ambientales del gobierno provincial ni de la ciudad.

 

Este artículo fue publicado originalmente el 8 de marzo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

 

 

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