Energía renovable está imparable en Chile, pero la comunitaria no despega

La escuela Nueva Zelandia protagoniza una experiencia pionera de generación eléctrica comunitaria con paneles solares que permitirán rebajar el costo del consumo del establecimiento y de 20 vecinos incorporados al proyecto en el carenciado municipio de Independencia. A esta iniciativa, la escuela agregará otra para recuperar aguas grises y regar luego los jardines. Foto: Orlando Milesi / IPS

SANTIAGO – Las energías renovables, especialmente la solar y eólica, crecen imparablemente en Chile impulsadas por grandes empresas, pero la generación comunitaria de energía alternativa no despega, pese a una ley que la promueve.

Este largo y estrecho país de 19,5 millones de habitantes, rico en energía solar por el norteño desierto de Atacama y con vientos privilegiados gracias a su ubicación entre el océano Pacífico y la cordillera de Los Andes, puede acelerar la transición al carbono neutralidad, gracias a las llamadas localmente energías renovables no convencionales (ERNC), que suman también la hidroelectricidad.

De hecho, el 28 de julio a las 15:00 horas, las ERNC batieron el récord de participación horaria en la generación eléctrica en el país, con 62,3 % del total de ese momento. El 2021 la generación renovable representó 44,8 % de toda la electricidad generada, equivalente a 35 892 gigavatios hora (GWh). El total generado ese año fue 80 116 GWh

Ana Lía Rojas, directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera), que reúne a las empresas del rubro, indicó que todos los sectores avanzan en ERNC, especialmente los de energía y minería.

Acera estimaba que el 2022 podría terminar con 13 000 ó 14 000 megavatios (MW) de ERNC instalados, y de hecho ya en mayo había más de 12 370 MW.

“Hace tiempo dejamos atrás el 10 % de participación, superamos el 20% cinco años antes de la fecha fijada por ley y actualmente nos encontramos por sobre 35% de generación eléctrica renovable no convencional. Todo un hito a nivel mundial”, aseveró Rojas.

Ahora se apunta a 50 % en los próximos años y a 70% hacia el 2030.

Para Andrés Díaz, director del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable de la privada la Universidad Diego Portales, “el aumento en la participación de las ERNC en la matriz energética, al igual que el fomento a los sistemas de almacenamiento es fundamental dentro de la transición energética que enfrentamos”.

“A la hora de satisfacer los objetivos de reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, producto del retiro de las plantas a carbón, las ERNC deben ser capaces de asegurar la estabilidad en el sistema eléctrico”, afirmó a IPS.

Agregó que eso implica, ofrecer capacidad de actuar ante posibles fallas en los sistemas de transmisión.

“Hay una parte pedagógica con los paneles solares para enseñar a los niños cómo elementos de la naturaleza con aporte tecnológico contribuyen a tener un recurso para la vida humana que no dañe el medioambiente¨, asegura Rita Méndez, directora de la escuela Nueva Zelandia, en el municipio de Independencia, en el norte del área metropolitana de Santiago de Chile. Foto: Orlando Milesi / IPS

Generación comunitaria, sin ímpetu

Estos enormes avances de las ERNC no van de la mano con el exiguo desarrollo de proyectos de generación comunitaria, la modalidad de generación distribuida o descentralizada enfocada en el autoconsumo, mayormente solar y de propiedad colectiva.

Nicolás O’Ryan, un ingeniero civil eléctrico, socio fundador de Red Genera, impulsó un proyecto comunitario de ERNC en la escuela Nueva Zelandia, en el municipio de Independencia, en la periferia del norte de Santiago, instalando paneles solares en el techo de su gimnasio.

La iniciativa es una de las poquísimas impulsadas usando la Ley 21118 vigente desde hace dos años para incentivar la generación eléctrica comunitaria, también llamada ciudadana.

La estatal Agencia de Sostenibilidad Energética financió 50 % del equivalente a 21 052 dólares de la inversión requerida. Otros 3158 dólares  fueron aportados por Red Genera y los restantes 7368 dólares se lograron con cinco particulares y con una campaña de donaciones de personas y empresas.

Los paneles proveerán 26 703 kilovatios hora (kWh) anuales. Del total, 29,67 % se inyectará a la escuela y 3,52 %  a cada uno de los beneficiarios e inversionistas.

El proceso de conexión con Enel Chile, la filial del grupo eléctrico transnacional italiano Enel, “está avanzado y falta solo el último paso cuando se notifica la conexión del equipo”, contó O’Ryan a IPS.

Esta energía atenderá el consumo de la escuela y el de 20 familias vecinas. El resto se manejará mediante el proceso llamado localmente Net Billing (facturación neta), la medición simultánea del consumo e inyección de energía a la red, que facilita a cualquier usuario autogenerar su electricidad e inyectar el excedente a la red, recibiendo un pago por ello.

“De aquí a fin de año espero que estemos listos…, necesitamos apoyo institucional para encauzar el proceso y resolver dificultades como el cambio de administración de la escuela que pasará al Servicio Local de Educación¨, aseveró.

Rita Méndez, directora de la escuela, dijo a IPS que esta planta aporta a la enseñanza de los 393 niños y niñas (más de 50 % hijos de migrantes, en su mayoría venezolanos)  que en ese sector carenciado estudian el nivel básico, compuesto por 10 cursos, dos de kínder y ocho de primaria.

“La planta nos ayuda a ir formando nuevos ciudadanos con conciencia medioambiental, que aporten al cuidado del medioambiente y visualicen cómo utilizar las energías limpias para contribuir al desarrollo de la vida”, reflexionó en una entrevista en el centro.

Parte de los 33 600 paneles solares fotovoltaicos instalados en agosto del 2020 en las cercanías de Til Til, en el norte de Santiago, con una inversión de 15 millones de dólares y una vida útil de unos 30 años. En este municipio, uno de los más pobres de Chile, el proyecto ocupa 23 hectáreas y generará nueve megavatios. Foto: Orlando Milesi / IPS

Cinco años del proyecto pionero

El abogado ambientalista Cristian Mires, cofundador de la no gubernamental Energía Colectiva, preside Buin Solar, la primera iniciativa en Chile destinada a generar comunitariamente energía eléctrica, nacida en 2017.

Entonces 100 personas aportaron desde 52,6 dólares cada una para financiar una planta de paneles solares de 10 KW instalada en el laboratorio de energías del Instituto del Medio Ambiente (Idma), en Buin, un pueblo a 47 kilómetros al sur de Santiago.

La energía es consumida por el Instituto y si hay excedentes se inyectan a la red. Tras 10 años de operación, la planta pasará a manos de Idma.

El Idma paga mensualmente unos 215 dólares por la energía, pero sin paneles el costo hubiera sido el doble. Y consume energía limpia, hecho relevante para un Instituto que forma profesionales para combatir el cambio climático.

“Solar Buin fue un proyecto pionero y colectivo para construir la primera planta comunitaria. Es un proyecto exitoso que ha sido una gran experiencia y aprendizaje y relevó la importancia de trabajar en proyectos asociativos”, resumió Mires.

Agregó que “la energía comunitaria es una solución urgente para abordar la crisis climática. Buin Solar tiene beneficios sociales, ambientales y económicos”.

Sin embargo el ambientalista lamenta la lentitud de los avances en generación comunitaria pese al marco legal que permite su desarrollo.

“La promoción de la energía comunitaria está muy débil, la democratización de la energía es muy baja”, aseveró.

Según Mires, hay que generar confianzas para trabajar en forma colectiva, pero se requieren también incentivos para superar la barrera del financiamiento y la falta de capacidades técnicas.

“Sería importantísimo contar con instrumentos de fomento. Hay un compromiso en el programa de gobierno del presidente Gabriel Boric (en el poder desde marzo), que menciona la generación comunitaria. Nosotros apostamos a que esta generación tenga mayor desarrollo. Hasta ahora la mayoría son proyectos individuales”, planteó.

El Parque eólico Los Cururos, inaugurado el 2014, está en medio de la aridez del desierto de la región de Coquimbo y frente al océano Pacífico. La central aporta una potencia 109,6 megavatios al Sistema Interconectado Central de Chile. Pertenece al privado Grupo EPM y cuenta con 57 aerogeneradores de 1,8 y 2,0 megavatios. Foto: Orlando Milesi / IPS

Aporte de generación distribuida es mínimo

La generación distribuida se caracteriza por realizarse mediante pequeñas centrales que no superan los 300 kilovatios (kW), en contraposición a la centralizada, con grandes plantas que inyectan toda su producción a la red de transmisión, ha crecido en número de actores particulares, pero su aporte al sistema es muy exiguo.

Felipe Gallardo, ingeniero de estudios de Acera, informó a IPS que a junio existían 12 365 instalaciones de generación distribuida o descentralizada de ERNC, en manos de particulares, por un total de 125 MW, que equivalen a 0,4 % de la capacidad instalada nacional.

“De las instalaciones de Net Billing, sobre el 98%  corresponden a la tecnología solar fotovoltaica”, indicó. El mayor número se encuentra en las regiones centrales de Chile.

Por su parte el académico Díaz subrayó la importancia de que aumenten los particulares que generen energía para su autoconsumo y aportes de sus excedentes a la red.

“La  autogestión energética permite a los clientes no solo recibir ingresos por la energía inyectada a la red, sino también evitar las contingencias del sistema eléctrico nacional”, sostuvo. 

Amanecer entre los vapores de los géiseres de El Tatio, en la región de Antofagasta, donde comenzó a sacarse provecho a la geotermia, una energía no convencional, limpia e infinita, emanada del calor interno de la tierra, que abunda en el norte de Chile. Foto: Marianela Jarroud / IPS

Los obstáculos para la ERNC

Una  cifra que preocupa es el explosivo crecimiento del vertimiento de energía renovable no convencional, debido a dificultades para su transporte ante la falta de líneas de transmisión hacia grandes centros de consumo.

Este año no se han podido utilizar 290 GWh de energía eólica y solar.

“El desarrollo futuro depende de los sistemas de almacenamiento para asegurar la estabilidad de las ERNC mientras avanzamos en el cumplimiento de los acuerdos para el retiro de plantas a carbón”, afirmó Díaz.

Gallardo lamentó el impacto de los vertimientos a nivel país ¨pues en la medida de que existen este tipo de limitaciones, se requiere de la operación de centrales térmicas, que tienen un mayor costo variable y generan emisiones contaminantes¨.

¨En la medida que aumente la penetración renovable, y, por otra parte, se produzca el retiro de centrales carboneras, será necesario adoptar medidas adicionales que permitan aumentar estos niveles de máxima participación de ERNC”, aseveró.

El asesor de Acera cree que a mediano plazo deberán implementarse sistemas de almacenamiento para evitar este vertimiento de ERNC.

Y considera, asimismo, que será  necesario seguir perfeccionando el marco regulatorio de los sistemas de almacenamiento.

ED: EG

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