ENERGÍA-EGIPTO: Vientos del desierto renuevan esperanza

Egipto, uno de los países más poblados del mundo árabe, empieza a observar la energía eólica como alternativa al agotamiento de las reservas mundiales de gas y petróleo.

Parque eólico de Zafarana Crédito: Wind Power Works
Parque eólico de Zafarana Crédito: Wind Power Works

Este país depende de los combustibles fósiles para satisfacer 85 por ciento de su demanda energética. Pero las autoridades exploran las posibilidades de la alternativa eólica, dado que el consumo de electricidad crece ocho por ciento al año y el agotamiento de las reservas mundiales está previsto para dentro de 30 a 50 años.

La Autoridad Nacional de Energía Renovable (ANER) diseñó una estrategia para aprovechar el abundante viento de los desiertos que tiene este país.

«Actualmente generamos 400 megavatios, que aumentaremos a 600 para mediados de 2010», señaló Fathy Ameen Mohammad, vicepresidente de proyectos y operaciones de ANER.

«Nuestro objetivo es llegar a los 7.200 megavatios en 2020, alrededor de 12 por ciento de la producción total de electricidad», añadió, lo que varios especialistas consideran factible.
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Un mapa de vientos de Egipto, publicado en 2005, indica que en la costa llana del mar Rojo, entre las localidades de Suez y Hurghada, hay suficiente para generar 20.000 megavatios de electricidad.

Investigadores egipcios y daneses estimaron que la velocidad del viento supera los nueve metros por segundo en esa zona, comparable a las condiciones del mar del Norte.

Otra posible ubicación para instalar parques eólicos es el valle del alto río Nilo y el desierto occidental, donde la velocidad del viento es de entre seis y siete metros por segundo.

El gobierno identificó más de 8.000 kilómetros cuadrados, similar a la superficie de Puerto Rico, para construir parques eólicos.

Alemania, Dinamarca, España y Japón contribuyeron a la financiación de estos parques, algunos en construcción y otros ya operativos sobre la costa del mar Rojo. Además, se buscan inversores privados para proyectos que suministren la energía a la red nacional de electricidad.

«Estamos por conceder el primer proyecto de 250 megavatios», dijo Mohammad para este artículo. Más de 30 empresas locales y extranjeras se disputan el contrato, añadió.

La estrategia de ANER incluye la construcción de parques eólicos de unos 150 kilómetros cuadrados en Zafarana, sobre el golfo de Suez, con una capacidad de 600 megavatios. Se está construyendo otro de 200 kilómetros cuadrados más al sur, en Gebel El-Zeut, de 720 megavatios.

Hay una franja costera de 1.300 kilómetros cuadrados entre ambas localidades que fue cedida a inversores privados para generar 6.000 megavatios.

Además, el gobierno reservó otros 6.500 kilómetros cuadrados de tierras estatales en tres partes del río Nilo para instalar generadores eólicos. «La ANER construirá en una de ellas y las otras las reservará para proyectos privados», indicó Mohammad.

Uno de los obstáculos para tan ambicioso plan, según varios analistas, es que la política energética de Egipto fue creada para garantizar el suministro de energía de origen fósil a los hogares residenciales y a la industria.

Los precios del gas y derivados del petróleo son de los más bajos del mundo, lo que desalienta todo intento de cambiar a alternativas más limpias.

«El impedimento básico para desarrollar energías renovables en la región es el incremento del costo», explicó Kilian Baelz, director del Centro Regional de Eficiencia Energética y Energía Renovable, con sede en El Cairo.

«Las tecnologías más aptas, como el viento en Egipto, todavía no son del todo redituables», apuntó.

«Eso ocurre en todas partes. En Europa, por ejemplo, los países que desarrollan energías renovables son aquellos donde el gobierno ofrece incentivos, como Alemania y Dinamarca», añadió Baelz.

Alemania, uno de los países de punta en materia de energía eólica, tiene una capacidad instalada de 24.000 megavatios, un quinto de la producción mundial. Dinamarca, con 3.100 megavatios, usa turbinas de viento para cubrir más de 20 por ciento de la demanda de electricidad.

Egipto está dispuesto a retirar progresivamente los subsidios al gas y al petróleo y privatizar la producción y distribución de electricidad, lo que según varios analistas, fomentará la inversión en energía eólica.

También se redujo el arancel a la importación de equipos, como las turbinas, y se creó un fondo para ayudar a compensar los costos que supone la nueva tecnología.

Un proyecto de ley a estudio del parlamento, cuya aprobación está prevista para fines de este año, regulará los acuerdos de compra de energía, según los cuales se rige la compañía estatal para adquirir la electricidad a generadores privados a un costo y por un periodo específico.

«Los incentivos propuestos para obligar a las empresas que suministran electricidad a comprar energía de fuentes renovables impulsarán la inversión de los proveedores del tendido nacional», indicó Mohammad.

Los parques eólicos también pueden formar parte del mercado de créditos de carbono, dispuesto por el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto sobre cambio climático.

La ANER ya registró un proyecto de 120 megavatios como proyecto dentro del MDL, y está en proceso de incluir tres más.

El plan de Egipto para generar 7.200 megavatios logrará reducir las emisiones anuales de gases invernadero en 17 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los gases que recalientan la atmósfera y son causantes del cambio climático.

Inversionistas extranjeros hacen cola anticipándose al cambio de políticas en la materia y crean la necesidad de contar con empresas que puedan proveer tecnología eólica, diseñada para el contexto local.

«La tecnología está disponible, pero es necesario adaptarla a las condiciones del mar Rojo, vientos muy fuertes todo el año y altas temperaturas», explicó Baelz.

La empresa El Sewedy Group creó en 2008 El Sewedy for Wind Energy Generation (El Sewedy para la Generación de Energía Eólica, SWEG) para fabricar molinos de torre y sus componentes, suministrar soluciones prefabricadas a productores privados, gestionar proyectos y ofrecer contratos de servicios.

SWEG compró hace poco 30 por ciento de las acciones de la fabricante de turbinas de viento M. Torres Olvega y espera poder mejorar la experiencia de esta empresa española en el diseño y construcción de molinos de torre.

«Tener una empresa local resuelve los principales problemas logísticos, lo que reduce los costos», explicó Faisal Eissa, gerente de SWEG.

La gran inversión inicial de los proyectos eólicos es un obstáculo para los productores privados. La instalación de un parque para generar 200 megavatios cuesta unos 340 millones de euros (unos 490 millones de dólares).

«Los proyectos de energía eólica requieren de un gran desembolso inicial, lo que supone contar con fondos previos y poder acceder a un préstamo», indicó Eissa. «Con un mecanismo local especializado que ofrezca financiación, como en Europa, el costo final sería más bajo».

Los especialistas tienen esperanzas de que cuando Egipto se dote de un marco regulador adecuado, los bancos presten el dinero necesario.

* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).

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