El hambre aumenta de modo espectacular por la pandemia

Poblaciones africanas inmersas en pobreza, conflictos armados y perturbaciones climáticas están entre las más afectadas por la incidencia de la pandemia. El hambre alcanza a uno de cada 10 habitantes del planeta y a uno de cada cinco en África. Foto: Stefanie Glinski/FAO

ROMA – El hambre aumentó de forma espectacular en 2020 y puede alcanzar a 811 millones de personas en todo el mundo, muy probablemente por el impacto de la pandemia covid-19, indicó un informe de cinco agencias de las Naciones Unidas divulgado este lunes 12.

“Lamentablemente, la pandemia sigue revelando deficiencias en nuestros sistemas alimentarios que amenazan la vida y los medios de subsistencia de personas de todo el mundo”, indicaron en la presentación del reporte los jefes de las cinco agencias.

El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” fue preparado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

También por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Aunque todavía no se ha cartografiado todo el impacto de la pandemia, las agencias estimaron que el hambre alcanzó en 2020 a un décimo de la población mundial, un rango entre 720 y 811 millones de personas, con una media de 768 millones.

Esa cifra representa un aumento con respecto a la media de 2019, de 650 millones, y si se asume el nivel más alto representa un salto de 161 millones de personas.

La cifra “es indicio de que será preciso un esfuerzo tremendo para que el mundo cumpla su promesa de poner fin al hambre para 2030”, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas.

Con las tendencias actuales, el ODS 2 (Hambre cero) quedará incumplido por un margen de casi 660 millones de personas. De esa cifra, puede que unos 30 millones se deban a los efectos duraderos de la pandemia.

El texto consideró “perturbador” que en 2020 el hambre se disparase también en términos relativos, superando las tasas de crecimiento demográfico, pues 9,9 por ciento de la población padeció hambre el año pasado frente a 8,4 por ciento en 2019.

Más de la mitad de la población subalimentada (418 millones de personas) vive en Asia; más de un tercio (282 millones) en África, y una proporción inferior (60 millones) vive en América Latina y el Caribe.

El aumento más acusado del hambre se registró en África, donde la prevalencia estimada de la subalimentación (21 por ciento de la población) supera en más del doble a la de cualquier otra región.

Otras mediciones también resultaron sombrías, pues más de 2300 millones de personas (30 por ciento de la población mundial) carecieron de acceso a alimentos adecuados durante todo el año, y esa prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave creció en 2020 tanto como en los cinco años anteriores.

La desigualdad de género se agudizó: en 2020, por cada 10 hombres que padecían inseguridad alimentaria, había 11 mujeres, frente a 10,6 en 2019.

Persistió la malnutrición en todas sus formas, que se cobró un precio alto entre los niños, pues se estima que en 2020 más de 149 millones de menores de 5 años padecieron retraso del crecimiento (estatura demasiado baja para su edad).

Más de 45 millones de niños padecieron emaciación (delgadez excesiva para su altura), y casi 39 millones sufrieron sobrepeso, con la advertencia del informe de que las cifras pueden ser mayores, pues las normas sobre distanciamiento incidieron en la recolección de datos.

También se estimó que al menos 3000 millones de adultos y niños (en una población mundial que llegó a 7800 millones) siguen sin poder acceder a dietas saludables, en gran parte debido a los costos excesivos, y casi un tercio de las mujeres en edad reproductiva padece anemia.

Pese a los avances en algunos aspectos (por ejemplo, se alimenta a más niños pequeños exclusivamente con leche materna), el mundo no va camino de cumplir para 2030 las metas en ninguno de los indicadores en materia de nutrición.

Sin embargo, el informe sostiene que “el año en curso ofrece una oportunidad singular de promover la seguridad alimentaria y la nutrición mediante la transformación de los sistemas alimentarios”, en el marco de un conjunto de cumbres.

En 2021 deben celebrarse la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, la Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento y el 26 período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

El informe propone a los decisores que integren las políticas humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz en las zonas de conflicto, por ejemplo mediante medidas de protección social que eviten que las familias vendan sus exiguos bienes a cambio de alimentos.

También que amplíen la resiliencia frente al cambio climático en los sistemas alimentarios, y apoyen a la población con programas que les permitan resistir las perturbaciones de la pandemia y la volatilidad de los precios de los alimentos.

Se requieren intervenciones a lo largo de las cadenas de suministro para reducir el costo de los alimentos nutritivos, y para cambiar comportamientos de los consumidores, por ejemplo eliminando las grasas trans industriales y reduciendo el contenido de sal y azúcar en el suministro de alimentos.

Sobre todo, los autores instan al mundo a que actúe ahora si no quiere que los factores determinantes del hambre y la malnutrición reaparezcan cada vez con más intensidad los próximos años, cuando ya se haya desvanecido la conmoción derivada de la pandemia.

A-E/HM

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