Desplome de precios petroleros no mata a Vaca Muerta

El campamento de Loma Campana, donde YPF y Chevron producen petróleo de esquisto, en la provincia de Neuquén, en el suroeste de Argentina. El hundimiento de los precios petroleros no ha alterado hasta ahora el costoso desarrollo de este hidrocarburo no convencional. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
El campamento de Loma Campana, donde YPF y Chevron producen petróleo de esquisto, en la provincia de Neuquén, en el suroeste de Argentina. El hundimiento de los precios petroleros no ha alterado hasta ahora el costoso desarrollo de este hidrocarburo no convencional. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

Pese al desplome mundial de los precios del petróleo, Argentina mantiene su apuesta estratégica por la producción de hidrocarburos no convencionales, aunque a corto plazo podría complicarse la captación de las inversiones externas requeridas para explotar sus reservas en Vaca Muerta.

La incertidumbre siguió a la euforia inicial por la explotación de gas y petróleo de esquisto (roca), de los que Argentina tiene una de las mayores reservas mundiales.

¿Con un barril de petróleo que pasó en siete meses de 110 dólares a menos de 50, el yacimiento de Vaca Muerta está en terapia intensiva?, es la pregunta repetida entre especialistas de finanzas y de la industria.[pullquote]3[/pullquote]

El déficit de la balanza energética argentina se acercó en 2014 a los 7.000 millones de dólares, en parte por la declinación de sus yacimientos petroleros convencionales.

La eliminación de ese déficit depende del desarrollo de Vaca Muerta, una gran formación de gas y petróleo de esquisto de la Cuenca Neuquina, en el sudoeste del país. Las inversiones requeridas para ello son de al menos 10.000 millones de dólares anuales en los próximos años.

“En el corto plazo, hoy conviene importar y no explotar los recursos del shale (esquisto, en inglés)”, señaló a IPS el director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, Víctor Bronstein.

“Pero con una mirada más estratégica hay que sostener las inversiones y el desarrollo de estos recursos, ya que el precio del crudo va a volver a subir en no mucho tiempo y tenemos que tener la capacidad para producir nuestros propios recursos cuando llegue ese momento”, enfatizó.

Así lo entendió, consideró el investigador, la presidenta Cristina Fernández, que para apuntalar Vaca Muerta fijó internamente un valor de 72 dólares para el barril (de 159 litros), “40 por ciento sobre su valor internacional”, entre otros estímulos productivos.

Según la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Vaca Muerta multiplicó 10 veces las reservas argentinas de petróleo y 40 las de gas, lo que le permitiría el autoabastecimiento energético y ser un exportador neto de hidrocarburos.

YPF tiene asignados 12.000 de los 30.000 kilómetros cuadrados del yacimiento situado en la provincia de Neuquén.

La empresa admite que para su explotación requiere asociarse con firmas transnacionales que puedan aportar “capital intensivo”. Así hizo ya con la empresa estadounidense Chevron, en el yacimiento de Loma Campana, donde había proyectado un precio de 80 dólares el barril para este año.

“¿Quién va a invertir a los actuales valores en lo no convencional?”, señaló a IPS el vicepresidente del Grupo Moreno, Gustavo Calleja.

“Tenemos que guardar Vaca Muerta y seguir estudiando en pocos pozos piloto sus yacimientos, a que profundidad están, que tipo de perforaciones son necesarias para bajar sus costos” y sus impactos ambientales, propuso quien fue subsecretario de Combustibles en los años 80.

Técnicos de YPF laboran en la base de una de las torres perforadoras de petróleo de esquisto, en el yacimiento de Loma Campana, en Vaca Muerta, en el suroeste de Argentina. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
Técnicos de YPF laboran en la base de una de las torres perforadoras de petróleo de esquisto, en el yacimiento de Loma Campana, en Vaca Muerta, en el suroeste de Argentina. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

La extracción del esquisto, atrapado a más de 2.000 metros de profundidad en formaciones sedimentarias de baja permeabilidad y porosidad, se realiza mediante la fractura hidráulica, también conocida por el término inglés de fracking.

La técnica consiste en la inyección a alta presión de agua, arena y aditivos químicos, para extraer los hidrocarburos de la roca donde se alojan.

La hidrofractura conlleva riesgos ambientales -temblores, utilización de grandes volúmenes de agua, contaminación de acuíferos, entre otros- y además es muy costosa.

La bonanza del esquisto surgida en Estados Unidos en 2008 la impulsaron, entre otros factores,  los altos precios de los hidrocarburos, que lo hicieron rentable.

“A precios actuales los únicos que pueden desarrollarlo son los que tienen tecnología de alto peso”, opinó Calleja.

El costo de producción del barril de esquisto se establece mediante variables como la extracción, la exploración, amortización de inversiones y pago de impuestos y regalías.

En Estados Unidos, se calcula que ese costo oscila entre 40 y 70 dólares.[related_articles]

Ese hecho, explicó Bronstein, provocó que la actividad perforadora disminuyera más de 30 por ciento desde el hundimiento de los precios, “lo que generará una baja en la producción en los próximos meses”.

En Argentina, el desarrollo del esquisto es incipiente, lo que eleva los costos, por “un tema de escala y problemas de logística e infraestructura”, detalló el especialista.

En Estados Unidos “un pozo de shale, incluyendo el fracking, cuesta unos tres millones de dólares”, mientras que en Argentina “cuesta más del doble”, apuntó.

“El costo de extracción de petróleo convencional en Argentina se ubica entre los 20 y 30 dólares, mientras que el de shale está alrededor de 90, aunque irá bajando con el desarrollo de Vaca Muerta”, auguró.

Argentina todavía no es productor comercial de gas de esquisto y el petróleo representa 10 por ciento de la producción total de YPF y entre tres y cuatro por ciento de la extracción total.

Canadá y China también producen comercialmente petróleo no convencional, pero por sus características geológicas y operativas, se considera que Estados Unidos y Argentina tienen el mayor potencial futuro de esquisto.

YPF asegura que con la progresiva reducción de costos de extracción, el aumento de la producción  y un precio interno más alto del crudo, Vaca Muerta todavía es rentable.

El sector espera que la caída de precios baje los valores de los insumos y servicios internacionales, reduciendo los altos costos internos industriales.

YPF también ha firmado acuerdos para la explotación conjunta de yacimientos de esquisto con las empresas Petronas (Malasia) y Dow Chemical (Estados Unidos), mientras otras grandes transnacionales anunciaron que proyectan invertir en Vaca Muerta.

Bronstein cree que las inversiones continuarán porque fueron planificadas para una  producción “significativa en cinco años”.

“Esto hace que los inversores no tomen tanto en cuenta el precio actual del crudo sino el precio futuro. Y casi todos los analistas coinciden en que en algunos años el precio del petróleo se recuperará”, subrayó.

“El petróleo convencional ha alcanzado su pico de producción, así que para satisfacer el aumento de la demanda, será necesario el desarrollo de los recursos no convencionales. En este sentido, Argentina es uno de los países mejor posicionados”, opinó.

Para Cristian Folgar, quien fue subsecretario de Combustibles la década pasada, “cualquier foto” que se le saque hoy al mercado “estará sesgada”, pues “todavía no terminaron de acomodarse los costos de distintos servicios petroleros”.

“YPF seguirá adelante y no frenará inversiones que dependan de su decisión” porqué actualmente esta empresa “vuelca todo su flujo (inversor) en Argentina”, dijo a IPS.

Las empresas internacionales, a su juicio, sí disminuirían sus inversiones a nivel mundial, por lo que “YPF seguramente no conseguirá nuevos acuerdos con otras petroleras para hacer ‘joint ventures (asociaciones de riesgo)’ hasta que se estabilice la situación”, planteó el especialista.

Pero “quienes ya lanzaron inversiones no las van a frenar”, matizó.

“Argentina sigue pagando el crudo y el gas a los mismos precios que antes del inicio de este ciclo bajista. Como hay un cambio de gobierno en puertas, es probable que nuevos desarrollos esperen a que el nuevo gobierno envíe las señales sobre qué hará en el sector energético”, opinó.

Calleja teme que Arabia Saudita, el mayor exportador mundial de petróleo y quien según los expertos mueve los hilos del desplome de los precios para –entre otros objetivos- sacar del mercado al emergente esquisto, todavía “pueda bajar más” las cotizaciones.

Ante lo que califica como  una “guerra” mundial de intereses, cree oportuno pensar en fuentes energéticas no fósiles.

El experto apuesta a las fuentes hidroeléctrica y nuclear, que con “menores costos”  ambientales y económicos, representan apenas 14 por ciento de la matriz energética argentina.

Editado por Estrella Gutiérrez

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