Cuidando a los mayores

Este es un artículo de opinión de Joseph Chamie, demógrafo, consultor independiente y exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas.

Debido a la presión demográfica de las crecientes poblaciones de personas mayores y la disminución relativa de los trabajadores que pagan impuestos, los gobiernos enfrentan cada vez más la necesidad de ajustar los gastos presupuestarios. Foto: K. S. Harikrishnan / IPS

PORTLAND, Estados Unidos – Con el envejecimiento sin precedentes de las poblaciones en todo el mundo, los países luchan con las cuestiones fundamentales de quién debe ser responsable del cuidado de los ancianos y cuál debe ser el alcance de la atención brindada a mujeres y hombres en la vejez.

Muchos creen que el gobierno debería ser responsable de cubrir los costos y brindar atención, apoyo y asistencia a los mayores. Por el contrario, otros, en particular los conservadores sociales, sostienen que las familias y los propios ancianos deberían ser responsables de brindar el cuidado, el apoyo y la asistencia necesarios.

De manera similar, con respecto a la extensión del cuidado que se brindará a los mayores, algunos argumentan que dados los altos costos, las demandas involucradas y el papel pertinente del gobierno en la vida familiar, solo se debe dar la atención rudimentaria a los ancianos que la necesitan. Otros, sin embargo, creen que el gobierno debería proporcionar una amplia gama de servicios y atención a la gente mayor, especialmente a aquellos con necesidades especiales y discapacidades.

Para muchos países, el tema del cuidado de los ancianos es la prioridad nacional más costosa en la actualidad y se espera que siga siéndolo en los años venideros. Además de los costos financieros sustanciales, los gobiernos están lidiando con cuestiones políticas polémicas, incluidas las prioridades nacionales contrapuestas, el papel adecuado del gobierno y las responsabilidades de las personas por su bienestar personal en la vejez.

Se espera que el aumento significativo en las proporciones de personas mayores que ocurrieron durante las últimas dos décadas continúen durante todo el siglo XXI. Entre las poblaciones de las doce economías más grandes, por ejemplo, que representan aproximadamente el 70 por ciento de la economía mundial y el 50 por ciento de la población mundial, las proporciones de 65 años o más han aumentado notablemente desde principios del siglo XXI (Imagen 1).

Fuente: Naciones Unidas

En China, por ejemplo, la proporción de personas mayores de 65 años casi se duplicó en el pasado reciente, pasando de menos de 7 % en 2000 a 12 % en 2020. Se espera que esa proporción se duplique con creces para 2050, alcanzando el 26 %. Del mismo modo, la proporción de ancianos de Corea del Sur saltó de 7 % en 2000 a 16 % en 2020 y se espera que alcance casi 40 % para 2050, seguido de cerca por Japón e Italia con aproximadamente 38 % de ancianos.

Además de las crecientes proporciones de gente mayor, hombres y mujeres viven más que nunca. Desde la Segunda Guerra Mundial se han obtenido logros notables en la reducción de las tasas de mortalidad y el aumento de la duración de la vida humana en todo el mundo.

En las últimas siete décadas, la esperanza de vida promedio mundial al nacer aumentó 26 años, de 47 a 73 años. Las ganancias en la esperanza de vida al nacer durante ese período han sido aún mayores, superando los 33 años, en muchos países en desarrollo, incluidos Bangladesh, China, Etiopía, India, Irán, Omán, Perú, Arabia Saudita, Corea del Sur y Turquía.

Las reducciones en las tasas de mortalidad también están proporcionando años adicionales de vida para los ancianos. Por ejemplo, para mediados de siglo, se espera que la expectativa de vida promedio a los 65 años entre la mayoría de las poblaciones de las doce economías más grandes sea de no menos de 20 años para los hombres y no menos de 23 años para las mujeres (Imagen 2).

Fuente: Naciones Unidas

Particularmente dignas de mención son las expectativas de vida proyectadas de las mujeres mayores en Francia, Italia, Japón y Corea del Sur en 2050. En esos países, las mujeres en promedio pueden esperar vivir hasta los noventa años a mediados de siglo.

La longevidad humana también está alcanzando niveles récord. Los números que alcanzan la edad de 100 años, por ejemplo, han crecido notablemente en los últimos tiempos. En todo el mundo, el número de centenarios aumentó casi cuatro veces desde principios del siglo XXI y se espera que aumente casi ocho veces para mediados de siglo, llegando a cerca de 5 millones.

Entre las poblaciones de las doce economías más grandes, se prevé que el número de centenarios se cuadruplicará con creces para 2050. Se espera que el número de centenarios en Brasil y China, por ejemplo, se multiplique por ocho en las próximas tres décadas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Algo más a destacar es que el envejecimiento de la población también resulta en una proporción decreciente de trabajadores que pagan impuestos a jubilados. La tasa de apoyo potencial (PSR, en inglés), o la proporción de personas en edad de trabajar de 15 a 64 años por persona de 65 años o más, está disminuyendo rápidamente con importantes consecuencias para la toma de decisiones, la asignación de recursos y el bienestar social.

A nivel mundial, el PSR disminuyó de 9 personas en edad laboral por persona de 65 años o más a principios de siglo a 7 en 2020 y se prevé que disminuya aún más a 4 a mediados de siglo. Además, para el año 2050 se espera que algunos países, incluidos China, Francia, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido, tengan PSR de aproximadamente 2 personas o menos en edad laboral por cada persona de 65 años o más. (Imagen 3).

Fuente: Naciones Unidas

Debido a la presión demográfica de las crecientes poblaciones de personas mayores y la disminución relativa de los trabajadores que pagan impuestos, los gobiernos enfrentan cada vez más la necesidad de ajustar los gastos presupuestarios.

Algunos líderes políticos abogan por menos gasto en programas domésticos y derechos para los ancianos y por trasladar una mayor parte de los costos de apoyo, cuidado y servicios a los ancianos y sus familias, lo que sostienen ha sido practicado con éxito por las sociedades durante gran parte del pasado.

El autor, Joseph Chamie
El autor, Joseph Chamie

Otros, sin embargo, piden un reajuste de los gastos del gobierno, incluyendo menos gastos en programas costosos, incluida la defensa, y mayores gastos en las crecientes demandas de servicios, apoyo y cuidado de los ancianos. Argumentan que aumentar los impuestos a los ricos podría generar fondos adicionales disponibles para el cuidado de los mayores.

Al encontrarse con crecientes dificultades para cuidar a los ancianos, algunos gobiernos, incluidos China, India y Estados Unidos, han promovido y legislado obligaciones filiales para los padres mayores.

En China, por ejemplo, el artículo 47 de la constitución establece que los hijos adultos tienen el deber de mantener y ayudar a sus padres. Además, China aprobó una ley hace casi una década que exige que las personas visiten o se mantengan en contacto con sus padres ancianos, de lo contrario podrían correr el riesgo de ser demandados.

También en India, el gobierno aprobó la Ley de Manutención y Bienestar de Padres y Personas Mayores en 2007, que permite a los padres ancianos necesitados solicitar asistencia mensual de manutención a sus hijos.

En Estados Unidos, exigir que los hijos cuiden y brinden apoyo a sus padres mayores es una cuestión que depende de cada estado, y aproximadamente la mitad de los estados tienen leyes de responsabilidad filial.

El siglo XXI es una época de envejecimiento de la población sin precedentes. El número y la proporción cada vez mayores de ancianos, que viven más que nunca, está teniendo lugar junto a una disminución simultánea de los trabajadores que pagan impuestos y financian programas para personas mayores en muchos países.

El envejecimiento de la población está desafiando la viabilidad de los sistemas gubernamentales de pensiones y los programas de salud para los ancianos. Además, los cambios demográficos están aumentando el estrés, la ansiedad y las cargas de las familias, muchas de las cuales luchan por encontrar los recursos, el tiempo y los medios para cuidar a sus familiares mayores.

Cuidar a los ancianos puede ser particularmente oneroso para las mujeres, quienes tradicionalmente han brindado atención y asistencia a los miembros mayores de la familia, pero recibieron una compensación o reconocimiento limitados por sus esfuerzos.

Si bien muchos encuentran emocionalmente gratificante brindar atención a los ancianos, el trabajo puede ser una carga, puede interrumpir el empleo y las carreras y dañar el bienestar económico y personal de los cuidadores.

En suma, el cuidado de las personas mayores será un desafío cada vez más creciente para los gobiernos, las comunidades y las familias a lo largo del siglo XXI. Entre los aspectos centrales de ese desafío está quién debe ser responsable de brindar atención a los ancianos y cuál debe ser la naturaleza y el alcance de la atención que se les brinde.

Ignorar o posponer el tratamiento de las consecuencias del envejecimiento de la población es la respuesta típica de los gobiernos cuando se enfrentan a tendencias demográficas trascendentales y relativamente lentas. Sin embargo, hacerlo solo intensificará el formidable desafío de cuidar a los ancianos.

 Joseph Chamie es demógrafo consultor, exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población, incluido su libro más reciente, titulado “Nacimientos, fallecimientos, migraciones y otros asuntos importantes sobre población”.

T: MLM / ED: EG

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe