COMERCIO: Liberalización en peligro

El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, expuso preocupación por el proteccionismo, en un informe divulgado una semana antes del encuentro que sostendrán gobernantes del Grupo de los 20 países industriales y en desarrollo sobre la crisis financiera.

El documento de Lamy sostuvo que desde comienzos de este año se han registrado aumentos de aranceles, nuevas barreras no arancelarias y una mayor apelación a prácticas de defensa comercial, como las acciones antidumping que se emplean para contrarrestar el comercio desleal.

Desde que la crisis financiera adquiriera magnitudes alarmantes a mediados de 2008, con signos evidentes de contracción en las actividades económicas de todo el mundo, las autoridades de la OMC asumieron en plenitud su papel de custodios de la liberalización del sistema multilateral de comercio.

Ya a fines de enero, Lamy presentó su primer informe sobre los avances del proteccionismo al Órgano de Examen de Políticas Comerciales, una especie de tribunal de la OMC que se encarga de supervisar el apego de los Estados miembros de la institución a las normas que rigen el comercio multilateral.

La iniciativa tomó de sorpresa a los 152 integrantes de la OMC que en parte la acogieron favorablemente, aunque otros objetaron que Lamy no tenía mandato para incursionar en ese terreno y le cuestionaron también que el documento se fundaba en informaciones imprecisas recogidas de los medios de comunicación.
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Sin embargo, Lamy ha presentado un documento de tenor parecido al de enero, aunque actualizado con las últimas disposiciones de sentido proteccionista adoptadas por países industriales y en desarrollo.

Las autoridades de la OMC procuran obtener de la reunión del G-20, que se iniciará el 2 de abril en Londres, un aval a su prédica antiproteccionista y a sus esfuerzos por concluir este año la primera etapa de las negociaciones de la Ronda de Doha, el intento de profundizar la liberalización comercial lanzado en la capital de Qatar en 2001 y actualmente estancado.

Sin embargo, el economista Chakravarthi Raghavan, de la no gubernamental Red del Tercer Mundo, interpretó que la acción de la OMC forma parte de una iniciativa tendiente a "disimular la incapacidad o la reticencia de los líderes de Estados Unidos, de Gran Bretaña y de toda la Unión Europea para encarar la crisis financiera mediante la apropiación de los bancos fallidos y de su liquidación en forma ordenada".

De tal manera, esos gobernantes desoyen las opiniones del estadounidense Paul Krugman, Premio Nobel de economía en 2008, y de otros académicos, comentó Raghavan a IPS.

Lamy aclaró que el informe se ocupa solamente de los hechos y que ha sido emitido bajo su única responsabilidad. También expresó que el documento es una contribución preparatoria para el informe anual que el director general de la OMC debe presentar al Órgano de Examen de Políticas Comerciales.

Raghavan observó que el mandato de la OMC encomienda a ese organismo la revisión anual de las políticas, para lo cual deber ser asistido por un informe "anual" del director general.

"No se puede andar haciendo informes mensuales o bimensuales preliminares al documento anual", criticó Raghavan, fundador y editor emérito de la publicación cotidiana SUNS, especializada en cuestiones económicas, comerciales y sociales de países en desarrollo.

Aunque Lamy proclama que "muchos" miembros respaldaron su iniciativa en la última reunión del Órgano de Examen de Políticas Comerciales, hubo otros que discutieron su mandato, apuntó.

El director general no ha sido capaz de obtener por consenso un mandato de los miembros de la OMC para redactar el informe, insistió.

El nuevo documento de Lamy se ocupa de los resonantes paquetes financieros, de cifras astronómicas, y también de las disposiciones fiscales adoptadas por algunos países para afrontar la crisis. Esas medidas favorecen claramente la recuperación del crecimiento mundial del comercio y por tanto son bienvenidas, dijo el jefe de la OMC.

Sin embargo, algunas de esas disposiciones contienen elementos, como las ayudas estatales, otras subvenciones y las condiciones de "compre/preste/invierta/contrate nacional" que favorecen a las mercancías y servicios locales en detrimento de los importados, precisó el informe.

Los gobiernos que se encuentran en el centro de la crisis financiera suministraron "inyecciones sin precedentes de financiamiento" a sus bancos y a los sectores de servicios financieros, dijo.

En ese aspecto, el documento menciona los programas establecidos por Canadá, Suiza y Estados Unidos, como también los aportes de los gobiernos de Alemania y de Brasil a entidades bancarias de sus países en dificultades.

El informe menciona el incremento de ayudas estatales y de subvenciones que potencialmente pueden causar distorsiones en el comercio, destinadas en algunos países a las industrias de manufacturas, especialmente a las del acero y del automóvil.

En el caso de la industria automotriz, el documento cita disposiciones adoptadas en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Francia, Gran Bretaña, India, Rusia, Turquía y, finalmente, las más notorias ayudas otorgadas por Estados Unidos a las grandes fabricantes de General Motors y Chrysler.

En el caso del calzado, el documento alude a disposiciones establecidas por Argentina, Brasil, Canadá y la Unión Europea contra importaciones de China. En el mismo rubro, cita otras medidas de Ecuador, Kazajstán, Rusia, Turquía y Ucrania.

El principal riesgo de todas esas políticas es que, aun de manera gradual, los gobiernos continuarán cediendo a las presiones proteccionistas mientras la situación de la economía mundial siga deteriorándose.

De esa manera empeorará la contracción del comercial mundial y se debilitará la confianza en una recuperación temprana y sustentable de la actividad económica, diagnosticó el informe.

Otro riesgo es que las disposiciones temporarias para proteger ahora empleos y beneficios de los negocios ante los efectos de la crisis, terminen creando una herencia de industrias incompetentes y una sobrecapacidad sectorial que continuarán generando presiones proteccionistas aun cuando la economía se recupere.

Las normas comerciales internacionales establecidas durante 60 años siguen prestando una sólida defensa contra la expansión del proteccionismo, sostuvo Lamy. El peligro ahora proviene de una acumulación de restricciones que pueden estrangular al comercio internacional, previno.

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