CAMBIO CLIMÁTICO: Indígenas del Ártico reclaman su derecho al frío

«Aterrador» es la palabra que mejor describe a un cazador perdido en hielos que cambian de forma o al dueño de una casa cuyos cimientos se hunden. Así describe la líder indígena canadiense Mary Simon la situación que vive hoy el pueblo inuit por el calentamiento global.

Mary Simon y un mapa de comunidades inuits Crédito: Gentileza Inuit Tapiriit Kanatami
Mary Simon y un mapa de comunidades inuits Crédito: Gentileza Inuit Tapiriit Kanatami
El cambio climático está modificando la ecología del Polo Norte y creando una crisis para 160.000 indígenas de la región, los inuits, que viven dispersos en las orillas del océano Ártico en Alaska, Canadá, Groenlandia, Noruega y Rusia.

Esa es una zona demasiado fría para los árboles, y sólo algunas pasturas y pequeños arbustos consiguen vivir en los tres meses del verano boreal, con temperaturas medias de seis a ocho grados.

En la estación fría, que dura nueve meses, la tierra y el mar se congelan y se cubren de nieve. Como el sol no se eleva del horizonte en el invierno, la oscuridad reina las 24 horas del día, y la temperatura promedia los 30 grados bajo cero y llega a -60 grados en los días más fríos.

Así, en esas inhóspitas condiciones, los inuits han sobrevivido miles de años cazando focas, morsas, ballenas y caribúes.
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Antes habitaban viviendas de huesos de ballenas y bloques de pasto y tierra, o de nieve. Hoy residen en casas de madera fabricadas con materiales importados desde miles de kilómetros de distancia.

Pero su tierra de nieve y hielo se derrite mientras la temperatura se eleva dos o tres veces más rápido que en cualquier otra parte del mundo.

"Vivimos de la tierra, cazando y pescando para obtener nuestro alimento, cada vez más difícil porque todo está cambiando", dijo Simon a Tierramérica.

Líder del pueblo inuit canadiense y ex embajadora de este país en Dinamarca, Simon nació en la aldea de Kangiqsualujjuaq, en el extremo norte de la oriental provincia de Québec. Tierramérica dialogó con ella en la ciudad homónima, la capital provincial.

TIERRAMÉRICA: ¿Cómo impacta el cambio climático en los inuits?

MARY SIMON: El rápido cambio climático en el Ártico afecta el permafrost (capa siempre congelada en los niveles superficiales del suelo) y por tanto a nuestras comunidades, que están construidas sobre él. Se acelera la erosión de nuestras costas, causando inundaciones y trayendo insectos que los inuits nunca habíamos visto.

Los pronósticos científicos para la región del Ártico son alarmantes. No, "alarmante" no es una palabra lo bastante fuerte. "Aterrador" describe mejor a un cazador perdido en hielos que cambian de forma o al dueño de una casa que se parte en dos cuando sus cimientos se hunden.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué les diría a los líderes mundiales que deben aprobar en diciembre de 2009 un acuerdo climático que suceda al Protocolo de Kyoto y establezca reducciones a los gases de efecto invernadero que están causando el calentamiento?

MS: Ellos no lo vinculan con lo que ocurre en el Ártico. El cambio climático es primero y antes que nada una cuestión humana. Los inuits tenemos que vivir a diario con sus efectos. Vivimos de la tierra, cazando y pescando para obtener nuestro alimento, que se vuelve cada vez más difícil porque todo está cambiando.

Tenemos que comprar más comida del sur (de Canadá) que es muy costosa, así que la gente se ve forzada a alimentarse con lo más barato, la comida chatarra. En nuestras tiendas rara vez hay productos frescos, y eso daña nuestra salud.

Para los inuits hablar del cambio climático implica una visión amplia e integral de las conexiones entre nuestro ambiente, nuestra política y nuestro bienestar social, económico y cultural.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué se debe hacer en su opinión?

MS: Los parches superficiales no sirven. Necesitamos repensar la manera en que hacemos las cosas para depender menos de los combustibles fósiles. Necesitamos políticas interrelacionadas —energética, industrial, de transporte y urbana— para depender radicalmente menos de los combustibles que emiten gases invernadero.

Necesitamos una acción real para adoptar los cortes requeridos de gases invernadero y necesitamos liderazgo.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué debería hacer Canadá?

MS: Es esencial adoptar metas duras de reducción de emisiones, políticas nacionales respaldas por una asignación prioritaria del presupuesto federal. Las medidas sobre gases invernadero deben ser claras y controlables. La complejidad acarrea dos peligros. Primero, se corre el riesgo de desviar esfuerzos para intentar "engañar al sistema", en vez de esforzarse en inversiones y tecnologías que reduzcan las emisiones. Segundo, se vuelve muy difícil sostener la confianza pública, aprender de nuestros errores y no perder de vista los objetivos principales.

TIERRAMÉRICA: ¿Cree usted que la gente del sur de Canadá, 99 por ciento de la población nacional, comprende lo que está ocurriendo en el norte?

MS: Ellos solo se enteran de nuestros problemas sociales, del alcoholismo y los suicidios juveniles. No saben que hay mucha gente que busca muy duramente una vida mejor, pero que hay tantos obstáculos. Por ejemplo, nuestra cultura no se enseña en el sistema educativo. Los niños todavía son castigados por hablar su propio idioma.

Y el cambio climático ni siquiera fue tema de campaña en las elecciones federales de octubre. Eso es simplemente escandaloso.

TIERRAMÉRICA: ¿Qué piensa sobre el interés y las promesas de inversiones en el Ártico que ha hecho el gobierno?

MS: El gobierno de (Stephen) Harper sólo habla de soberanía (reclamos territoriales) y extracción de recursos, no de la salud de las comunidades. En el norte hay una desesperada falta de viviendas, que lleva a vivir en el hacinamiento. Eso tiene repercusiones: a los niños no les va bien en la escuela porque tienen que dormir por turnos. Y han aparecido brotes de tuberculosis.

Los costos de la vivienda son tres veces más altos y hay pocos empleos. Aunque el gobierno tiene un plan de viviendas sociales, son pocas, están mal construidas y no duran mucho. Para afirmar nuestra soberanía en el norte, se necesitan comunidades saludables.

* Este artículo fue publicado originalmente el 20 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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