BRASIL: El aroma de la biodiversidad

Muchos pescadores de la inmensa isla de Marajó, al norte de Brasil, pasaban hambre en los lluviosos meses de «aguas grandes» (la primera mitad del año), cuando desaparecen los peces. Pero en los últimos años la recolección de frutos para la industria de perfumes y cosméticos les abrió una fuente de ingresos en ese periodo crítico.

Este es un efecto social positivo de la expansión de esa industria con base en el aprovechamiento sustentable de la gran biodiversidad del país.

La cosecha de los bosques es transformada en aceites por Brasmazon, pequeña empresa de Belén, capital del septentrional estado de Pará, cuya producción abastece la división de cosméticos de su controladora, Beraca Sabará, industria química con sede en Sao Paulo y filiales en otras cuatro ciudades.

La población ribereña de Marajó dejó de talar andirobas (Carapa guianensis), ucuúbas (Virola sebifera) y murumurús (Astrocaryum murumuru) para usar su madera, al ver que vive mejor si aprovecha sus frutos, como los del cupuaçú (Theobroma Grandiflorum) y otras especies amazónicas, contó a Tierramérica Luiz Roberto Morais, químico y gerente de bioprospección de la Brasmazon.

La producción de la Brasmazon, fundada por Morais en 1989 y vendida luego a Beraca Sabará, crece "200 por ciento al año", aseguró.

Eso refleja la excepcional expansión de la demanda. La Asociación Brasileña de la Industria de Higiene Personal, Perfumería y Cosméticos (Abihpec) registró un crecimiento de 37,1 por ciento del sector en los últimos cinco años, mientras la industria en general sólo crecía 2,7 por ciento, por sucesivas crisis económicas.

En ese periodo la industria de cosméticos duplicó sus exportaciones, y su balanza comercial pasó de un déficit de 59,7 millones de dólares en 1999 a un superávit de 80,5 millones en 2003, cuando las ventas al exterior sumaron 224,3 millones de dólares.

La incorporación de aceites y extractos de origen autóctono es una ventaja de los cosméticos brasileños en el mercado internacional, donde no pueden igualar la tecnología de las mayores firmas, observó a Tierramérica el presidente de Abihpec, Joao Carlos Basilio da Silva.

Además los avances en diseño y buenas prácticas de producción, con pruebas de seguridad y análisis microbiológicos, hicieron competitiva esa industria brasileña, cuya meta para el próximo trienio es mantener el aumento de sus exportaciones en por lo menos 20 por ciento anual, señaló.

Sólo en el primer cuatrimestre de este año, el incremento fue 26,68 por ciento. Es una industria que quiere "el bosque en pie", a diferencia de las madereras, destacó Da Silva.

Un reconocimiento de esa característica vino en la forma de un acuerdo entre la Abihpec y el Grupo de Compradores de Productos Forestales Certificados, creado por la organización no gubernamental (ONG) ambientalista Amigos de la Tierra/Amazonia Brasileña, para que las empresas del subsector accedan a información sobre comunidades proveedoras de insumos naturales.

"Queremos un sistema ordenado, con preservación ambiental y criterios comerciales justos que atiendan a las necesidades de las comunidades, remunerando sus conocimientos botánicos tradicionales", explicó a Tierramérica Luis Villares, gerente de Servicios para Negocios Sustentables de esa ONG.

Mejores resultados socio-ambientales exigen una nueva relación con los extractores, que deben organizarse en cooperativas o asociaciones y capacitarse más para su actividad, por ejemplo en el manejo de los bosques, a fin de no depender totalmente del comprador, al tiempo que satisfacen demandas de cantidad, calidad y plazos de entrega, a precios adecuados, sostuvo.

La industria de cosméticos que aprovecha la biodiversidad puede hacer económicamente viable la actividad extractora, y tiene especial importancia educativa, porque destaca ante el consumidor el valor de la naturaleza y lo estimula a "ayudar a preservarla", destacó Villares.

Un ejemplo de "éxito espectacular", según Villares, es la línea Ekos de la empresa Natura, de perfumes, champúes y otros productos de belleza a partir insumos naturales, lanzados desde 2000 y que "estimulan la conservación".

Natura, creada hace 35 años, ha crecido mucho desde que lanzó esos productos, exporta a varios países latinoamericanos y se propone abrir una tienda en París.

La valorización de la naturaleza es una imagen fuerte, especialmente en Europa, y ello se refleja en el éxito de Ekos, comentó Sonia Tuccori, gerente de Investigación y Desarrollo con Biodiversidad de Natura.

La firma busca ser "socialmente justa" con las comunidades proveedoras, reconociendo el valor del conocimiento tradicional y pagando precios justos por la materia prima, aseguró.

Andirobas, buritis (Mauritia vinifera), castañas de Pará o de Brasil (Betholletia excelsa), copaibas (género Copaifera) y pripriocas (Cyperus articulatus, Kyllinga) son algunos de los "frutos de la tierra" cuyas sustancias componen productos de Natura.

La firma también incorporó a una de sus aguas de colonia el perfume de la victoria regia, un símbolo de la Amazonia, especie acuática con hojas que llegan a 1,8 metros de diámetro y cuya flor, la mayor del continente americano, alcanza 30 centímetros de diámetro.

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