Armado para matar, escandalosa falta de preparación para salvar vidas

Tres llamados de fondos solicitados por agencias de la ONU en 2021 representan una ínfima fracción de la gigantesca cantidad de dos billones de dólares destinados por las potencias armamentistas del mundo en máquinas de matar. Crédito: Albert Gonzalez Farran / UNAMID
Tres llamados de fondos solicitados por agencias de la ONU en 2021 representan una ínfima fracción de la gigantesca cantidad de dos billones de dólares destinados por las potencias armamentistas del mundo en máquinas de matar. Crédito: Albert Gonzalez Farran / UNAMID

MADRID, España – En un mundo armado para matar, con las potencias militares gastando cerca de dos billones (millón de millones) de dólares en armas en 2020, es escandalosa la falta de preparación para salvar la vida de las millones de personas desarmadas y víctimas civiles inocentes que dejan las guerras, entre otras catástrofes provocadas por los seres humanos.

Los datos sobre el gasto militar del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri), también informan que los arsenales nucleares del mundo aumentan a medida que los Estados se modernizan, lo que eleva de forma considerable el peligro de que haya un número inimaginable de víctimas de la más devastadora maquinaria de matar.

Al mismo tiempo, los dirigentes políticos del mundo siguen subvencionando los combustibles fósiles destinando seis billones de dólares en un solo año, siendo plenamente conscientes de que tales combustibles se cobran la vida de millones de seres humanos, mientras que dedican una ínfima parte de esas enormes cantidades a los sistemas de salud pública.

De hecho, el 27 de diciembre se celebró el Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), «las crisis sanitarias amenazan con desbordar los sistemas de salud ya sobrecargados, interrumpir las cadenas mundiales de suministro y causar una desproporcionada devastación del sustento de muchas personas, incluidas mujeres, niñas y niños, y de las economías de los países más pobres y vulnerables».

Más epidemias en el horizonte

«De no prestarse atención internacional, las futuras epidemias podrían superar a los brotes anteriores en términos de intensidad y gravedad», alertó el foro mundial.

La ONU añadió que «tenemos que reconocer el papel y la responsabilidad primordiales de los gobiernos, y la contribución indispensable de algunos actores para hacer frente a los retos sanitarios, en especial de las mujeres, que constituyen la mayoría del personal sanitario del mundo».

La peor parte se la llevan los más pobres

Por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que «aunque todos hemos sufrido el impacto de la pandemia, los más pobres y marginados han sido los más afectados, tanto en términos de vidas como de sustentos perdidos».

Tedros subrayó que el aumento de la producción y la distribución equitativa siguen siendo el principal obstáculo para acabar con la fase aguda de la pandemia. «Es una farsa que en algunos países el personal sanitario y los grupos de riesgo sigan sin estar completamente vacunados».

A medida que los países dejen atrás la covid-19, será vital evitar recortes en el gasto público en materia de salud y en otros sectores sociales. Según el director general de la OMS, es probable que tales recortes aumenten las dificultades de sectores ya desfavorecidos.

«En lugar de ello, los gobiernos deberían fijarse como objetivo gastar un 1% adicional del PIB en atención primaria a la salud, al tiempo que trabajan para solucionar la falta de los 18 millones de trabajadores sanitarios que necesarios para lograr la cobertura sanitaria universal para 2030», acotó.

Llamado a los multimillonarios

«Una tormenta perfecta de conflictos, crisis climáticas, consecuencias de la pandemia de la covid-19 y aumento de los costos para llegar a las personas necesitadas provoca una crisis de hambre sísmica», anunció, por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), galardonado con el Premio Nobel de la Paz.

El PMA lanzó, además, un llamado único a los multimillonarios del mundo: 6.600 millones de dólares para evitar el hambre de 42 millones de personas en 43 países».

Bajo la lupa

De los 6.600 millones de dólares necesarios, 3.500 millones son para comprar alimentos y entregarlos, lo que incluye el costo de envío y transporte al país, además del almacenamiento y la entrega de «último kilómetro» utilizando transporte aéreo, terrestre y fluvial, los conductores de camiones contratados, y escoltas de seguridad para zonas en conflicto -alimentados por los señores de la guerra- a fin de distribuir los alimentos entre los más necesitados.

Se necesitan otros 2.000 millones de dólares para otorgar dinero en efectivo y vales de comida (incluidas las tasas de transacción) en los lugares donde los mercados pueden funcionar. Este tipo de ayuda permite a los más necesitados comprar los alimentos de su preferencia y apoyar a las economías locales.

Otros 700 millones de dólares se destinarán a los costos específicos de cada país para diseñar, ampliar y gestionar la aplicación de programas eficientes y eficaces de millones de toneladas más de alimentos y transferencias de efectivo y vales, adaptados a las condiciones de cada país y a los riesgos operativos en 43 países.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo

 El caso de Yemen

Por su parte, la Acción Humanitaria para la Infancia, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó un llamado para apoyar el trabajo de la agencia en Yemen, devastado por la guerra, y donde proporciona a los niños afectados por el conflicto y los desastres «acceso a servicios de agua, saneamiento, nutrición, educación, salud y seguridad».

En concreto, Unicef necesita 484,4 millones de dólares para atender a ocho millones de niñas y niños, de los 11,3 millones que necesitan asistencia.

Además, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) solicitó 170 millones de dólares en 2021 para atender las crecientes necesidades de comunidades desplazadas, afectadas por el conflicto y migrantes en Yemen.

Pero hasta ahora, solo la mitad de esos fondos fueron recibidos. El Plan de Respuesta Humanitaria para Yemen, de 3.850 millones de dólares, también recibió solo 50% de su presupuesto.

La grave situación de ese país de Medio Oriente coincide con la alerta del PMA sobre que tras siete años de conflicto, este no da señales de terminar, como tampoco el aumento del hambre.

«A medida que los combates siguen dejando decenas de miles de personas desplazadas y se interrumpe el acceso de millones de personas a alimentos con valor nutricional, más de la mitad de la población -16,2 millones de personas- se enfrenta al hambre aguda, de las cuales 5,1 millones están en riesgo de hambruna. Además, la mitad de los menores de 5 años – 2,3 millones – están en riesgo de desnutrición este año», alertó.

Enfermedades infecciosas

La covid-19 sigue demostrando la rapidez con la que «una enfermedad infecciosa puede arrasar el mundo» y llevar a los sistemas de salud al borde del colapso trastornando la vida cotidiana de toda la humanidad, declaró el lunes 10 el secretario general de la ONU, António Guterres, con motivo del Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias.

«También puso de manifiesto nuestra incapacidad para aprender de las lecciones dejadas por las últimas emergencias sanitarias como la del SARS (síndrome respiratorio agudo grave), la gripe aviar, el zika, el ébola y otras», añadió.

«Y nos ha recordado que el mundo sigue estando lamentablemente mal preparado para evitar que los brotes localizados traspasen las fronteras y se conviertan en una pandemia mundial», acotó Guterres..

Detener las enfermedades infecciosas

Tras señalar que las enfermedades infecciosas siguen siendo «un peligro claro y presente para todos los países», el secretario general de la ONU sostuvo que la covid-19 no será la última pandemia que verá la humanidad.

Mientras el mundo responde a esta crisis sanitaria, Guterres expuso la necesidad de prepararse para la próxima.

Eso significa aumentar los fondos para un mejor seguimiento, detección temprana y planes de respuesta rápida en todos los países, y en especial en los más vulnerables, precisó.

Y agregó: «Significa reforzar la atención primaria de la salud a nivel local para evitar el colapso… garantizar el acceso equitativo a intervenciones que salven vidas, como las vacunas para todas las personas y… lograr la cobertura sanitaria universal».

Como reguero de pólvora

Cuando los casos de la nueva variante ómicron se propagan como reguero de pólvora, 70% de las vacunas contra la covid se distribuyeron entre las 10 mayores economías del mundo, mientras que los países más pobres sólo recibieron 0,8%, según la ONU, lo que califica «no sólo de injusto, sino también de amenaza para el planeta».

Para acabar con ese ciclo, el foro mundial subrayó que al menos 70% de la población de cada país debe ser inoculada, lo que la ONU pretende conseguir mediante su estrategia de vacunación para mediados de 2022.

Oídos sordos… otra vez

La estrategia de la ONU requerirá al menos 11.000 millones de dosis de vacunas, lo que es factible siempre que se destinen recursos suficientes para su distribución.

En resumen, los tres llamados de fondos mencionados representan una ínfima fracción de la gigantesca cantidad de dos billones de dólares destinados a las máquinas de matar.

A pesar de ello, los llamados para salvar vidas llegan, una vez más, a oídos sordos.

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