ARGENTINA: Triunfó la esperanza de honestidad en la función pública

El opositor Fernando de la Rúa, elegido este domingo presidente de Argentina, se impuso en 20 de los 24 distritos electorales del país apoyado en su imagen de dirigente honesto.

Cuando se habían escrutado 98 por ciento de los votos emitidos, De la Rúa, de la centroizquierdista Alianza, obtenía este lunes 48,5 por ciento, frente a 38 por ciento de su principal adversario, Eduardo Duhalde, del gobernante Partido Justicialista (Peronista).

El presidente Carlos Menem intentó deslindar su responsabilidad en la derrota de su partido, pero los analistas señalaron que Duhalde no es el único perdedor. "Duhalde fue boicoteado con habilidad por Menem", explicó el columnista Eduardo Van der Kooy.

La competencia entre Duhalde y Menem por el liderazgo partidario debilitó al candidato justicialista.

Ya se multiplican en las calles carteles que rezan "Menem 2003. Cuidémoslo, lo vamos a necesitar", en adelanto de la intención del presidente aún en funciones de presentar su candidatura tras el periodo de gobierno de cuatro años que De la Rúa comenzará el 10 de diciembre.

Pero el personalismo que signó los 10 años de gestión de Menem y la tradición de gobierno argentina en general puede haber comenzado a cambiar este domingo. En el nuevo gobierno tendrá más fuerza lo institucional que lo personal, señalaron algunos observadores.

Sesenta por ciento de los votos recibidos por De la Rúa premiaron la fama de dirigente honesto ganada por éste en su larga trayectoria política, 36 por ciento fueron emitidos para eliminar el desempleo, 31 por ciento por la seriedad y ética del candidato aliancista y sólo 12 por su carisma, de acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios de Opinión.

Estas razones del voto son coherentes con las demandas de un cambio moderado que De la Rúa supo encarnar muy bien, un cambio que preserve los logros de la estabilidad económica pero con menor costo social -sobre todo en desempleo-, y mayor respeto a la ley.

Mientras, 53 por ciento de los votantes de Duhalde se orientaron "por tradición partidaria". Este fenómeno, que los analistas califican como "voto cautivo", es aún fuerte entre los justicialistas, pese a que está en repliegue.

En tercer lugar en los comicios presidenciales se situó el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, que fue votado básicamente "por su capacidad". Cavallo recibió el apoyo de votantes de clase media y alta debido a sus antecedentes como protagonista de la exitosa lucha de la administración de Menem contra la inflación.

Pese al voto cautivo que aún conservan los partidos, muchos votantes prescindieron de toda atadura a la hora de decidirse. Es así que De la Rúa se impuso en muchas provincias en las que este año y el anterior habían triunfado candidatos justicialistas en elecciones regionales.

La sociedad argentina, cuyo voto del domingo fue el cuarto consecutivo en elecciones presidenciales desde la caída de la dictadura militar en 1983, es hoy más madura y distribuye sus preferencias para lograr el equilibrio de poder, comentó este lunes el analista político Rosendo Fraga.

No obstante, Fraga destacó que hay una coincidencia de virtudes premiadas más allá del color político de los dirigentes. Muchos de los candidatos elegidos tienen imagen positiva en lo que se refiere a honestidad personal y están identificados con gestiones provinciales austeras, adonde no gravita el clientelismo.

La brecha entre De la Rúa y Duhalde se estrechó respecto de los datos de las encuestas a boca de urna realizadas el domingo, e incluso en la comparación con los primeros cómputos oficiales divulgados.

El candidato de la Alianza arrancó el escrutinio de votos con más de 50 por ciento del total y Duhalde con sólo 34 por ciento.

A la vista de esas informaciones, De la Rúa se comprometió a gobernar para todos, a privilegiar el diálogo y a buscar el consenso. Su alocución estuvo alejada del triunfalismo que los electores rechazan.

Es que una característica de estos comicios fue la falta de apasionamiento. Salvo el caso de la minoría de militantes políticos, los votantes parecieron otorgar a la Alianza "una oportunidad", más que un voto de confianza, para que sus dirigentes demuestren si pueden diferenciarse de Menem, que gobernó durante 10 años.

El giro más dramático se tuvo en la provincia de Buenos Aires, que presenta casi 40 por ciento del padrón nacional de votantes. Allí ganó De la Rúa, pero perdió la candidata de la Alianza a la gobernación, la ex activista de derechos humanos Graciela Fernandez Meijide.

Las encuestas a boca de urna y los primeros resultados oficiales dieron ventajas a Fernández Meijide sobre el actual vicepresidente, Carlos Ruckauf, candidato del Partido Justicialista, en la disputa por la gobernación en la que Duhalde aún se desempeña como titular.

Pero cerca de la medianoche, Ruckauf y Duhalde anunciaron que el primero había triunfado, y la diferencia a favor del aspirante justicialista creció luego. Finalmente, Ruckauf obtuvo 48,2 por ciento de los votos, ante 41,4 de Fernández Meijide.

Otra favorita derrotada fue la candidata de la Alianza al gobierno municipal de La Matanza, el mayor distrito de la provincia de Buenos Aires, considerado por algunos como equivalente a "un país", por su alto número de electores.

La ex presentadora de televisión Lidia Satragno, conocida como "Pinky", fue finalmente aventajada en La Matanza, luego de encabezar las encuestas preelectorales y los sondeos a boca de urna.

El escritor Marcos Aguinis reflexionaba este lunes que una de las asignaturas pendientes de la sociedad argentina es conceder más confianza a las mujeres para los asuntos de gobierno.

Aguinis destacó además que los argentinos eligieron para ocupar la Presidencia a un líder de personalidad "diametralmente opuesta a Menem", un hecho que marca un cambio de tendencia y de clima político. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99

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