Aprender una lengua para resignificar el mundo y la existencia del hablante

En la lucha por la conservación de las lenguas, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ofrece a sus estudiantes la oportunidad de aprender náhuatl, una lengua indígena que se habla en algunas zonas de la Ciudad de México
Clase de náhualt en la Universidad Nacional Autónoma de México. Crédito: Luis Arroyo/ONU

Sergio Sevilla nació en Milpa Alta, en Ciudad de México y su lengua materna es el náhuatl. A pesar de la discriminación que enfrentó por hablar una lengua indígena, decidió utilizar estos conocimientos para difundirla y dar a conocer su cosmovisión y cultura.

Desde hace ocho años, Sergio se dedica a la docencia y actualmente es profesor de náhuatl en la  Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“En el náhuatl, en la lengua y en la cosmovisión, el ser humano no es el centro, sino que es parte de un todo, como son los animales, las plantas, todos los seres vivos. Entonces cuando alguien aprende náhuatl, encuentra una oportunidad para resignificar su mundo y su propia persona”, explicó Sergio.

Milpa Alta es una de las pocas zonas de Ciudad de México en la que aún se habla una lengua indígena. Sergio aprendió esta lengua desde que estaba en el vientre materno, ya que su mamá le cantaba y le hablaba desde entonces en esta lengua y posteriormente fue aprendiendo también de las personas de su comunidad, especialmente de los abuelos.

Aprender náhuatl

La UNAM ofrece a sus estudiantes la oportunidad de aprender esta lengua indígena. Nos sorprendimos de ver un salón de clases lleno, con jóvenes de diversas disciplinas, edades e incluso algunas personas extrajeras.

En México, un millón 544968 de personas hablan náhuatl, según datos del 2010. De esta lengua existen más de 20 variantes geográficas distintas que se hablan en los estados de Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Tlaxcala,  de México, Morelos, Guerrero, Tabasco y en menor proporción hay presencia de comunidades en Durango, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, el Distrito Federal y Oaxaca.

Miguel Ángel es un joven que estudia arquitectura y que ha decidido inscribirse al curso de náhuatl. Su motivación principal es que él es originario de Milpa Alta pero no aprendió el náhuatl como su lengua materna. “Me interesé en aprenderla para poder involucrarme más con las personas de mi comunidad”, afirmó.

Flor es estudiante de Letras Hispánicas y ella está interesada en aprender náhuatl porque cree que es muy importante que en México las personas puedan tener un acercamiento con las lenguas indígenas que dice, deben ser motivo de orgullo.

Día de la Lengua Materna

El 21 de febrero es el Día Internacional de la Lengua Materna y se celebra desde el 2002 con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha elegido como tema de este año “Lenguas sin fronteras” para recordar la capacidad que tienen los idiomas de unirnos.

Las lenguas transfronterizas también forman parte de la riqueza de América Latina y son un reflejo de la diversidad cultural de esa región. La UNESCO pone como ejemplo el quechua, la lengua del antiguo Imperio Inca, que ha  evolucionado  hasta  convertirse  en  una  familia  de  lenguas  indígenas  afines,  habladas  por  entre ocho y diez millones de personas en la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, el Ecuador y el Perú.

Dado que las lenguas maternas son instrumentos de diversidad y paz es importante protegerlas,  sobre  todo  en  el  caso  de  las  lenguas  indígenas.

Preservar las lenguas es indispensable ya que actualmente, al menos  43% de las 6000 lenguas que se estima que se hablan en el mundo están en  peligro de extinción y se calcula  que cada dos semanas desaparece una lengua que se lleva consigo todo un patrimonio cultural e intelectual.

En favor de su conservación, la ONU hace un llamado a cuidar todas las lenguas que son un componente esencial para transmitir  y preservar los conocimientos y las culturas tradicionales de manera sostenible y de la educación de calidad, que es la base para empoderar a las mujeres, a los hombres y a sus sociedades.

«Estas mismas lenguas, que son las maternas nos enseñan mucho a cómo caminar en el mundo. Y no solo para vivir ahora, sino para cómo vivir mañana o cómo viviremos después», explica Sevilla antes de extraer la moraleja: «Sí queremos tener una vida más prolongada, tenemos que escuchar lo que dicen estas lenguas».

¡Ma titlahtukan tomasewaltlahtulnantsitsiwan!

(¡Hablemos nuestra lengua materna!)

Este artículo fue publicado originalmente por Noticias ONU.

RV: EG

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