Acuerdo histórico de la OMC podría amenazar subsistencia de los pescadores de Jamaica

Los pescadores de Jamaica se han visto afectados por las malas prácticas pesqueras, la gestión negligente de las pesquerías y los frecuentes huracanes, a lo que se sumaron los dos años de restricciones vinculadas a la pandemia. Ahora temen que el acuerdo de la OMC sobre subsidios también los perjudique, en beneficio de las grandes naciones pesqueras. Foto: Zadie Neufville / IPS

KINGSTON – Durante los 21 años que le tomó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) alcanzar un acuerdo histórico sobre los subsidios a la pesca, la vida de los pescadores en Rocky Point, en el municipio jamaiquino de Clarendon, ha tenido muchos altibajos.

El pueblo de pescadores, situado en la costa sur de Jamaica, ha sido golpeado por la naturaleza y los desafíos económicos que han dejado su huella. Las señales en la playa de los pescadores de frecuentes enfrentamientos con la madre naturaleza y las batallas económicas han llevado a muchos a buscar «pastos más verdes”.

Rocky Point se encuentra en el borde de la zona protegida de Portland Bight fuera del área especial de manejo de pesca.

Es de hecho el pueblo pesquero más grande de este país insular caribeño y durante su apogeo atrajo a pescadores de toda la costa. Pero mientras el pueblo ha crecido, absorbiendo campos de caña y humedales circundantes, el comercio que lo impulsó, dicen los pescadores, está muriendo. En comunidades como estas, los subsidios adquieren un significado completamente nuevo.

El pescador Bradley Bent, de 50 años, complementa sus ingresos reparando botes. Foto: Zadie Neufville / IPS

Los pescadores enfrentan dificultades

Décadas de malas prácticas pesqueras, una gestión pesquera negligente y frecuentes huracanes, más las restricciones relacionadas con la pandemia de covid-19, han pasado factura.

En estos días, el pescador Bradley Bent, de 50 años, ha estado complementando sus ingresos con la actividad de reparación de botes. Estas otras habilidades que perfeccionó como pescador durante más de tres décadas lo están ayudando a aliviar los tiempos difíciles.

Bent estaba inclinado, reparando su bote con fibra de vidrio bajo el calor abrasador del sol de la mañana. A su alrededor, un grupo de reparadores aplicaba pintura fresca a los botes dados vuelta sobre las rocas y la arena. La débil brisa marina se siente putrefacta con el olor a productos químicos, y el aire vibra con los sonidos del zumbido del generador y las lijadoras mientras los hombres alisan el casco de un bote cercano.

Las restricciones de covid castigaron o redujeron el tamaño de la mayoría de las tripulaciones de pesca y recortaron sus ingresos al restringirlos a distancias más cortas y menos rentables en una bahía prácticamente sin peces. Ahora, los pescadores se ausentan durante días, pero no pueden permitirse cubrir el costo del combustible o pagar sus facturas.

La pesca ya no es un asunto cotidiano en lo que alguna vez fue el orgullo de la actividad en la costa sur, donde los pescadores podían tirar de las redes casi a punto de romperse con muchas de las 11 especies en las aguas de la isla, incluidos el pez loro, el pargo, la moza, el ronco, el jurel, el rodaballo, el pez mantequilla, el guaju, el mero y el atún.

Los pescadores de Rocky Point como Bent ahora deben viajar hasta 70 millas costa afuera o hasta la colonia de pesca en alta mar de Pedro Cays para encontrar los peces. En los últimos dos años, la situación ha empeorado mucho. Algunos pescadores han dejado la actividad, obligados a abandonar el lugar por el aumento del costo del combustible, el equipo y el esfuerzo que se necesita para sobrevivir.

Otros, como George Henry, un inquieto cuarentón, se las arreglan con trabajos de bajo nivel como destripar y descamar pescado para llegar a fin de mes.

En las playas alrededor del puerto de Kingston, la capital del país, no hace mucho tiempo, aguas fértiles para el sábalo, el espadín, el merlán y los cangrejos, ahora la pesca es un ejercicio inútil, dijo Gladston White.

Este pescador jamaiquino es presidente de la Red Caribeña de Organizaciones de Pescadores (CFNO, en inglés), una entidad que representa a los Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom).

George Henry se las arregla con trabajos de baja categoría, como destripar y descamar pescado, para llegar a fin de mes. Foto: Zadie Neufville / IPS

El peso de la pesca

El pescado suministra a casi la mitad de los ya cerca de 8000 millones de habitantes del mundo alrededor de 20 % de su ingesta diaria de proteína animal, que sube hasta  50 % en algunos países en desarrollo menos adelantados, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 2020.

Además, la pesca proporciona un estimado de 59,51 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y aporta a los países pequeños de la región, incluida la Caricom,  60 % de los 164 000 millones en exportaciones.

En teoría, la pesca debería estar controlada por su propio entorno y cuando las poblaciones de peces descienden, debería reducirse su captura para reequilibrarla. Pero esto no es posible en áreas empobrecidas donde la seguridad alimentaria depende de una buena pesca, y no hay otra fuente de ingresos.

Asistencia financiera para pescadores

Según el Ministerio de Agricultura y Pesca de Jamaica, la comunidad pesquera sufrió pérdidas significativas durante el confinamiento por la covid. Las estimaciones del gobierno indican que el sector perdió hasta 23,1 millones de dólares en ganancias, tan solo en 2020.

Así que cuando el gobierno anunció un programa de ayuda para los pescadores en noviembre de 2020, muchos miembros de la comunidad pesquera estuvieron felices.

Desafortunadamente, solo 4740 de los 26000 inscritos en el registro de pescadores, o poco más de 11 % de las 40 000 personas que se estima que se identifican como pescadores, recibieron asistencia.

La subvención cubriría su registro y tarjetas de identificación de la Autoridad Nacional de Pesca (NFA, en inglés), más unos 100 dólares en cupones para comprar mallas para nasas de pesca en las 137 comunidades pesqueras.

Una asignación adicional de 200 dólares cada una se destinó a los miembros del parlamento cuyos distritos electorales incluyen comunidades pesqueras.

Los subsidios se pagarían a aquellos pescadores que habían estado en tierra durante dos meses durante la suspensión de actividades por la covid. Se trata de una asistencia que se percibe por lo general como subsidios y que están entre los pagos que la OMC y agencias como la FAO buscan prohibir.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los subsidios a la pesca en 39 países promediaron los 12 000 millones de dólares anuales entre 2012 y 2014. Si bien hubo una reducción de 20 % entre 2015 y 2018, desde 2016 la tendencia ha continuado en aumento.

En El estado mundial de la pesca y la acuicultura de 2020, la FAO identificó los subsidios como un factor que contribuye a la sobrepesca, así como la pesca  ilegal, no declarada y no reglamentada, y la disminución de las poblaciones de peces regionales.

El libro The Sunken Billions Revisited del Banco Mundial informó en 2017: “La proporción de pesquerías que están totalmente explotadas, sobreexplotadas, agotadas o recuperándose de la sobrepesca aumentó de poco más de 60 % a mediados de la década de 1970 a alrededor de 75 % en 2005 y a casi 90 % en 2013″.

Según la FAO, los subsidios en las grandes naciones pesqueras como Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Rusia y China son los que más contribuyen a la sobreexplotación de las poblaciones de peces marinos.

Prohibición de subsidios propuesta por la OMC

En su mayor parte, los gobiernos de la Caricom, incluido el de Jamaica, creen que las “propuestas de la OMC están sesgadas para beneficiar a las grandes naciones pesqueras”, mientras que las propuestas resultan inadecuadas para las economías pequeñas y vulnerables y no tienen en cuenta sus intereses.

En su presentación a los ministros que asistieron a la 12 Conferencia Ministerial (MC12) en Ginebra (del 12 al 17 de junio de 2022), el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Brown, señaló que la mayor parte de los 22 000 millones de dólares anuales que se estima que se gastan colectivamente en subsidios y que incentivan prácticas de pesca insostenibles, proviene de las economías más grandes del mundo.

En nombre de Caricom, señaló que seis de los países más pequeños del Caribe proporcionan colectivamente aproximadamente «9,7 millones de dólares en subsidios que se consideran dañinos o menos de 1 % del total mundial».

De hecho, los subsidios para los pescadores del Caribe son pocos y esporádicos.

En tiempos de crisis, el gobierno interviene para brindar la ayuda que tanto necesitan los artesanos, generalmente pescadores profesionales en pequeña escala, que representan más de 90 % de la industria.

Henry fue uno de los que no recibió una subvención de ayuda por la covid y está amargado. “Tengo que estar haciendo esto porque solo sus amigos reciben ayuda”, dijo, enojado, señalando el cubo de pescado que le pagaron para limpiar.

Por otro lado, Ricky (cuyo apellido se omite a pedido), está agradecido por el beneficio, pero dice que no fue suficiente para compensar las pérdidas, especialmente con el doble golpe de la covid y las algas del sargazo que inundaron la playa y la bahía de pescadores.

“La última vez que recibimos ayuda, fueron 15 000 dólares, y no todos la recibieron”, dijo y agregó: “Necesitamos ayuda con las algas para poder seguir navegando”, señalando la enorme pila de algas podridas que cubren la playa y la costa, entre las marcas de marea alta y baja.

Bent dice que el costo del equipo es demasiado alto para los pescadores, dada la disminución de sus ingresos. La malla cuesta entre 100 y 300 dólares, dependiendo del calibre (tamaño del alambre) y no incluye el costo de los palos, la cuerda y el alambre de amarre. Los motores cuestan desde 1000 dólares o más, precisan los hombres.

El gobierno de Jamaica también otorga exenciones de impuestos para equipos de pesca como motores, botes y otros aparejos para ayudar a aliviar la carga de un tipo de cambio en constante fluctuación. Los hombres también compran combustible a costo de la NFA, la agencia responsable de regular las pesquerías de la isla.

Se estima que el sector pesquero de Jamaica perdió hasta 23,1 millones de dólares, tan solo en 2020, debido a la pandemia de covid. Foto: Zadie Neufville / IPS

Donaciones catalogadas como subvenciones

En el Caribe, las agencias donantes como la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la FAO ocasionalmente ofrecen apoyo financiero para desarrollar planes e infraestructura de gestión pesquera.

Otra asistencia proviene de agencias donantes a través de organizaciones ambientales, como el caso de la Fundación para el Manejo del Área Costera del Caribe (CCAM), una organización de desarrollo local que opera y administra una de las áreas protegidas más grandes de Jamaica en nombre del gobierno.

Esta “asistencia” también estaría bajo la supervisión de la OMC.

La directora ejecutiva de CCAM, Ingrid Parchment, explicó que su organización también administra tres áreas marinas protegidas en las parroquias de St. Catherine y Clarendon.

En los últimos 10 a 15 años, dijo, los subsidios han llegado en forma de ayuda con equipos después de desastres naturales como huracanes, proyectos de mejora de playas y distribución de equipos.

En el Caribe, 14 2000 habitantes, en su mayoría rurales, dependen directa e indirectamente de la pesca. Según los informes, el sector gana 150 millones de dólares y le ahorra a la región al menos tres veces esa suma.

La pesca representa hasta 8 % del producto interno bruto en algunos países miembros de Caricom. Oscila entre 3,9 % en Belice y 8,1 % de Guyana, según datos de la Secretaría de Gestión Pesquera Regional del Caribe (CRFM), el organismo de Caricom responsable de coordinar las pesquerías regionales.

En Belice, por ejemplo, CRFM informa que la industria pesquera es principalmente artesanal y apoya directamente el sustento de más de 15 000 personas.

Mientras tanto, la industria pesquera de Jamaica proporciona empleo directo e indirecto a unos 40 000 pescadores. El sector también contribuye a los medios de subsistencia de más de 200 000 personas, según informó en 2015 la Vía Regional del Caribe del Programa Piloto para la Resiliencia Climática (PCCR, en inglés)

El informe del PCCR señaló que a finales de 2015, había 23 631 pescadores registrados y 7133 embarcaciones registradas, que operaban desde 187 playas de pesca y dos cayos ubicados en el Banco Pedro. Si bien el pescado de aleta constituye la mayor parte de la captura marina, los ingresos de exportación provienen principalmente de las pesquerías de langosta y caracol rosado.

Países pequeños apoyan prohibiciones justas y efectivas

Algunos ministros que negociaron el acuerdo sintieron que el proyecto provisional dejaría a las naciones en desarrollo y menos desarrolladas soportando la peor parte de los recortes en los medios de vida de sus pescadores artesanales y crearía lagunas para que los países más ricos continúen subsidiando las actividades pesqueras más dañinas.

En nombre de Caricom y principalmente de las naciones del Caribe Oriental, antes del acuerdo, el primer ministro Brown argumentó en la reunión de la OMC: «el acuerdo más beneficioso sería uno que requiera que las grandes naciones pesqueras prioricen el enfoque en mejorar la salud y la población de las especies objetivo que se ven más afectados por los subsidios”, en lugar de permitir que las naciones más grandes vayan más lejos para pescar más.

La FAO ha informado que las poblaciones de peces corren el riesgo de colapsar en muchas partes del mundo debido a la sobreexplotación. Los datos de la organización muestran que alrededor de 34% de las poblaciones mundiales están sobreexplotadas, en comparación con 10% en 1974, un indicador de que las poblaciones se están explotando más rápido de lo que la población de peces puede reponerse.

En 2005, la OMC inició un llamado para la prohibición de subsidios y un mandato para eliminar los subsidios dañinos para ser incluidos en el 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsados por las Naciones Unidas. En él se apunta a abordar la “Vida debajo del agua” a través de la gestión sostenible y la protección de los recursos marinos y de agua dulce.

En su informe del 20 de diciembre de 2021, la OMC dijo que una reducción en la capacidad y el esfuerzo de pesca contribuiría a la recuperación de las poblaciones. Las organizaciones también han argumentado que los subsidios que «aumentan directamente la capacidad pesquera y pueden conducir a la sobrepesca se estiman en unos u$s 22.000 millones en todo el mundo».

Por lo menos, el acuerdo del 17 de junio aborda la meta 14.6 del ODS, específicamente, la eliminación de los subsidios a la pesca.

«El paquete de acuerdos a los que han llegado marcará una diferencia en la vida de las personas en todo el mundo. Los resultados demuestran que la OMC es, de hecho, capaz de responder a las emergencias de nuestro tiempo «, dijo la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, al anunciar el histórico nuevo acuerdo sobre subsidios a la pesca el 17 de junio.

Si bien no es tan ambicioso como se planeó originalmente, significa que, por primera vez, se ha establecido un acuerdo de la OMC para abordar cuestiones ambientales.

El nuevo tratado multilateral incluye un conjunto de reglas que prohíben los subsidios a los pescadores que se dedican a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), la captura de poblaciones sobreexplotadas y la pesca en alta mar fuera del control de las autoridades regionales de gestión pesquera.

El acuerdo incluye disposiciones (artículos 3, 4 y 5) para retener los subsidios a los barcos pesqueros y operadores que se han involucrado en la pesca INDNR, eliminar los subsidios en áreas donde las poblaciones están sobreexplotadas y para la pesca y actividades relacionadas con la pesca en áreas que están fuera del control de las autoridades pesqueras regionales ya que no existen reglas de conservación que rijan estas áreas.

El artículo 4, sin embargo, permite subsidios para ayudar a reconstruir las poblaciones sobreexplotadas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El acuerdo también incluye la vigilancia de las embarcaciones que pescan en aguas extranjeras y de la pesca de poblaciones para las que la información es limitada. Además, los miembros están obligados a notificar a la OMC sobre los subsidios que otorgan.

Y en respuesta a aquellos miembros que pidieron ayuda, dijo la directora general de la OMC, el Artículo 7 incluye la creación de «un mecanismo de financiamiento para brindar asistencia técnica específica y desarrollo de capacidades para ayudar a los países en desarrollo y menos desarrollados a implementar el Acuerdo».

El 17 de junio, el embajador de Chile, Santiago Wills, presidente del comité de negociación de pesca de la OMC, señaló:

“Tenemos un acuerdo para eliminar los subsidios que contribuyan a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y para prohibir los subsidios que contribuyan a la sobrecapacidad y la sobrepesca, con un trato especial y diferenciado, adecuado y efectivo”.

Creen que el nuevo acuerdo de la OMC no se adapta al trato especial y diferenciado para las naciones menos desarrolladas que exige el ODS 14.6.

El exdirector de la ya desaparecida División de Pesca del Ministerio de Agricultura de Jamaica, Andre Kong, se opone a la eliminación de subsidios propuesta por la OMC porque «no tiene en cuenta las realidades de países como el nuestro.

En su informe del 20 de diciembre de 2021, la OMC dijo que una reducción en la capacidad y el esfuerzo de pesca contribuiría a la recuperación de las poblaciones. Las organizaciones también han argumentado que los subsidios que «aumentan directamente la capacidad pesquera y pueden conducir a la sobrepesca se estiman en unos 22 000 millones de dólares en todo el mundo».

En Jamaica, el gobierno se asoció con comunidades pesqueras para establecer santuarios o áreas de no extracción para reponer las poblaciones de peces, un total combinado de 9020 hectáreas en 18 santuarios de peces y áreas de no extracción, con otras cuatro en evaluación. Otras medidas incluyen una nueva Ley de Pesca, marcos legales y de gestión y regulaciones para mejorar la vigilancia.

En el Caribe, 142 000 de sus habitantes, en su mayoría rurales, dependen directa e indirectamente de la pesca. Foto: Zadie Neufville / IPS

En todo el Caribe y América Latina, las autoridades se están coordinando a través del CRFM, la Organización del Sector de la Pesca y la Acuicultura del Istmo Centroamericano (Ospesca) y otras organizaciones para implementar proyectos ambientales, de medios de vida y programas sociales que apuntan a apoyar a las poblaciones vulnerables que dependen de la pesca.

En Clarendon y St. Catherine, Parchment y su Fundación CCAM continúan implementando proyectos financiados por donantes para facilitar el camino a las partes interesadas.

Una vez que se completen las negociaciones, países como Jamaica tendrán hasta dos años para minimizar el impacto de su sector. Las naciones del Caribe y sus contrapartes en África y el Pacífico buscan eliminar los subsidios al combustible y la construcción de embarcaciones que hacen viables las flotas de aguas distantes y apoyan la pesca INDNR. Hasta ahora, el acuerdo se ha centrado en la pesca en alta mar, que queda fuera de las jurisdicciones nacionales.

Los ministros de “los países de África, el Caribe y el Pacífico mantuvieron su promesa de continuar las negociaciones para un acuerdo de la OMC “justo y efectivo” que ayudaría a minimizar los efectos de los subsidios dañinos.

«Año tras año, barcos gigantes de bandera extranjera invaden las aguas del Caribe, compitiendo con nuestras flotas pesqueras locales. En 2018, el año más reciente del que hay datos disponibles, se observaron en aguas de la Organización de Estados del Caribe Oriental (Oeco) seis barcos pesqueros extranjeros únicos en aguas distantes, respaldados por más de 99 millones de dólares en subsidios patrocinados por el Estado”, dijo el primer ministro.

Los seis miembros de la OECO son: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.

En Jamaica, el Ministerio de Agricultura estima que las embarcaciones INDNR interceptadas representan solo 14 % de la pesca INDNR. Entre enero de 2011 y marzo de 2019, diez embarcaciones extranjeras fueron capturadas pescando ilegalmente en aguas de Jamaica.

Entonces, mientras el mundo celebra el acuerdo de la OMC sobre subsidios, el espectro de asuntos pendientes se cierne sobre el Caribe. Los gobiernos han dicho que “seguirán negociando”, pero mientras el comercio de especies protegidas de alto valor, como las conchas, siga siendo fundamental para el sustento de los pescadores regionales, la incertidumbre persistirá.

Este artículo se elaboró con el apoyo Earth Journalism Network (EJN).

T: MLM / ED: EG

 

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