MIGRACIONES-ÁFRICA: Tragedia y reflexión

Once africanos murieron hace un año al intentar ingresar en Ceuta y Melilla, enclaves españoles al norte de Marruecos. Hoy, numerosos sobrevivientes tratan en Malí de escapar de la pobreza a través del trabajo y vendiendo sus productos al exterior.

Ceuta y Melilla son vistos desde el sur por muchos pobladores de la pobrísima África subsahariana como una escala hacia Europa, donde confían en acceder a una vida mejor.

"Hace un año regresamos del infierno, con nuestros corazones dolidos y martirizados y, a veces, con nuestros cuerpos heridos", contó Mamadou Kéita, presidente de Regreso-Trabajo-Dignidad.

Esa asociación se creó en octubre del año pasado con apoyo del Foro para Otro Mali (Foram), coalición de organizaciones no gubernamentales que asiste a dos centenares de ciudadanos de este país expulsadas de Ceuta y Melilla.

Después del fallido intento de emigración, algunos tratan de encontrar otra forma de escapar de la pobreza y el desempleo.

"Desde que volvimos al país estamos trabajando duro para reconstruir nuestra dignidad a través de talleres de carpintería, cestería, joyería y pintura", relató Adama Coulibaly, de Regreso-Trabajo-Dignidad.

"Hace dos semanas una japonesa nos ordenó varios artículos de mimbre por unos 4.000 dólares", señaló Kéita. "Hace un año estábamos atemorizados y avergonzados. Ahora la vergüenza desapareció porque tenemos trabajo."

Las personas que participaron en los acontecimientos de Ceuta y Melilla junto a muchas más tuvieron la oportunidad de compartir experiencias en un encuentro organizado por FORAM en Bamako para conmemorar los luctuosos hechos de octubre de 2005 y explorar formas de evitar que se repitan.

Los sobrevivientes narraron conmovedores relatos de su periplo hacia Marruecos atravesando el desierto del Sahara, y sus posteriores padecimientos.

"Dejamos nuestras familias y nuestros países con un deseo ardiente de triunfar. No nos hubiera tentado la idea de emigrar si hubiéramos tenido trabajo aquí", dijo el joven Alfousseyni Kampo.

"El sufrimiento en el desierto es indescriptible. Hay violaciones, embarazos no deseados, nacimientos y suicidios", relató la joven camerunesa Clarice Soh. "En Marruecos a menudo teníamos que hurgar en la basura para sobrevivir."

Los dos primeros días del encuentro realizado entre el 29 y el 7 de octubre fueron dedicados a la meditación, las oraciones y los cantos religiosos. Luego, se realizaron mesas redondas y talleres para analizar las causas de la migración africana a Europa, país por país.

La ex ministra de Cultura de Mali y líder de Foram, Aminata Dramane Traoré, considera que el éxodo se origina en las políticas y programas de ajuste estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Los programas económicos introducidos hace tres décadas en los países que le solicitaron crédito a esas instituciones incluían requisitos como la privatización, la eliminación de los controles de precios y el levantamiento de las barreras comerciales.

Pero en vez de impulsar mejoras esas exigencias se asociaron con un mayor declive económico.

Para poner un freno a la emigración era necesario "crear condiciones para el trabajo, eliminar los subsidios, el desperdicio de productos agrícolas e interrumpir el saqueo de los recursos africanos", indicó Dramane Traoré.

Los subsidios agrícolas otorgados a los productores de las naciones ricas pautan los precios a sus competidores de África dejándolos fuera del mercado.

Los cultivadores de algodón de África occidental, incluidos los de Mali, se vieron especialmente afectados por el respaldo dado a los productores de Estados Unidos.

En la reunión se intercambiaron experiencias con respecto a la reintegración a la sociedad y se denunció que la política de inmigración selectiva aplicada por el ministro del Interior de Francia, Nicolas Sarkozy, contribuía a la "fuga de cerebros" responsable de la búsqueda de nuevos horizontes de muchos africanos muy bien capacitados.

"Sarkozy no debe confundir qué es la guerra y quiénes son los enemigos. Los africanos que se van a Europa no son criminales sino que buscan oportunidades y justicia", sostuvo el camerunés Jean Kamta, director de la asociación Víctimas, Emigración Reunida.

Esa organización está integrada por cameruneses, marfileños, togoleses, nigerianos y ghaneses.

La reunión en la que participaron 400 personas contó con la presencia de José Bové —líder de la Confederación Campesina francesa— y familiares de los dos jóvenes guineanos, Fodé Tounkara y Yaguine Koita, muertos en 1999 al tratar de ingresar a Europa como polizones en el tren de aterrizaje de un avión. (FIN/IPS/traen-vf-mj/ac/af dv pr md/06)

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